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PAULA HERNANDEZ
Belvedere

Una contradicción insalvable

Un manifiesto de escritores reclama, a la vez, que se despolitice el valenciano y que se proteja la AVL, que es un engendro nacido del pacto Pujol-Aznar

Pablo Salazar

Valencia

Martes, 2 de septiembre 2025, 00:01

Vuelve uno de vacaciones y de una relativa desconexión informativa y revisando papeles, noticias y artículos se encuentra con un manifiesto de escritores en defensa ... de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) -cuya financiación pública ha sido cuestionada por Vox- y que, a su vez, reclama que el valenciano «quede fuera del debate partidista». Con esto último no puedo estar más de acuerdo. La lengua autóctona acaba pagando la utilización política de unos y otros. En cuanto al debate sobre si es el valenciano normativo o el coloquial el que se debe aplicar en las instituciones, en la enseñanza y en los medios de comunicación, es un asunto complejo que presenta muchas aristas. Toda lengua debe ser normativizada, el problema, en nuestro caso, reside en que para muchos valencianohablantes este proceso no hace más que aproximarla -hasta confundirla- con el catalán. Una maniobra que cuando se combina con el descarado deseo expansionista del nacionalismo de los independentistas del Norte -y de sus socios valencianos- acaba pariendo un engendro que aleja a muchos potenciales usuarios de la lengua. En cuanto a la defensa de la AVL, vuelvo a lo que dije antes del descanso agosteño: si va a ser una mera extensión del Institut d'Estudis Catalans, todo el dinero público que nos ahorremos en un ente innecesario -por repetido-, bienvenido será. En todo caso, lo que más me llama la atención del manifiesto de los 300 -replicado poco después por otro de autores (y algún acoplado/a) afines a la Real Acadèmia de Cultura Valenciana- es que exijan que se mantenga la financiación y no se ponga en duda la autoridad lingüística de la AVL al mismo tiempo que piden la despolitización del valenciano. Me sorprende, digo, porque no hay nada más político y más partidista que la creación de este organismo. Una exigencia (recordémoslo una vez más) de Jordi Pujol a José María Aznar, aceptada por el presidente de los populares e impuesta al entonces presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana. Y con ese nombre, Acadèmia Valenciana de la Llengua, que no Acadèmia de la Llengua Valenciana, jugando al mismo equívoco al que recurre la izquierda y el nacionalismo cuando hablan de «la nostra llengua». ¿Despolitizar el valenciano? Claro que sí y cuanto antes. Pero hoy, con el PP y Vox en el Consell y en los ayuntamientos, y ayer, con el PSPV y Compromís al frente de las instituciones. De lo contrario, parecerá que el citado manifiesto es, en sí mismo, político, partidista, nacido de la intolerancia hacia un gobierno de derechas.

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