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Siempre han sentido más curiosidad por la Confederación sureña que por la del Júcar

Lunes, 29 de septiembre 2025, 00:03

Uno de los mayores reproches que se les puede formular a cuantos presiden o han presidido la Generalidad y tienen o han tenido mando en ... plazas afectadas por las últimas barrancadas es que siempre han sentido más curiosidad por la Confederación sureña y el general Lee que por la Hidrográfica del Júcar y Miguel Polo. Tan es así que los hay que hasta han hecho suyo la moraleja de lo que «El viento se llevó». Y cada día, antes de salir de casa, se juran a sí mismos, cual Escarlatas O'Hara, que «aunque tenga que matar, engañar o robar, a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre». No obstante, no les pidan que demuestren en cuántas ocasiones se han quejado de la CHJ por algo que no esté relacionado con la consabida siega de los cañaverales que no lo harán. Darán la callada por respuesta porque si de algo han protestado e incluso han acudido a los tribunales ha sido por las contadas sanciones que impone la CHJ por infracciones que van de la invasión y alteración de cauces de ríos y barrancos a los vertidos ilegales. ¿Caudalímetros? ¿Guardas fluviales? dicen. En la vida han pedido que se aumentase su número con anterioridad al 29-O. La de los caudalímetros es una preocupación tan reciente como la de la CHJ por la de la seguridad de los embalses. Lo tenemos publicado. Y la de los guardas fluviales, ni les cuento. O sí. Se lo voy a contar. La CH del Duero dispone de 61 guardas fluviales totalmente equipados de 4x4, ordenador, cámara, etc. Si los tiene o no la Júcar es un arcano como el del número de guardas de pesca honorarios nombrados por el Consell. Y es que tanto unos como otros son tan versátiles como tremendos. La CHJ, verbigracia, volvió a culpar esta semana pasada a los peces, no al Albaida o al Clariano, de lo contaminado que está el embalse de Bellús. Todo un progreso, si bien se mira. En esta ocasión sólo atribuyó la turbidez a las especies invasoras; en la de 2023, año en que empezó a trasladar esta responsabilidad a la fauna, no hizo distinciones. Pues bien, ¿saben qué hacían dos destacados alcaldes de esta comarca mientras el ministerio, otro que no marea perdices, desvelaba que hay que rebajar un 80 % la contaminación de los ríos antes mencionados? Yo se lo diré: la regidora de Bellús compatibilizaba la presidencia del COR V5 con la representación de una empresa cuya actividad gira en torno a este negocio. Al tiempo que el de Ontinyent, Jorge Rodríguez, remendaba la cloaca máxima del pueblo en lugar de sacarla del cauce para que no la arrase el Clariano en sus frecuentes crecidas.

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