Una falla solidaria
La solidaridad, según la Real Academia de la Lengua, es la adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros, lo que en « ... román paladino» se entiende en dar algo a alguien, ya sea material o emocional, sin esperar nada a cambio; concepto que, por ejemplo, cumple el mundo fallero desde hace tiempo y que, en ocasiones, pasa desapercibido por gran parte del tejido social valenciano quizás por ignorancia o por desconocimiento. Las fallas siempre están ahí dispuestas a arrimar el hombro, y no solo en momentos puntuales sino durante todo el año de forma discreta y sin ningún tipo de publicidad.
Entre los ejemplos del mundo fallero, quiero destacar uno de los proyectos que desarrolla la comisión de Santa María Micaela-Martín el Humano que lleva desde hace años plantando una pequeña fallita a través de la cual denuncia la invisibilidad de la salud mental en favor de MAIDES; entidad ésta última que nace en 2008 a través de la Fundación Mare de Déu dels Innocents i Desamparats, recogiendo el testigo de la Archicofradía de la Virgen de los Desamparados pionera en el cuidado de las personas que sufren enfermedad mental a través de diversos programas de actuación asistencial.
Como decía al principio, un año más, y llevan más de una decena, llegado el mes de marzo, esta comisión planta un proyecto fallero ideado por un componente de la comisión, José Emilio Julio, que hace las veces de artista fallero y que cuenta en su desarrollo con usuarios de MAIDES, en esta ocasión realizando el jardín que rodea la falla, pintando flores y escribiendo sus nombres y fecha de nacimiento, entre otros trabajos. Esa es la grandeza de esta acción solidaria dirigida a desestigmatizar los graves problemas de la salud mental a través de una faceta festiva que sirve de trampolín para sensibilizar a la sociedad e invitarla a colaborar en las acciones que MAIDES desarrolla durante todo el año.
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