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Ignasi Vidal: «Hoy en día se cuestiona más pronto a los padres»

Ignasi Vidal Dramaturgo 'Roca Negra', la obra que disecciona la relación entre un padre y su hija, estará en el Talia este fin de semana

Jueves, 14 de noviembre 2024

Un padre ausente por las exigencias que le impone su trabajo como escritor y columnista. Una hija, ya adulta y también escritora, que le guarda rencor por haber desempeñado un papel insuficiente en su vida. Esta es la trama de 'Roca Negra', la obra del dramaturgo Ignasi Vidal que estará sobre las tablas del Talia este viernes 15 y el sábado 16 de noviembre.

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Protagonizada por Juanjo Puigcorbé y María Adamuz, esta obra marcada por la conversación incesante entre sus protagonistas cuestiona conceptos como el de familia y pone en duda la tradicional estructura familiar en la que los padres son siempre una autoridad inquebrantable para los hijos.

Ignasi Vidal habla de la obra, de las particularidades en la relación de un padre con su hija y de los padres ausentes.

-En 'Roca Negra' ahonda en el choque entre padre e hija que responde a todas aquellas deficiencias y hechos traumáticos en la relación a lo largo de toda una vida. ¿Qué ve tan interesante en este tema?

-Lo primero es que soy padre de una hija de 19 años. Cuando escribí esta obra tenía 15. De alguna forma, hay algo en las relaciones entre padre e hija que no tienen las de padre a hijo o las de madre e hijo o hija. Además de eso, es un tipo de relación de la que no se habla demasiado. Y es un tema al que yo le daba muchas vueltas. Me iban surgiendo nuevas cuestiones a la par que mi hija se iba haciendo mayor. Todo eso me llevó a escribir esta historia.

-La obra también ahonda en los secretos de las relaciones. Las relaciones paternofiliales, a partir de cierto momento, se definen más por lo que no se dice que por aquello que sí se dice, que en muchos casos es muy poco.

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-Yo diría que esto ocurre en todas las relaciones en general, que están plagadas de secretos. Hoy en día estamos muy conectados pero, al mismo tiempo, sumamente alejados unos de otros. Tenemos una ansiedad excesiva por mostrar lo bien que nos van las cosas en redes sociales. Cuesta mucho encontrar un espacio en el que te pregunten cómo estás de verdad y de manera genuina. Esto se acentúa en las familias, porque la relación entre padre e hija es para toda la vida, y normalmente se establecen una serie de códigos que nos esconden al que tenemos más cerca, que al final es a quien le negamos parte de nuestra intimidad. En la obra, Olivia, la hija, tiene muy claro que eso no puede seguir así. Tiene la necesidad de decirle a su padre cosas importantes.

-Muchas veces, esa inercia del mundo en que vivimos en el que el padre es quien lleva los pantalones y trae el dinero a casa lleva a ese modelo tan típico de padre ausente. El mundo, por desgracia, está plagado de padres ausentes.

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-Tengo que reconocer que, en determinados momentos, he sido y sigo siendo un padre ausente por las exigencias de mi trabajo. Con mis hijos no vivo, y a veces me veo hablando con ellos desde muy lejos. Y bueno, aunque con mi hija sí vivo, muchas veces hay que hacer un esfuerzo para verse, pese a vivir en la misma casa. De alguna forma, tendemos a anteponer las obligaciones sociales y la profesión a las obligaciones emocionales. Pero bueno, creo que el mundo va bastante encaminado a romper con esto. Es la sensación que me da con todo ese debate que se está generando sobre reducir la jornada laboral y favorecer la conciliación.

-El mundo actual permite desafiar la autoridad de los padres como nunca antes. En el pasado había muchas relaciones paternofiliales que, por tener que acatar las normas establecidas por parte de los hijos, no llevaban a ningún sitio. ¿Hemos mejorado?

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-En mi opinión, no es que ahora se desafíe más, sino más bien que esa autoridad se rompe antes. Mi madre tenía un padre muy autoritario, pero pasada cierta edad, cuando mi madre ya era la cabeza de familia, era ella quien mandaba. Ahora, esto se ha acelerado y lo establecido se cuestiona antes. Sin ir más lejos, lo veo con mi hija, que desde los 16 ya tiene una personalidad muy marcada y pone en duda determinadas cosas que, con anterioridad, a su edad no se cuestionaban. En cualquier caso, yo tengo una filosofía muy clara que se resume en una frase que leí en las memorias de Keith Richards: Haz lo que yo te digo y no hagas lo que yo hago. Es una forma de decirles que no soy perfecto, que soy humano y me equivoco, pero que soy su padre y me tienen que hacer caso (ríe).

-¿Cómo está siendo trabajar con Juanjo Puigcorbé y María Adamuz?

-La verdad es que está siendo un proceso maravilloso. De Juanjo me sorprendió que siendo un actor tan conocido en España, tenga una disciplina tan férrea. Conozco a muchos actores de su talla y normalmente tienen una disciplina más relajada. Es muy fácil trabajar con alguien así. Y luego está María, que es una grandísima actriz. Hacen un binomio fantástico.

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-Trabajaste durante muchos años como actor y posteriormente decidiste dar el salto a la dirección. ¿Con cuál de las dos te quedas?

-Quizás más que un salto fue un paso hacia atrás (ríe). No, pero lo tengo muy claro. Me quedo con la dirección. Es lo que más me gusta y lo que más feliz me hace. No descarto volver a la actuación si se dan las circunstancias, pero ahora mismo soy dramaturgo.

-También has hecho mucho cine. ¿Te quedas con el teatro o con el cine?

-Te respondo contradiciendo una frase de Fernando Fernán Gómez: «Hay actores que dicen que les gusta más el teatro que el cine, pero eso es mentira». Por una vez, le contradigo (ríe). Soy un hombre de teatro. Crecí en el teatro, mi padre trabajaba en el sector del teatro. Es el lugar donde mejor me siento y me desenvuelvo. Me gusta mucho el cine, pero menos que el teatro.

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