Un tratamiento a tres bandas frena el avance del picudo rojo en el palmeral
El Ayuntamiento mantiene intacta la fisonomía del municipio con un vivero con el que repuebla los árboles dañados
Fernando Amat
Domingo, 21 de febrero 2016, 00:53
El picudo rojo se mantiene a raya en San Isidro. El esfuerzo llevado a cabo durante los últimos cuatro años ha dado grandes resultados y las palmeras sexagenarias apenas peligran después de atravesar un largo calvario en el que la administración local se ha tenido que servir de sus propios fondos económicos para conseguir cuidar su palmeral, que alberga más de seis millares de ejemplares repartidos en varios jardines y espacios municipales, lo que convierte a San Isidro como uno de los más pequeños municipios de la Vega Baja con más superficie verde.
Para abordar la plaga del escarabajo procedente del norte de África se ha llegado a la conclusión de utilizar un tratamiento a tres bandas que ataque al bicho desde tres planos, una fumigación, una vacuna para el árbol y la recogida de insectos a través de una amplia red de trampas esparcidas de forma estratégica por todo el término municipal. Otra cara ofrecen los importantes viveros de palmeras que hace unos años fueron rentables a la par de la burbuja inmobiliaria, y que en la actualidad languidecen porque su coste de mantenimiento es más elevado que su rentabilidad.
El equipo de gobierno ha tomado la estela del Palmeral de Elche. Desde el Consistorio sainsidrense, también se agradece el impulso que se le ha dado al palmeral ilicitano con la técnica de inyección de una bacteria, que como se usa en el municipio aniquila la vida interior de la plaga dentro del tronco. «En Elche ahora hay unas personas que se preocupan, antes se hablaba mucho y se hacía poco», comenta el alcalde, Damián Sabater.
El regidor insiste en que «el bicho todavía existe, si no lo hubiésemos controlado tendríamos la plaga muy extendida, le hemos puesto puertas para acotarlo», explica. La fumigación se ha convertido en un doble proceso que se realiza cuando las palmeras se encuentra en floración y también en otras época del año, con un producto que se vierte sobre la copa del árbol. Este líquido aniquila las larvas y recupera el árbol infectado, algo que ante no se podía lograr.
Al mismo tiempo Sabater comenta que «esto forma una parte del todo, se hacen tres tratamientos de forma simultánea». En todo el exterior del pueblo se encuentran trampas para que el picudo no se meta dentro del palmeral, que es el parque municipal. En el municipio siempre se han tomado en serio esta plaga desde que hace cinco años se convirtió en destructiva para municipios con pocos ejemplares.
En San Isidro se han vigilado los árboles más altos que se han cambiado cada vez que se veían afectados por el picudo rojo y se han tenido que retirar árboles muertos, pero consideran que la plaga se ha frenado a base de constancia y de desembolsar miles de euros cada año. La partida prevista es superior de 20.000 euros al año si se suman la poda y el cuidado de estas especies que cubren todo el término municipal.
El trabajo que se desempeña en el vivero ha surtido efecto y en la última plantación se colocaron medio millar de palmeras por toda el polígono industrial de La Granadina, lo que le confiere un imagen diferenciadora de otras áreas industriales del levante español.