La pieza secreta en la investigación altera la hoja de ruta judicial de Oltra

De momento, la existencia de esa pieza secreta impedirá que la exvicepresidenta ofrezca su versión de los hechos. El titular de Instrucción 15 recibió el pasado viernes la causa del TSJ. Recientemente el alto tribunal comunicó que perdía su competencia tras abandonar la líder de Compromís su escaño en Les Corts.

En principio, el ponente del TSJ la había citado para declarar el 6 de julio. Esta fecha lógicamente quedó cancelada. Ahora, es el magistrado de Instrucción 15 el que debe señalar la comparecencia. Dejando al margen agosto, el instructor podría convocar a la dirigente en julio. Hay tiempo.

Pero la líder de Compromís no va a declarar si sigue vigente el secreto sobre parte de las diligencias. Los letrados, por norma general, no quieren que sus clientes se expongan a un interrogatorio, menos como el que afrontará la exvicepresidenta, sin conocer todos los detalles del sumario. Resulta obvio y una medida de precaución. Puede ser sencillo caer en una contradicción una vez se levante el secreto que arruine cualquier línea de defensa.

Las actuaciones secretas se acordaron el pasado mes de abril, antes de que la causa se enviara al Tribunal Superior de Justicia para que procedieran a la imputación de la aforada. Al menos, en el marco de esa pieza, se ordenó que la Policía Judicial acudiera a una sede de la Conselleria de Igualdad para recoger el expediente original de la menor.

El objetivo es cotejar ese documento original con el que ya consta en el sumario, aportado por una de las investigadas. Parece escaso bagaje para una pieza secreta. Por eso gana peso la hipótesis de que también se estén indagando en los correos electrónicos que se enviaron entre los investigados. La pieza se abrió tras la petición de los citados emails por parte de una de la de las acusaciones populares, la que representa a Cristina Seguí.

La conclusión: Oltra no declarará hasta que se levante el secreto de la pieza. No hay un plazo para esto. Parece algo precipitado que se termine la medida excepcional antes de julio y que se la cite a declarar. El calendario puede extenderse a septiembre o incluso más allá.

Esta circunstancia evidentemente rompe las previsiones más optimistas de la vicepresidenta, que confiaba en declarar cuanto antes. En esta tesitura pasaría el verano como investigada sin haber tenido oportunidad de dar explicaciones.

También cabe la posibilidad de que el juez de Instrucción 15 la cite con la pieza secreta todavía en marcha. Esto llevaría a la exdirigente a acogerse a su derecho a no declarar pese a que los que conocen a Oltra aseguran que si fuera por ella sí prestaría su testimonio.

Esta situación plantea otro debate, alejado de lo jurídico, pero con cierto vigor político. ¿Puede un alto cargo con tanta responsabilidad tener reparos a lo que pueda deparar la investigación secreta y acogerse a su derecho? Esto no es una cuestión únicamente de Oltra sino que se ha repetido con el resto de asuntos de corrupción del PP y del PSPV y con idéntico resultado. Lo habitual es optar por guardar silencio.