El Levante vuelve a abrazar a su fundador
El Ciutat vive un emotivo acto de homenaje a José Ballester Gozalbo tras la repatriación de sus restos | «Es la identidad de un club», afirma la afición antes del entierro en el cementerio del Cabanyal, el barrio que vio crecer a una figura emblemática
«Ahora los tenemos en el Cabanyal para siempre. Y cada 6 de septiembre les llevaremos flores». Es la frase que, con la voz entrecortada, pronunció el historiador Felip Bens en una abarrotada sala del Ciutat de València. El palco VIP del estadio se quedó pequeño para albergar el acto de homenaje al fundador del Levante FC en 1909, José Ballester Gozalvo. Sus restos mortales y los de su esposa, Teresa Molins Gausach, fueron repatriados de Francia esta misma semana para cumplir con el deseo de ambos. Y este sábado, coincidiendo con la fecha en que se conmemora el aniversario del club, se celebró la vuelta a casa de una figura emblemática y multidisciplinar que se vio marcada por la Guerra Civil y el exilio. El libro de firmas, colocado para que invitados y público general pudiesen estampar con tinta todos sus sentimientos, sirvió para cerrar un círculo. El de la memoria histórica.
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Por la tarde, ya en la intimidad, los restos mortales de José Ballester Gozalbo y de Teresa Molins Gausach recibieron sepultura en el Cabanyal, el barrio que marcó los orígenes del fundador del Levante y al que siempre quiso regresar. Fernando Víctor Higón Ballester es el sobrino nieto mayor de Pepe, tal y como se conocía al hombre que dio vida al club redactando sus estatutos originales.
«Pepe ha sido un ídolo de la familia. Todos hemos mantenido su historia y sus ideales. En 1939 se fue huyendo porque era un alto mando de la República en la Comandancia de Barcelona y se lo llevaron a París para evitar lo que le pasó a mi abuelo, a quien detuvieron sin tener ninguna pena y tuvieron cuatro años en el penal de Totana», cuenta Fernando. Y destaca la faceta intelectual de José Ballester (1893-1970). Al margen de una figura clave en la historia del fútbol valenciano, brilló como pedagogo, escritor, abogado y político. Vivió sus últimos años en Roissy-en-Brie, cerca de París.
«Pepe tenía mucha amistad con Antonio Machado. Y le escribió a Eisenhower para pedirle que no viniera a dar la mano a Franco. A Pepe lo escuchábamos por Radio París. Mi padre, por la noche, cuando sabía que él hablaba desde la Sorbona, nos ponía la radio para escuchar lo que decía», recuerda Fernando, quien se movilizó para exhumar los restos mortales ubicados en París después de que el Levante contactara con la familia.
Una delegación del club viajó a Villiers-Adam para llevar a cabo la exhumación. De ahí que este sábado el homenaje contara con la presencia del alcalde de la localidad francesa, Bruno Mace. También acudieron los historiadores Felip Bens y José Ricardo March; la vicepresidenta de la Diputación, Natàlia Enguix; el director general de Deportes, Luis Cervera; la delegada del Gobierno en la Comunitat, Pilar Bernabé; el presidente de la Federación Valenciana de Fútbol, Salva Gomar... Entre las 11 y las 13 horas, la capilla ardiente instalada en el palco VIP del estadio permaneció abierta al público y recibió cientos de visitas.
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Por ejemplo, la de Joan Bosch Gosálvez, un aficionado que, merced a sus conocimientos y archivos genealógicos, colaboró para encontrar a familiares de Teresa Molins. «Ha sido un trabajo muy laborioso. Es muy emotivo traerlos aquí. Esto significa conocer los orígenes. Es la identidad de un club», cuenta este veterano seguidor granota.
Ante la ausencia del presidente del Levante, Pablo Sánchez, quien se encontraba en la boda del consejero delegado del club, José Danvila, ejerció como máximo representante de la entidad Alberto Villanueva. «Es un día lleno de emoción porque por fin recuperamos una figura clave en la historia de nuestro club. Pero también es un día cargado de respeto y responsabilidad. Es una acto de reparación por los años en que su memoria quedó invisible. El Levante no olvida. Está siempre con los suyos».
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Felip Bens no pudo contener las lágrimas durante su intervención: «Teresa y José sonríen donde estén. Sonríe el levantinismo. Está profundamente orgulloso del club que fundó en 1909. No creo que ningún equipo en el mundo tenga un fundador tan ilustre». Por su parte, José Ricardo March realizó un valioso recorrido por todas las facetas que caracterizaron al protagonista: «Es una de las vidas más intensas y al mismo tiempo más desconocidas del siglo XX valenciano. Fue un talento que se manifestó precozmente. Participó activamente en la vida pública desde su infancia». Una reconstrucción a la que también aportó el profesor universitario José Ignacio Cruz Orozco, quien descubrió a «este singular educador» en 1986 y arrancó un trabajo de investigación contactando con familiares: «Ha sido un proceso largo, de cuatro décadas. Pepe y Teresa continúan siendo una fuente de inspiración». El escritor Josep Carles Laínez, por su parte, profundizó en la relación de amistad entre José Ballester y Emilio Gascó Contell: «Forma parte de una generación perdida al lado de otros intelectuales españoles que tuvieron que vivir en el exilio por encontrarse en un momento dado en el lado de la libertad y la fraternidad».
No faltó a la capilla ardiente el catedrático Recaredo Agulló: «En el Cabanyal había un núcleo de deportistas excepcional. El mejor atleta español de todos los tiempos era del Cabanyal y del Levante, José Catalina Lacomba. Había un club de atletismo que se llamaba el Huracán y el Levante cobijaba a los atletas. José Ballester tuvo la visión amplia de que había más deportes y había que protegerlos».
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La iniciativa de repatriar los restos morales de José Ballester nació hace menos de dos años en el patio del instituto valenciano que lleva su nombre. Dieron el paso los profesores Paco Santamans e Irene Alcolea. «Estar aquí representa un sueño que empieza con una pequeña utopía. Decidí enviar un mail al Levante en diciembre de 2023. Ha sido un proceso largo y difícil. Hemos tenido mucha suerte por las personas que nos han ayudado. La familia ha colaborado en todo momento», contó Paco. Irene expresó su «profundísima admiración» por una referente que tocó numerosas facetas: «Pero a nosotros el Pepe que nos toca el corazón es el maestro, el pedagogo. El defendía la escuela pública, la escuela para todo el mundo, la escuela inclusiva, la escuela que fomentaba el pensamiento crítico».
Por la tarde tuvo lugar el entierro de Pepe y Teresa junto a los padres de él: Vicente Ballester y Enriqueta Gozalvo. Fue en el cementerio del Cabanyal. De su Cabanyal. Los orígenes del Levante recuperan su lugar.
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