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Urgente Aemet confirma su previsión para el puente de diciembre en la Comunitat

Mus y Cano ganan presencia en el Consell de Mazón en el ecuador de la legislatura

Susana Camarero, la única que mantiene su preeminencia en el Gobierno valenciano que se puso en marcha hace dos años

Burguera

Valencia

Domingo, 20 de julio 2025, 00:14

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Tal día como mañana, 21 de julio, pero de hace dos años, Mazón presidió el primer pleno del Consell de la actual legislatura. «Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos», escribió el chileno Pablo Neruda. En el caso del Gobierno valenciano, ni son los mismos, cada uno de ellos, ni son, literalmente, los mismos. En dos años han pasado muchas cosas. Diez personas integraban el Ejecutivo autonómico en su primera reunión, celebrada en Alicante. Además del propio presidente Mazón, los vicepresidentes Vicente Barrera y Susana Camarero, la portavoz y consellera de Hacienda Ruth Merino, además de Marciano Gómez (Sanidad), José Antonio Rovira (Educación), Salomé Pradas (Medio Ambiente e Infraestructuras), Elisa Núñez (Justicia y Emergencias), Nuria Montes (Industria y Turismo) y José Luis Aguirre (Agricultura). De ellos, además del jefe del Consell, quedan Camarero, Gómez, Rovira y Merino. La mitad en dos años.

Cambios cuantitativos y políticamente cualitativos, de tal modo que figuras como Barrera se vieron forzados a salir a pesar de su visibilidad y significación, mientras que Merino ha rebajado notablemente su perfil, que en el caso de Camarero se ha reforzado, mientras que han emergido dos figuras, Martínez Mus y Cano, que inicialmente aportaban perfiles técnicos pero que van ganando espacio político.

Después de dos décadas, la de los 90 y la primera del presente siglo, que parecían darle la razón a Francis Fukuyama e imperaba el «fin de la historia», actualmente se precipitan una detrás de otra las situaciones inesperadas. Cuatro años 'normales' ya no son normales, sino una rareza, al menos en la Comunitat. Puig tropezó con el Covid y la guerra de Ucrania. Mazón, con la dana y, antes, con la salida de Vox del Consell de un día para otro, literalmente.

De los diez miembros del Consell que arrancaron la legislatura sólo quedan la mitad después de la dana y la salida de Vox

Barrena, en sintonía con Mazón, se fue por orden de Abascal y Merino ha perdido la mayoría de sus competencias

El Consell puesto en marcha hace dos años contaba con siete miembros del PP (Mazón, Camarero, Merino, Pradas, Gómez, Rovira y Montes) y tres de Vox (Barrera, Aguirre y Nuñez). No todos se incorporaron al Ejecutivo autonómico con el carné del partido en la boca. Montes y Merino, llegadas a propuesta de los populares, no militaban en el PP ni lo hacen ahora, una de ellas ya fuera del Ejecutivo, Montes, y la otra con las competencias notablemente rebajadas.

Hace dos años, Vicente Barrera se erigió en la cara de Vox en el Consell. Vicepresidente y conseller de Cultura. Protagonizó un par de declaraciones para marcar territorio frente al PP. No obstante, su relación con Mazón fue buena prácticamente desde el inicio. Buena, y más bien muy buena. Al punto de que Barrera se puso en la primera fila de los que intentaron persuadir a Abascal de no salirse de los gobiernos autonómicos por el asunto de la inmigración. No lo logró, con él se fueron Núñez y Aguirre, el conseller de Agricultura que también había encajado bien entre los populares.

En ese primer Consell estaban Rovira y Gómez, con las competencias en Educación y Sanidad, dos de los que continúan y que manejan, entre ambos, la mayor parte del presupuesto autonómico. Rovira cuenta con el apoyo y amistad personal de Mazón, y Gómez, a pesar de que en ocasiones se le contempla desde el Palau como un comando autónomo, se mantiene al frente de la gestión incluso con todos los sindicatos sanitarios en contra. De ese Consell primigenio, la que no sólo se mantiene, sino que además ha registrado aún más protagonismo es Camarero, la única vicepresidenta tras la salida de Barrera. Tras la dana, además, es portavoz del Consell, y por si fuera poco lidera la gestión de Vivienda, una materia capital en el debate político valenciano y nacional. Esa portavocía adquirida por Camarero la perdió Merino, que entre los que se mantienen, y sobre todo de aquellos que brillaban con más fuerza al inicio de la legislatura, es la que más ha visto menguar su espacio competencial y político. Merino ya no es portavoz. La consellera de Hacienda también cedió rápidamente el liderazgo de la Mesa del Diálogo Social a Camarero, a pesar de que Merino ostentaba las competencias de Función Pública, algo que también perdió (en favor de Nuria Martínez) cuando cedió la portavocía, después de la dana. La otra independiente junto a Merino en ese primer Consell era Nuria Montes, que muy rápidamente dejó ver su buena conexión con Mazón. La consellera de Industria y, sobre todo, de Turismo, se ganó fama de arrolladora, un talante fuerte que sorprendió al empresariado, inicialmente para bien, si bien posteriormente había cierta sensación de que Montes no escuchaba demasiado más allá de su propia voz.

El 11 de julio del año pasado, la dirección nacional de Vox decide salir de los gobiernos autonómicos presididos por el PP. Abascal lo anuncia hacia las 21 horas en una comparecencia en la que se puede observar a Barrera visiblemente abatido. Una hora más tarde, Mazón decreta el cese del vicepresidente y los dos consellers de Vox del Consell. Al día siguiente nombra a sus sucesores. Entre los miembros del PP que estaban en el Ejecutivo primigenio presidido por Mazón solo se mueve Salomé Pradas, en lo que parecía una trágica premonición. No se puede interpretar como casual la salida de la ex senadora. Pradas pasó de una conselleria de mucha carga de gestión y competencias, muy política, con mucho presupuesto de inversión a otra aparentemente de perfil más bajo, Justicia e Interior, en sustitución de Núñez. A Pradas le sucede Vicente Martínez Mus, que hasta entonces había sido un director general solvente pero discreto. Aguirre es sustituido por Miguel Barrachina, un movimiento con ecos también en clave interna dentro del PP, ya que implica el ascenso de Pérez Llorca a síndic del PP en Les Corts. El Gobierno valenciano pasa de diez miembros a nueve.

Gan Pampols no ha logrado el protagonismo en la reconstrucción que sí se ha puesto del lado de Martínez Mus

Cano ordena ceses y ajusta su equipo, una señal de que comienza a ganar espacio propio en la conselleria

Y llegó la dana.

El desastre natural se llevó por delante la vida de más de 220 personas, una pérdida irreparable. En términos materiales, el desastre no se reparará en años. En términos políticos, Mazón y su Consell también han sufrido un serio desgaste. Pradas y Montes salieron del Ejecutivo valenciano. A Pradas le sucedió Juan Carlos Valderrama en Emergencias y Nuria Martínez en Justicia. Marian Cano sustituyó a Montes. La nueva consellera de Industria ha ido ganando protagonismo. Esta pasada semana sustituyó a uno de sus directores generales, que en redes sociales ha admitido que «no se lo esperaba» y que se va acorde con sus «principios» a pesar de que ello le ha generado «enemigos». Cano heredó equipo y ahora está ajustando piezas, además de haberse mostrado como una de las conselleras más cercanas a Mazón, que igualmente continúa siendo escoltado por Camarero, convertida en escudo y ariete político del presidente. Entre esas figuras emergentes se encuentra también Martínez Mus. Quizá contra pronóstico, ya que, teóricamente, la estrella rutilante después de la dana debía ser el teniente general en la reserva, Gan Pampols, un fichaje estrella e inesperado. Pero no.

«Mus han ganado protagonismo porque la reconstrucción a corto plazo tras la dana se lleva a cabo en gran medida desde ese departamento, aunque a medio y largo correspondería a los planes de la Vicepresidencia Segunda de Gan Pampols», señalan fuentes vinculadas al Consell. No obstante, el teniente general ha expresado su deseo de irse no mucho más allá de final de año. Su potencial protagonismo político se extinguirá antes de tomar altura. Las mismas fuentes recuerdan que Cano gana enteros por estar «en un momento en el que se quiere visibilizar a la Comunitat como una tierra que busca ser atractiva a inversiones de fuera». La recuperación industrial, también a propósito de la dana, entra en escena, y con ella, Cano. Ya se verá quién de todos ellos, los hoy emergentes y los todavía supervivientes, llegan a 2027 en el Consell, y cómo llegan.

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