El paso atrás de Marzà para ser síndic fractura al antiguo Bloc
La corriente soberanista reclama dimisiones y plantea si no ha llegado el momento de un congreso extraordinario
La negociación del futuro síndic de Compromís en Les Corts ha generado una enorme tensión en Més Compromís, la nueva denominación del antiguo Bloc, el partido mayoritario de la coalición. La salida de Fran Ferri hacia la empresa privada dejó un hueco libre, un puesto de indudable visibilidad y relevancia en el escenario político.
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Todas las sensibilidades de la coalición pugnaron entonces por colocar a un afín en la portavocía del Grupo Parlamentario. Pero la gestión de este proceso ha dejado algunas heridas. Las más importantes, al parecer, en el seno de Bloc i País, la corriente más soberanista dentro de Més Compromís. No son mayoría y su representación real pivotará alrededor del 30%, pero son tremendamente combativos. Y se sienten ignorados. Su cara más visible es la de la diputada Mònica Álvaro.
Un comunicado de esta corriente ha reclamado dimisiones a la actual secretaria general, Àgueda Micó, por la forma de gestionar todo el relevo de Ferri y el definitivo paso atrás del conseller Vicent Marzà. El hecho de que se conociera la decisión del partido antes de trasladarlo a la Ejecutiva Permanente, que se celebrará hoy, ha colmado la paciencia de los más críticos.
Conviene recordar que en el último congreso del Bloc, donde se cambió el nombre por el de Més Compromís y se apostó por una vía más transversal para captar nuevos públicos, Micó obtuvo una contestación del 40%. Y no hubo integración en la Ejecutiva. Vicent Fernàndez i Capilla, coordinador de BiP, ha pedido ahora la dimisión del responsable o responsables de la filtración del relevo del síndi por «coherencia y por haber debilitado el proyecto en un momento clave».
Recuerda el responsable que durante todas las fiestas se ha especulado con la posibilidad de que Marzà ocupara la portavocía, algo que el conseller no quiso reconocer públicamente, pero que Micó reconoció abiertamente.
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La secretaria general lamentó esa filtración y habló de traición en su grupo más cercano. Fernàndez ha lanzado una pregunta: «Si la dirección no se cree lo que hace, si hay dudas y acusaciones de traición en la Permanente, no es hora de un congreso extraordinario?».
La decisión de que Papi Robles sustituya a Marzà se adoptó en la Ejecutiva Permanente, formada sólo seis personas «de su núcleo de confianza más cercano», en referencia a Micó. La Ejecutiva Plenaria, donde no hubo integración, está formada por 46 miembros electos más otros natos sin derecho a voto. La corriente de Bloc i País concluye que todo esto demuestra que laminar la crítica interna «no es un buen negocio y sólo lleva a debilitar el partido».
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Los críticos consideran que es necesario plantear un cambio de rumbo porque no tiene sentido continuar vetando a la gente más preparada porque «no son de su cuerda». La propuesta de este sector la encabeza Mònica Àlvaro, que no se plantea postularse como síndica, pero sí «dar un toque de atención« a la dirección.
No son las únicas tensiones en la coalición nacionalista. En unas declaraciones de este mismo fin de semana en À Punt, la portavoz adjunta, Aitana Más, también añadía un poco más de leña a la hoguera en la que se ha convertido la coalición. Defendía su labor y se sentía preparada para una responsabilidad de ese calado. Mas pertenece a Iniciativa, el partido de Oltra.
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