La intrahistoria del cambio de sistema del Levante
Julián Calero mantuvo una reunión con el vestuario, introdujo y perfeccionó el 4-4-2 tras el parón por compromisos internacionales y lo ha mantenido en el resto de jornadas de LaLiga
Se suele decir que el fútbol siempre ofrece segundas oportunidades. En ese sentido, es un deporte agradecido. Hay tiempo y capacidad para la reacción. Al ... menos siempre y cuando los responsables de un club o sus respectivos entrenadores lo consideren oportuno, porque no siempre es así. Sí ha sido en el caso de Julián Calero. A lo largo de su estancia en el Ciutat de Valencia durante estos 15 meses, no es la primera vez que el técnico madrileño demuestra capacidad de reacción y no se ciñe a sus principios de forma inquebrantable. Si algo no funciona, trata de modificarlo. Sabe que con el Levante UD tiene armas y alternativas suficientes para variar y tratar de mejorar. Nuevamente, en este principio de temporada y después de que su equipo no terminara de carburar con el novedoso sistema de juego aplicado, ha aprovechado un momento óptimo en el calendario para dar un volantazo y revertir la situación actual.
Publicidad
El 1-5-2-3 -o en su defecto 1-5-3-2 con pequeños matices- no lo terminó de asimilar bien el plantel granota en su regreso a la élite del balompié nacional. Como en otros episodios protagonizados por Calero, tras un cambio de categoría trató de afianzar el rendimiento de su equipo dando fuerza y mimbres desde atrás para no pagar un alto peaje por los registros numéricos. No obstante, durante las tres jornadas albergadas en el mes de agosto el balance fue claro: tres derrotas, un equipo irreconocible y sin presentar demasiada oposición a sus rivales en las distintas fases del juego. Cierto es que, tal y como pronunció el propio técnico durante una de las ruedas de prensa más recientes, enfrente hubo equipos exigentes y que forzaban a no llevar la iniciativa de forma tan evidente, como son el Elche y el Barça. Pero el Alavés fue el primero de los compromisos afrontados y también se empeñó con el mismo planteamiento.
Así, Julián Calero junto a su cuerpo técnico hizo primero un análisis exhaustivo para ver en qué se podía mejorar o en qué se estaba fallando. Para ello, la fecha clave fue la conclusión de esa tercera jornada, con dos semanas por delante sin competición de Liga. Con la clausura del mercado de fichajes, que permitió cerrar la plantilla con un plus notable de calidad tras la llegada de Etta Eyong, entonces se pasó a la siguiente fase. Esta se tradujo en una reunión con los futbolistas, trasladando la variante para modificar el dibujo táctico pero manteniendo la esencia de juego. De buen modo y de forma unánime tanto por los capitanes como por el resto de jugadores, la propuesta fue acogida por el vestuario, confiando plenamente en lo que decidiera Calero, tanto si había cambio o no, y donde se pasó a procesar el nuevo esquema a lo largo de la posterior semana de inactividad futbolera. Fueron unos entrenamientos que vinieron muy bien para resetear.
Ese cambio de chip se plasmó con una mejora de forma notable ya en el posterior encuentro. Ante el Real Betis, entidad que afronta la Europa League esta temporada, se vio a un Levante aguerrido, capaz de ser superior, con más profundidad y llegada ofensiva y no debilitado en la fase defensiva. Si bien los tres puntos se escaparon en el tramo final, en Girona se dio continuidad al 1-4-4-2 en proceso de práctica y se conquistó el primer y ansiado triunfo. Ya frente al Real Madrid, con la incertidumbre de si se optaría por regresar a los orígenes por el contexto del duelo, su dificultad y con las rotaciones haciendo acto de presencia, no salió bien. Pero fue otra historia distinta y que invita a que no se saquen conclusiones más formales hasta el próximo tramo del calendario, con duelos más asequibles.
Publicidad
No obstante, internamente muchos coinciden que este era un cambio necesario y que -también a nivel individual- distintos futbolistas han agradecido particularmente. Entre estos, está el caso de Carlos Álvarez, que gracias a estas modificaciones goza de más libertad sobre el terreno de juego, tal y como sucediese el curso pasado, para ensalzar sus virtudes en la zona de tres cuartos. De hecho, el sevillano es estadísticamente uno de los jugadores con más pases filtrados entre líneas que sirven para concluir jugadas de ataque, con un total de siete, aunque sólo una finalizada en gol. Lidera este rango junto a Pedri y Oyarzabal, dos internacionales por España.
Es una evidencia que las decisiones y la planificación de la dirección deportiva durante el verano, en consenso con Calero y Danvila, pasaban por tener como base un esquema con defensa de cinco hombres y con profundidad mediante los carrileros, como así se había presenciado durante la pretemporada y en los tres primeros partidos oficiales. Aún así, la puerta no estaba cerrada a posibles variaciones. Y con una plantilla nutrida de futbolistas con perfiles variopintos y que saben adaptarse a distintos roles, el Levante quiere empezar a remontar el vuelo de forma consistente en la clasificación tras este cambio de sistema confirmado.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión