Así es el menú de Mirazur, el mejor restaurante del mundo 2019: 160 o 260 euros y sin carta

El restaurante Mirazur ha sido elegido el mejor restaurante del mundo de 2019 por 50 Best Restaurant, un premio que seguramente provocará una oleada de visitas 'extra' a un local que ya estaba entre los tres mejores del mundo y que ofrece dos menús: uno de 160 euros y otro de 260.

El restaurante del chef argentino Mauro Colagreco está situado en Mentón, cerca de la costa azul francesa, entre Niza y San Remo y no tiene carta.

El chef presenta dos menús: el Eveil des Sens (160 euros) y el Universo Mirazur (260 euros). En la web no especifica en qué consisten, aunque entre sus especialidades destacan la crema de azafrán, espuma de almendra y sorbete de naranja; el risotto de quinoa con champiñones frescos y crema de parmesano, y la ternera asada, con verduras del huerto y salsa de sésamo negro.

Algunos de sus platos: Cangrejo, espuma de almendra y flor de caléndula, Naranjo en Flor, Huevo cocido, muselina de la coliflor y emulsión de anguila ahumada, Cigala con salsa de naranja, Saint-Georges y flores de taco de reina, Tortellinis de almendras y caldo de carne ahumada, Rape, topinambur y avellana del Piamonte

...

En el Mirazur, la cocina se desarrolla libremente de acuerdo a los productos disponibles y la inspiración del chef. La cocina del MIRAZUR se presenta en tres universos:

- Mar: pescados y mariscos de nuestros pescadores del Mediterráneo.

- Jardín: Las verduras de nuestra huerta y del mercado.

- Montaña: Carne, aves de corral y productos lácteos de criadores de la zona de influencia. Plantas del bosque, flores, frutos y setas.

Se sirve de jueves a sábado solo para el almuerzo y no está disponible en junio, julio, agosto y días festivos. Este menú se podría definir como «un encuentro culinario puntuado por las estaciones y por los productores de nuestra región, los sabores de nuestros huertos y el mar Mediterráneo.»

Se sirve para el almuerzo y la cena. Este menú se podría definir como «La experiencia de un viaje sensorial, sin fronteras, para descubrir las esencias vegetales, terrestres y marinas de nuestro universo.»

Todas las recetas, con notas ácidas, son un reflejo del terruño, como la torta con 27 pétalos de flores del jardín, colocados uno a uno sobre una crema de guisantes.

Colagreco prefiere jugar con la alianza mar y montaña y divertir al comensal con trampantojos, como una crema de pistacho envuelta en chocolate idéntica a la corteza de árbol.