María Ferrando, en la plaza de la Reina. LP

Cuatro jóvenes desvelan los mejores planes en Valencia en otoño

Terrazas, tiendas y cafeterías de moda de la ciudad vuelven a llenarse con la llegada de septiembre. Valencia retoma su ritmo habitual después de los meses estivales

Miércoles, 10 de septiembre 2025, 00:53

Se dice hablando de casi todas las ciudades que septiembre es el mejor mes para estar. Gente que vuelve con ganas de asfalto, la piel ... tostada y esa energía mágica y fugaz con la que tan fácilmente se rellena una lista de propósitos. Un mes para empezar, para retomar, para los reencuentros, para los nuevos descubrimientos. Valencia vuelve a la vida, las terrazas se llenan de anécdotas veraniegas y el sendero de runners del cauce del Túria de nuevos miembros dispuestos a intentarlo un año más. «Se nota que muchos ya han empezado a seguir el 'planning' para llegar a la media maratón de Valencia», cuenta María Ferrando entre risas.

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Su propósito para este nuevo curso: completar los veintipico kilómetros del famoso recorrido valenciano, que se celebra el último fin de semana de octubre. «También me he matriculado por fin al PER (Patrón de Embarcaciones de Recreo), tengo el examen a finales de septiembre, y me quiero apuntar a bailar sevillanas con mi madre», añade. Es, sin duda, su mes favorito del año: «Me gusta mucho la idea de empezar, en general», comparte. De la misma manera que le gusta a Ana Hernández: «Me encanta el momento de hacer estatus y comenzar el curso con nuevas ideas. Vuelvo a Valencia siempre la última semana de agosto, porque la ciudad está súper vacía y porque mis rutinas de septiembre las empiezo un poco antes, para no dejarle toda la responsabilidad al día uno». Joan Casado es del mismo equipo, de los que vuelve a la ciudad unos días antes, listo para retomar la mejor rutina de todas: quedar cada jueves con las amigas en el bar de Jaime y Zhu.

Es una de las cosas que hace tan especial a este inicio: los reencuentros, que en muchos casos, y curiosamente, toman forma de cumpleaños. «¡Tengo muchos en este mes!», dice María Ferrando. «Es una fecha perfecta para celebrar y juntar a diferentes grupos de amigos». Y Ana Hernández confirma: «Siempre aprovecho para celebrar mi cumpleaños con todos mis amigos, es como el ritual que tenemos para despedir el verano». Para Vicente Brasero es tradición decir adiós a la estación dorada con un último domingo de paella, y aunque no deja sus rutinas ni en verano, confiesa: «Mi talón de Aquiles es el inglés, intento ponerme cada año».

Septiembre es sinónimo en su caso de vuelta al cole, el momento en el que también la moda vuelve de vacaciones y llegan las colecciones de otoño-invierno. En su tienda en Gran Vía Marqués del Túria número 18, Studio Store, es el momento de recibir novedades: «Estoy deseando que llegue el frío para poder ponérmelo todo», dice Vicente, que añade: «También me gusta ir a pasear a las tiendas locales: Five0, Strap… para echar un ojo a las cosas nuevas que han traído ellos». Está entre bien y mal reconocerlo, pero en verano se echa mucho de menos una tarde de compras, que implique por supuesto un largo paseo. «En tu sitio de veraneo está todo más cerca y en la ciudad vas a todos los lados andando, ¡tengo que esforzarme para completar los pasos del día!», cuenta divertida María Ferrando. Al volver siempre entran ganas de visitar las tiendas de siempre, pero también perderse y descubrir nuevos rincones. «Este curso me he propuesto conocer lugares nuevos, así que quiero pasear a ver qué encuentro. Pero tengo muy pendiente pasarme por Laka (Gonza tiene la mejor selección de vintage de la ciudad), Fotoastro para llevar los carretes de este verano y Bangarang a ver qué me pillo para leer en otoño», comparte Joan Casado.

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Ana Hernández confiesa que lo que más le apetece en su llegada a la ciudad es volver a hacer la compra en el Mercado Central. «Me encanta picar algo después: cerveza sin gluten, olivas con curry, queso comté y papas caseras, es mi kit básico», cuenta. Durante este mes del año aprovecha las tardes para seguir yendo a la playa. «Acabar ahí el día me hace sentir que todavía estoy de vacaciones. Te bañas y cuando sales del agua se te olvida que has estado trabajando», asegura.

Cualquier técnica es válida con tal de alargar al máximo la época estival. Como la de Joan Casado, que consiste en ««ir de vermuts los sábados o domingos y pretender que el verano no ha acabado». Así de fácil. Y en algunos casos (pocos y privilegiados) se da la circunstancia de poder seguir viviendo, durante unos meses más, entre la playa y la ciudad. «Veraneo en La Pobla de Farnals, y al estar tan cerca suelo tardar en volver a Valencia. Durante septiembre y octubre cojo lo bueno de cada sitio: la playa con menos gente y la ciudad cuando vuelve al ajetreo», dice María Ferrando. Y Vicente Brasero reconoce: «Tengo mucha suerte porque veraneo y vivo en El Saler, estoy súper a gusto allí, es el lugar donde encuentro mi vía de escape».

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Es imprescindible, para poder salir airoso de este mes de equinoccio, contar de antemano con una que sea tu terraza de confianza. «Cualquiera de las de la plaza del Patriarca, me encanta ir allí a comer con mi familia los domingos o simplemente a tomar unos vinos», dice María Ferrando. «La barrita metálica del Ostras, mi bar favorito de Xúquer o las terrazas de los Conventos, al lado de Torres de Quart» son los sitios favoritos de Joan Casado. Ana Hernández se decanta por un café fresquito en Five0 Coffee, o «una cena en la terraza de Veu Veu, en el barrio de Patraix. Es el típico bar de toda la vida. Todo está súper bueno, no hay sorpresas, cocina tradicional y siempre hay sitio en la terraza», comenta. Vicente Brasero, que es también el dueño de Studio Bar, el bar de moda en el barrio del Ensanche cuenta: «Estoy siempre allí, no me da mucho tiempo a ir a otros sitios». Sin embargo, cuando puede visita «a nuestros vecinos de Dentro, o también voy a Fav Coffee, y por supuesto la terraza de Líber el restaurante de abajo de mi casa en El Saler».

La parte más emocionante de la vuelta a la ciudad es poder decir adiós a la persona que fuimos en verano. Los malos hábitos, la vagueza, todo se esfuma al poner un pie en el asfalto. Y para conseguirlo es fundamental haber trabajado en una lista de propósitos. La de Joan Casado: «Ir más al cine, reducir el tiempo de pantallas, llamar más a mi madre y hacer alguna actividad plástica». Ana Hernández, creadora del estudio Her Arquitectura, dice: «Tengo como objetivo dar a conocer el feng shui para vivir mejor». Entre sus propósitos más personales, más tiempo libre y mejorar sus rutinas.

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Con este van ya siete días de curso, y la ciudad ha recuperado su ritmo habitual. Es prácticamente imposible no haber echado de menos Valencia, y es verdad que en septiembre no hay un lugar mejor donde estar.

Ana Hernández, el diseño cosmpolita

Estudió Arquitectura en la UPV, trabajó en Alemania, en Italia, vivió durante nueve años en Ibiza, la isla que conquistó su corazón, y ahora transita entre las dos ciudades mediterráneas, trabajando para su propio estudio, Her Arquitectura, con el que ha diseñado algunos de los lugares más de moda de la ciudad.

Vicente Brasero, la mente creativa

La mente creativa detrás de dos de los proyectos más relevantes en la ciudad, Studio Store y Studio Bar. A pesar de gestionar dos negocios y tener una vida más que ajetreada, posee un alma serena y tranquila y un gusto exquisito por la moda actual, que está influyendo en el estilo de la ciudad.

Joan Casado, la belleza de la cotidianeidad

Es ilicitano, aunque lleva muchos años en la ciudad trabajando como diseñador gráfico. Actualmente, forma parte del equipo creativo de la marca de joyas Simuero. Tiene un fijación especial por los procesos manuales, y encuentra la belleza en la cotidianeidad y el costumbrismo.

María Ferrando, días de vino y viajes

Trabaja como consultora en la empresa Sopra Steria, y más que veranear, se organiza para poder teletrabajar casi medio año desde su terraza con vistas al mar, en La Pobla de Farnals. Viajera, runner, amante del buen vino, de largas sobremesas con sus amigos y de la elegancia involuntaria en cosas pequeñas, como un jersey con buen tejido o una lectura de domingo.

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