Frutas baratas que acaban caras
Aumenta la obesidad infantil en España y los especialistas insisten en que la clave está sobre todo en la alimentación y en que se trata ... además de un problema que incide especialmente en los más pobres.
El asunto resulta curioso si pensamos en lo que ocurría tiempo atrás, cuando lo que iba unido a la pobreza era lo contrario. En las fotos antiguas comprobamos que abundaban las personas flacas. Costaba ver a algún niño subido de peso, y si lo había, no solía fallar: era de los pocos de clase pudiente. En su casa seguro que no faltaba el buen jamón.
En cambio, la obesidad infantil define hoy aspectos bien diferentes, con una constante habitual: hay profusión de comida basura o, como mínimo, no apropiada, y menos para los niños. Es decir, se come mucho más que antaño, pero falla la calidad. Hay superabundancia de productos procesados, apetitosos y baratos que son los que forman en altos porcentajes la cesta de la compra de familias menos pudientes o menos informadas. Y de ello se deriva un problema social y de desarrollo personal que después se va traduciendo en problemas de salud.
Culpan de la obesidad a que se come poca verdura por su precio, que, en cambio, suele ser bajo en el campo
Médicos y dietistas no se cansan de advertir sobre esta importantísima cuestión, sin que se vean resultados por ahora. Es posible que las últimas decisiones oficiales sobre los menús escolares promuevan cambio y que alguna pauta se llegue a trasladar además a las familias. Sin embargo, algunos padres ya empiezan a mostrar preocupación por las subidas en los menús escolares. Recibos de doscientos euros al mes, por comer cada jornada en el cole, les parece mucho. Y seguramente será mucho en determinados casos con rentas muy bajas. Pero esa subida se debe a la exigencia de que desaparezcan alimentos industriales e inapropiados y en su lugar predominen frutas y hortalizas frescas.
Todo lo cual nos lleva a destacar otro aspecto bien llamativo: no se escuchan quejas similares por las subidas de precios en los últimos tiempos en establecimientos hosteleros. ¿A cuánto está la caña en la barra o en la terraza? ¿Por cuánto sale la cenita del finde o el arrocito en la playa?
Los especialistas en nutrición insisten en que sobre todo se deben comer muchas más frutas y hortalizas frescas, pero comprenden que están caras, por lo que no todo el mundo puede comprarlas. Pero eso entraña una gran paradoja permanente, porque los productores se quejan de que les pagan muy poco en el campo. ¿Dónde y cómo se encarecen tanto? Lo de casi siempre: la gran asignatura pendiente, pero nadie desentraña el secreto de la pirámide; preferimos quedarnos en los márgenes, más sencillitos.
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