Las secuelas del ERTE de Ford: una subcontrata abocada a la extinción

El constipado de Ford ha terminado siendo un catarro, tras cerrar el ERE con algo más de 600 salidas voluntarias e idear un plan de mantenimiento -a través de un ERTE rotatorio hasta final de año- para los cerca de mil empleados que, en un principio, también iban a ser despedidos. Sin embargo, cualquier mínimo movimiento que tenga lugar en el interior de la factoría valenciana tiene su repercusión en la industria auxiliar.

La empresa Transport Service Iberia (TSI), subcontrata de Ford que se dedicaba a trasladar los vehículos finalizados desde el interior de la fábrica a la zona de carga de camiones, ha sido la primera afectada de la última decisión de la multinacional norteamericana. La compañía que hasta ayer daba trabajo a 81 trabajadores en las instalaciones de Almussafes se ha visto abocada a activar un ERE de extinción, después de que la firma del óvalo haya asumido las labores que TSI realizaba, al no alcanzar un acuerdo para renovar el contrato.

El 31 de julio concluyó el acuerdo que había vinculado a TSI con la empresa americana durante varias décadas, según aseguran fuentes próximas a la compañía afectada por el ERTE de Ford. Días antes, la multinacional había comunicado a la subcontrata que sus funciones iban a ser asumidas por otra compañía ante la reducción de producción prevista para el próximo año. Sin embargo, la esperanza de la plantilla de TSI se mantenía, ya que en el contrato estaba especificado que si otra empresa multifunción o logística asumía el servicio debería recontratar a los 81 empleados que se encontraban en fábrica.

La situación empeoró considerablemente cuando Ford Almussafes, después de reconsiderar su decisión inicial de despedir a cerca de 1.600 trabajadores decidió solventar un millar de esos despidos mediante un ERTE rotatorio. La compañía norteamericana recolocó a parte de esos mil trabajadores en el área que hasta ahora cubría TSI. Según fuentes de la propia subcontrata, el planteamiento de Ford es el de no destruir empleo, aunque «se carga una empresa que lleva años trabajando en Almussafes».

Ante tal situación, TSI inició las negociaciones con su plantilla para llevar a cabo un ERE de extinción. En la primera de las reuniones, la compañía trasladó la información a los trabajadores, que ya tenían ciertas sospechas al ver que se estaba produciendo el desmantelamiento de la oficina en la que trabajaba parte del equipo. En el segundo encuentro, la empresa que siempre ha estado vinculada a Ford Almussafes presentó unas condiciones que, pese a no asemejarse en absoluto a las que la multinacional norteamericana ofreció a sus trabajadores, podían ser aceptadas por la plantilla. Sin embargo, en la tercera reunión, la propuesta de TSI se redujo hasta los 20 días por año trabajado, generando cierto malestar entre los más de 80 empleados. Finalmente, en la comisión que ha tenido lugar este jueves, se alcanzó un acuerdo para pactar la salida definitiva de la totalidad de la plantilla con un acuerdo de 25 días por año trabajado.