Odisea trágica

Sergio Peris-Mencheta ha dirigido esta trama donde un grupo de criptógrafos, traductores e investigadores trabaja a contrarreloj en búnker para impedir un macroataque terrorista. Aunque se añoren sus juegos brillantes de 'Lehman Trilogy' y no impacte la parte poética excesivamente fría, ha trasladado la hondura de la palabra dando relevancia al suspense, la tensión y la construcción del thriller donde los personajes han de resolver el enigma: la localización de los atentados y la autoría. Ha dado conjunción y equilibrio a los actores, resueltos y eficaces en la transmisión y los conflictos.

Logra lo inmersivo con la música inquietante de Joan Miquel Pérez y una escenografía apabullante de Alessio Meloni de tres pisos desde el cielo liberador a la compresión claustrofóbica. Arriba el jardín con tres estatuas fundamentales y debajo dos espacios opresivos: el central de trabajo de los personajes y el inferior con cubículos individuales donde plantearán sus problemas personales. Por encima proyecciones, imágenes, videoconferencias, llamadas y ondas de Ezequiel Romero para crear el mundo tecnológico dominante.

La habilidad y la riqueza dramática se aprecian en el desenlace, con la tragedia del padre y el hijo, cuya relación es atractiva para el público joven. La mezcla de lo personal y lo social cautiva. Una obra opresiva interesante y obligatoria.