El auge de Aliança Catalana desata tensiones internas en Junts
La dirección sofoca un conato de incendio de alcaldes del partido, que reclaman más pragmatismo
Las alertas rojas han saltado en Junts ante el auge de la extrema derecha independentista de Aliança Catalana, que podría pescarle el 20% de los ... votos y el 40% de los escaños en el Parlamento autonómico. Los ultras amenazan ya con disputar a los de Carles Puigdemont la segunda plaza en la Cámara catalana, tras el PSC. Hace meses que las encuestas apuntan en esta dirección. Pero cobran ahora más relevancia, cuando los posconvergentes anuncian que antes del 21 de diciembre tomarán una decisión sobre si rompe o no su alianza con Pedro Sánchez, a quien invistieron hace dos años.
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La formación de Puigdemont atraviesa un momento delicado. En pronunciado descenso en los sondeos, está en la oposición en Cataluña y cada vez con menos poder institucional: su peso ahora está en el Congreso y en los pequeños municipios. Gobierna uno de cada tres consistorios en Cataluña, pero solo Sant Cugat entre las 10 ciudades más pobladas de la comunidad.
Puigdemont no consigue dar con la tecla para frenar la caída y hacer frente al discurso identitario y antiislámico de Aliança Catalana. Solo hay un elemento positivo de las encuestas para Junts. Al president Salvador Illa, que también perdería apoyos, no le interesa convocar elecciones para dejar un Parlament ingobernable.
Comparado con lo que ha sufrido ERC estos últimos meses, Junts parece una balsa de aceite. Pero no es oro todo lo que reluce. La figura de Puigdemont no la discute nadie, al menos mientras siga huido en Waterloo, pero por primera vez están aflorando diferencias.
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Multirreincidencia delictiva
Alcaldes del partido han levantado la vara de mando y han reclamado a la dirección que reaccione, ante el temor de que Aliança Catalana confirme en las municipales lo que apuntan las encuestas. Estas grietas internas se unen a salidas sonadas de dirigentes como Miquel Buch, Miquel Sàmper o Jaume Giró, que han abandonado el partido por discrepancias con Puigdemont y los suyos.
Los alcaldes dan ahora un toque de atención al expresident y a su lugarteniente, Jordi Turull. Reclaman que hay que hablar más de la multirreincidencia delictiva, de los okupas, de la vivienda, de la inmigración o de la seguridad. Al partido del referéndum le piden más pragmatismo.
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Los regidores que han forzado una reunión con la cúpula del partido exigen además que se levante el cordón sanitario a los de Sílvia Orriols y que el Parlament sea el epicentro de las políticas del partido, después de que el veto a la delegación de las competencias de inmigración a la Generalitat haya evidenciado que la mayoría de la investidura ha saltado por los aires en el Congreso y es casi imposible sacar adelante votaciones con los socios de Sánchez de izquierdas.
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