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Vista desde una de las terrazas de un restaurante de El Saler. DAMIÁN TORRES

La pedanía escondida en Valencia a dos pasos de la playa que florece a nivel gastronómico

El Saler mantiene varios restaurantes de arroces y pescados, a los que se han sumado propuestas como un local especializado en carnes y una terraza de cocteles con vistas a la Devesa y el mar

Viernes, 18 de julio 2025, 09:16

Hay que estar muy atento para que El Saler no quede atrás, tras construirse la circunvalación que permitió la desaparición del tráfico. Hay que desviarse ... y detenerse en el tramo de carretera que transcurre paralelo a la playa y la Devesa, ese bosque que los habitantes de la pedanía sienten como propio. A diferencia del Palmar, donde su ubicación en una isla enmedio del lago de la Albufera ha atraído al turismo gastronómico desde hace ya unas cuantas décadas, El Saler es un gran desconocido, más allá del camping, que ocupa una superficie más extensa que la propia pedanía a la que precede.

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Retranqueado el pueblo de la playa unos 700 metros, hay algunos restaurantes de los de toda la vida, como Ca Pepe, donde la familia Dasí lleva vinculada desde 1955, cuando los fundadores, Pepe e Inés, comenzaron a cocinar paellas en un barracón, y donde mantenían la bebida fresca a base de bloques de hielo. 70 años después, la tercera generación de la familia lleva el nombre de Jorge Dasí, y todavía se preparan las paellas como le enseñaron sus antepasados, y donde se puede comer arroz al horno en el menú del día. Legendarios son sus almuerzos, también sus cremaets, con vistas a esa Devesa que tanto ha marcado sus vidas.

Arriba, plantilla del Asador Kodiak, abierto recientemente. A la izquierda, uno de los restaurantes tradicionales de la pedanía, con vistas a la Devesa. A la derecha, un joven se toma un cóctel en la terraza de Sanca's Gastrobar. KODIAK/SANCA'S GASTROBAR

Destaca la Guía Macarfi que en Casa Leo comen los locales. Clientes fijos que adoran la lubina, en un restaurante que precisamente se ha especializado en pescado, en doce mesas que en verano siempre están llenas, pero también los fines de semana de invierno. Dice Celes Molero que no cambia por nada vivir y trabajar en El Saler, a pesar de que sienten que hay reivindicaciones pendientes, como el aparcamiento que les ayudaría a atraer a comensales a este rincón del parque natural. «Es una pesadilla aparcar, y hay soluciones sencillas», asegura. Apenas están empadronadas 1.800 personas, sumando quienes ocupan las torres del Saler, los edificios de apartamentos que brotaron como setas a principios de los 70 como un intento de urbanizar un pedazo de tierras que a día de hoy está considerado uno de los rincones con más encanto de la ciudad de Valencia. «Cada vez que te metes en la Devesa ganas una semana de vida», bromea Celes.

Dice Miguel Cumpierrez que el Abrasador Kodiak, que abrió sus puertas hace un año y medio, apostó por la carne en una zona donde los arroces y los pescados son los grandes reyes del plato. «Nos dijeron que estábamos locos». Que las piezas vienen de animales de crianza propia, y que el éxito ha sido rotundo. Cree Miguel, chef de Kodiak, que los clientes han respondido, tanto locales como turistas, que se intensifican, claro, en verano.

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Kodiak es una de las novedades gastronómicas de una pedanía donde la oferta hostelera es muy tradicional, y donde ha habido otros movimientos que han animado la zona, como Sanca's Gastrobar, un restaurante ubicado en el bajo de un hotel, y que ha apostado por atraer a un público mucho más joven, con hamburguesas y sandwiches y la posibilidad de tomar algo en la terraza que se ha habilitado en la azotea del edificio, abierto para cocteles por la tarde, y con unas vistas magníficas a la Devesa y el mar. No está en primera línea de playa, pero a El Saler no le hace falta.

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