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EFE

La dana no dio para juntarlos

¿Tenía que ocurrir el mayor desastre natural del siglo XXI en España para que Sánchez y Feijóo se reunieran? No, porque ya pasó y no lo hicieron. Ahora sí lo hacen.

Burguera .

Valencia

Lunes, 17 de marzo 2025, 00:06

Qué tenía que pasar pasar para que Sánchez y Feijóo se sentasen a hablar cara a cara, más allá de una conversación de pasillo? ¿Tenía ... que registrarse una avalancha de agua y lodo que matase a 227 personas y generase miles de millones en daños económicos, con poblaciones incomunicadas, con ciudadanos sin servicios básicos durante días y con cientos de vecinos dependientes que continúan, hoy, sin poder salir de sus casas, cuatro meses después, porque no disponen de ascensor? No. Eso no era lo que tenía que pasar. Porque ya pasó. El presidente del Gobierno y el líder de la oposición no se reunieron de manera oficial cuando eso pasó. La escenificación es un modo de hacer política, la de los gestos más que la de los hechos, pero que envía mensajes a la población, que transmite un deseo de entendimiento excepcional que sobrepasa la rivalidad convencional. Feijóo fue a Valencia de manera casi inmediata a reunirse con Mazón en el Centro de Emergencias donde se celebró el Cecopi. Ese mismo día, una hora después, también acudió Sánchez al mismo lugar. Los dos líderes sí quisieron mostrar su apoyo a la Generalitat, pero no su entendimiento o su capacidad de diálogo entre ellos. Ahora sí han querido, porque deben hacerlo.

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Está muy bien que Sánchez se reúna con los líderes de los partidos políticos con representación en el Congreso, especialmente con Feijóo, porque entre los dos podrían sumar el mayor consenso posible en España. Es necesario, conveniente y, desgraciadamente, excepcional.

El insólito choque entre Trump y Zelensky en la Casa Blanca dejó a Ucrania frente a su peor escenario y a la UE con la papeleta de tener que abordar, sí o sí, el incremento del gasto militar. Ni dos semanas después, y Sánchez ya se ha reunido con Feijóo para tratar ese asunto. No es criticable esta ronda de reuniones a cuenta del gasto militar. Sí lo es que sea escasamente útil y que, a pesar de ser tan poco prácticas, sean tan escasas. Si el roce no hace el cariño, al menos, si uno no es un psicópata, debería propiciar la empatía. Meterse en los zapatos del rival, que dicen los estadounidenses. Prefiero que Sánchez y Feijóo se reúnan a que no lo hagan, pero siento tristeza al ver que hay asuntos que sí les empujan a reaccionar, al menos aparentemente, pero que hay otros que no sirven siquiera para que hagan como que, y se vean las caritas en un despacho a solas, aunque luego fueran incapaces de sacar nada en limpio.

El gasto militar militar podría incrementarse mucho, en más de 20.000 millones anuales. En 2024, el presupuesto del Ministerio de Defensa superó los 17.500 millones y la idea es incrementar cada año en 4.000 millones la cifra del anterior hasta que en 2029 se alcance un gasto de 36.500 millones. Es un asunto de Estado con mucho dinero en juego. Rajoy presumió hace unos días de haber logrado pactar en secreto con los socialistas todo el proceso de abdicación de Juan Carlos I. Sin duda que se trata de temas de un calado muy profundo, pero dudo que cientos de miles de valencianos (los actuales y al menos los de la próxima generación), vayan a olvidar ese tema por el cual no ha valido la pena que los dos grandes partidos se sentasen a hablar. Es más, han acabado completamente embroncados. PP y PSOE organizan cada uno sus propias comisiones de investigación en las asambleas legislativas y de representación que les son más propicias, por contar en ellas con la mayoría y, por tanto, con el control del proceso. La dana se ha convertido en un instrumento político, una tragedia ante la que no merece la pena alcanzar el mayor consenso posible, el óptimo, el de las grandes ocasiones. Ni siquiera intentarlo.

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