Los rostros de la lucha ante la dana
Perdieron vidas y bienes, se convirtieron en héroes y heroínas, aportaron profesionalidad y humanidad... Los premios de LAS PROVINCIAS ensalzarán en el Roig Arena el ejemplo y esfuerzo de 25 personas en las horas más difíciles de Valencia
Una tragedia se define por las vivencias. La dana que asoló la Comunitat el 29 de octubre nos marcó a todos para siempre, pero en especial a quienes perdieron a seres queridos, casas o negocios. También a los que se arrimaron al barro y no miraron el reloj a la hora de rescatar, ayudar, limpiar, reconstruir, levantar cadáveres, realizar autopsias, brindar palabras de apoyo, organizar auxilios...
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Es imposible nombrar a todos los que se lo merecen. No cabrían. Pero los Premios Valencianos para el siglo XXI de esta edición sintetizan una distinción colectiva en 25 protagonistas o afectados que representan la lucha y sacrificio ante la dana. Ellos y ellas serán homenajeados el próximo jueves 18 de septiembre en el Roig Arena.
Comenzando, como no puede ser de otro modo, por las víctimas. Como Amparo Latorre, una de las más mayores, que perdió la vida con 90 años atrapada por la riada en su casa de planta baja en Paiporta. Su hija, Amparo Aparisi, encarna nuestro respeto, apoyo y memoria hacia cada uno de los 229 fallecidos.
Reconocemos también el esfuerzo al límite. Conchi Serrano fue arrastrada por la corriente en Catarroja y casi no lo cuenta. Salvada al borde de la muerte por su vecino Nicolás Hidalgo, un camionero que bajó a por su vehículo, la agarró fuertemente y se convirtió en uno de tantos héroes anónimos.
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Las fuerzas de seguridad también lo dieron todo. Profesionales como Daniel García, subinspector de la Policía Nacional. De Benetússer y fuera de servicio, prestó auxilio a tres de sus vecinos en apuros en la localidad de l'Horta. Horas antes, el cabo Francisco Menéndez de la Guardia Civil hacia lo propio con los mayores de Utiel atenazados por el desbordamiento del río Magro.
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La entrega de las Fuerzas Armadas se ejemplifica con el caso del teniente coronel Manuel Pino. De Alfafar y con un sinfín de problemas por su casa anegada, se volcó para coordinar a los compañeros que llegaban desde otros puntos de España.
No olvidamos la labor de los bomberos valencianos, ejemplificada en Antonio Botí, especialista en rescates en altura, miembro del Consorcio Provincial de Valencia y protagonista junto con sus compañeros de salvamentos por tierra, mar y aire. Tampoco de los sanitarios, como Marta Ventura, de Cruz Roja y movilizada a la zona cero del desastre.
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Sin la Justicia no hubiera sido posible poner orden en semejante caos, con costosísimos levantamientos de cadáveres como los que tuvo que realizar la jueza de Torrent, Lucía Mayordomo, y su equipo. Pisaron el barro, trabajaron en condiciones extremas y asistieron al dolor máximo tras el desbordamiento del Poyo. Todo para intentar dar paz a decenas de familias, poniendo identidad a los cuerpos. Tras la mayor movilización forense de España, reconocemos a Elvira Garrido-Lestache, jubilada tras lidiar con la desgracia del metro y la de la dana como directora del Instituto de Medicina Legal de Valencia.
Sin humanidad no nos queda nada. Y la Iglesia estuvo al lado de los desfavorecidos. Empezando por el párroco de Paiporta, el padre Salvador Romero, que auxilió en el templo de San Ramón a seis mujeres atrapadas por la riada.
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Comercios, bares y pequeños negocios se inundaron. Su lucha por renacer y reabrir tras el sufrimiento la reconocemos con el ejemplo de la librera de Benetússer Laia García, que alumbró un nuevo 'Somnis de paper' donde la cultura reluce de nuevo.
La educación ha seguido adelante, pese a todo, gracias al ingente esfuerzo de docentes como la directora del CEIP Vila Romana de Catarroja, Silvia Ferriols. Sus alumnos se repartieron por tres centros para poder seguir con las clases, con el trabajo que ello supuso.
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Son muchos los empresarios que han tenido que empezar de cero. En el caso de Yuri Aguilar, se inundó buena parte de su archivo fílmico de Aguilar Cinema, en Catadau, y los meses siguientes ha trabajado duro para recuperar lo salvable.
La ciencia y la universidad han salido al rescate de esas imágenes y tesoros dañados, tanto en casos como el de Aguilar como en las fotos embarradas en plantas bajas y chalés. La representante de esta lucha por salvar la memoria es Pilar Soriano, del equipo de restauradores de la Universitat Politècnica (UPV).
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Infancia, restauradores, jóvenes voluntarios...
La infancia también tiene rostro, el de Joel Andreu, con su casa de Sedaví inundada. Es el protagonista de la imagen, premio Mingote de fotografía, que revela su sensibilidad y enseñó a nivel nacional la magnitud de la tragedia, captada por Txema Rodríguez.
No nos olvidamos de los psicólogos, como Esther Redondo, con su apoyo a damnificados desde el gabinete municipal de Catarroja. O de los arroceros que han perdido cosechas, como Antonio José Hervás, de la Albufera. Allí, junto al lago, trabaja cada día la veterana restauradora María Victoria Blesa, que ha resucitado del fango junto con su restaurante 'Casa Baina'.
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La juventud salió al rescate y María Sánchez, de 20 años, plasma con creces el enorme corazón de los voluntarios. Muchas sociedades musicales perdieron sede e instrumentos. Por eso destacamos su tesón y lucha por la música a través de la intérprete y sanitaria Emi Guirado, de la afectada Sociedad Musical de Algemesí.
También se perdieron campos deportivos. Pero el Paiporta CF, que preside Juanjo Casañ, hasta logró un ascenso en las condiciones más difíciles. Los reconocimientos se completan con David Nieto, coordinador de ayudas vecinales, el tractorista de Chiva Alberto José Cervera, y el extractor de lodos Miguel Ángel Huerta.
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