Hágalo usted mismo o cómo el periodismo siempre renace
Proliferan por todo el mundo medios que adaptan el oficio de informar a los nuevos tiempos: casos de éxito e inspiradores
Zetland es un medio de comunicación danés que combina la publicación digital y los eventos en directo, cuyos editores sostienen que menos es más: apuestan ... sólo por los temas relevantes y evitan el sensacionalismo.. «Los suscriptores reciben cada día dos artículos sobre política, sociedad o cultura, un boletín, podcasts y asisten gratuitamente a los eventos», explica José Alberto García Avilés, profesor de la Universidad Miguel Hernández, doctor en periodismo por la Universidad de Navarra y experto en la investigación sobre los nuevos modelos que exploran cómo mantener sellado el vínculo entre el valor de informar propio el oficio y la satisfacción de la curiosidad de esa inmensa audiencia que ahora se disemina al otro lado de la pantalla. Es un ejemplo como tantos otros que se pueden enarbolar para corroborar que, en efecto, hay vida (y vida inteligente) en el futuro de los medios de comunicación, así en España como en el resto del mundo.
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¿Por ejemplo? Por ejemplo otros casos de éxito que García Avilés, quien acaba de publicar en Aguilar un libro dedicado precisamente a recopilar esa clase de referencias inspiradoras para el porvenir de la profesión. Su obra se titula 'Águilas y colibríes' («Aguilas son líderes que inspiran con su capacidad de elevarse sobre los problemas, acometer los retos y motivar a sus equipos y colibríes, los periodistas versátiles que enfrentan desafíos con energía y optimismo», señala) e incluye modélicas experiencias recogidas en entornos tan difíciles como el caso ucraniano. Del país en guerra con Rusia rescata un espléndido ejercicio profesional, más meritorio teniendo en cuenta su feroz coyuntura: es el caso del diario 'The Kyiv Independent', cuya CEO, Daryna Shevchenko, «me cuenta cómo a los tres meses de lanzar el periódico empezó la guerra y tuvo que salir de Kyiv porque las bombas caían enfrente de su casa». «Estuvo varios meses dirigiendo en remoto a su equipo de 60 periodistas», prosigue, «pero en esta situación tan dura su trabajo es encomiable».
Pero hay más casos que García Avilés escoge para avalar su tesis según la cual el periodismo contemporáneo, adaptado a un contexto que desdibuja las condiciones de partida propias de su despliegue apenas hace unos años, sabe mantener sus constantes vitales haciendo uso de una imaginación y una creatividad que deberían ser inherentes a su ADN. Cita el ejemplo de Correctiv, un medio alemán «sin ánimo de lucro volcado en el servicio público y el avance de la sociedad». «Publican valiosas investigaciones, desarrollan programas de alfabetización mediática y ofrecen formación a los periodistas», afirma. García Avilés destaca cómo el editor de este medio, David Schraven, un prestigioso periodista de investigación, «el periodismo es el motor de la democracia».
Un sello diferencial que asiste a otros casos que menciona y forjan también esa clase de vínculo tan especial con que la información ha ido avanzando a lo largo de la historia: cuando los medios de comunicación han sido capaces no sólo de mantener el pulso informativo sino de contribuir al progreso de una opinión pública más responsable porque está mejor informada. El espíritu que late detrás de otro modelo que incorpora en su libro: Mediapart, un diario digital francés «que desde su creación en 2008 apostó por el modelo de suscripción para garantizar su independencia». ¿Cómo? «No aceptan publicidad, ni subvenciones públicas ni siquiera accionistas», respinde. Su lema es 'Sólo nuestros lectores pueden comprarnos'. Todo un caso de éxito. Hoy supera los 250.000 suscriptores, señalando un camino que también se puede trazar en la escala nacional. Incluso capitales de provincia no demasiado pobladas como Pamplona disponen de su propia aportación a esta renovada manera de hacer lo mismo de siempre (informar) pero de acuerdo con las coordenadas que demanda una audiencia que se mueve en la dirección que marca el ritmo de los tiempos. En la capital navarra se localiza una de estas apuestas que garantizan la buena salud del periodismo, su capacidad innata para renacer una y otra vez de las distintas clases cíclicas que atraviesa: Juan Andrés Muñoz fundó allí el medio digital Pamplonews, concebido como «nuestra reinterpretación del periodismo ciudadano desde una perspectiva muy comunitaria». Un medio de aspiración innovadora a escala local «para responder a las necesidades de una audiencia que demanda información útil, cercana y en formatos actuales».
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En toda España se pueden encontrar experiencias semejantes. Los medios han entendido el mensaje que les lanzan quienes esperan contactar con ellos desde el otro lado de la pantalla, incorporan nuevas estrategias de comunicación, desarrollan estrategias narrativas que huyen de los convencionalismos y observan que la acogida de estos formatos más creativos ilumina la visión optimista al respecto que detectaba García Avilés mientras conversaba con los colibríes y las águilas de su libro. «He charlado con periodistas de dieciséis países europeos que tienen un denominador común: son inconformistas y aportan soluciones a la crisis de los medios de comunicación», recuerda. Hay diversidades entre ellos («Son profesionales que trabajan en medios públicos y privados, nuevos y tradicionales, grandes y pequeños», subraya) pero también un poderoso denominador común: «Destacan por su trayectoria y sus logros». «Están transformando el periodismo», asegura. «Esta visión optimista es necesaria porque los periodistas hemos caído en el pesimismo generalizado y en la polarización que hace mucho daño a la profesión. Es la hora», añade, «de valorar la gran aportación del periodismo y de los periodistas a la sociedad democrática, un servicio público insustituible».
De sus palabras, y de esos ejemplos que reúne en su libro, se deduce que la consigna central que hermana a esta clase de proyectos reside en mantener el tono irreverente, rebelde, que tanto ha distinguido al periodismo a lo largo de su historia. Son profesionales y medios que no se resignan. Y que si incluso carecen de los recursos más potentes propios de los grandes trasatlánticos del sector, exprimen la imaginación para avanzar en sus respectivos proyectos aunque sea a costa de recurrir al clásico 'Hágalo usted mismo'. Javier Errea, prestigioso consultor de medios de todo el mundo, ofrece el caso de 'The Bristol Cable', «un periódico local digital y papel, gratuito, sostenido por unos 3.000 socios, que se ha convertido en un ejemplo de periodismo de investigación a nivel local y que ha sido reconocido a nivel nacional».
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La aportación a la sociedad democrática de los periodistas y del periodismo es insustituible«
José Alberto García Avilés
Profesor
«La mayor innovación del periodismo local tiene que ver con la relevancia: ahí nos la jugamos»
Javier Errea
Consultor de medios
Esta clase de experiencias, estima Errea según el mismo hilo argumental que esgrime García Avilés, afianza la idea fuerza que se extrae de sus respectivas conclusiones: «Creo que se devuelve a los medios locales el valor que siempre deben tener: es decir, nada complacientes, incómodos, exigentes». «La mayor innovación pendiente en periodismo local viene por aquí: tiene que ver con la relevancia. Ahí nos la jugamos». Opiniones que en efecto enlazan con el dictamen del autor de 'Águilas y colibríes'. «El periodismo hoy es más importante que nunca», sostiene el profesor del campus Miguel Hernández. «Durante demasiado tiempo, la historia del periodismo ha sido una historia de declive, desconfianza y desesperación. Hemos escuchado los mismos estribillos como que 'el periodismo está muerto, es una profesión de fracasados, ha perdido toda credibilidad pero esta narrativa pasa por alto una verdad crucial: que en medio de los desafíos, está floreciendo un movimiento vibrante en toda Europa, liderado por periodistas valientes y visionarios que se niegan a rendirse».
Así que apoyado en esas historias no muy conocidas sobre esta especie de héroes y heroínas del periodismo actual «y sus historias de resiliencia, innovación y compromiso inquebrantable con el servicio público, que son maravillosas», García Avilés apunta en sus investigaciones hacia un horizonte más prometedor del fijado en el discurso habitual. No olvida que «los directivos de los medios han dado muchos palos de ciego en los últimos años y se han dejado arrastrar por los fuegos artificiales de la tecnología». Recuerda al respecto la irrupción de internet, «que lo cambió todo». «Luego llegaron las redes sociales y ahora el tsunami de la IA», enumera, «pero ninguna tecnología, por sí sola, sirve para contar mejores historias ni producir periodismo de mayor calidad: es algo que sólo los periodistas pueden aportar».
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¿Resumen? «El periodismo es esencial en la sociedad, un servicio público para que la ciudadanía se informe con libertad y esa labor no la puede reemplazar ningún algoritmo», afirma. Una tesis que desarolla a partir de los ejemplos citados de todos esos periodistas cuyo rastro persigue en las páginas de su libro y que comparten «cinco rasgos esenciales que explico en el libro». A saber: «Escuchar a las audiencias de verdad y conocer muy bien lo que necesitan, incorporar nuevas vías de ingresos, innovar en la forma de contar historias, el uso responsable de la IA y el liderazgo basado en cuidar a sus equipos y confiar en las personas». Los argumentos que caracterizan otro de esos casos de éxito: Aftonbladet, un diario sueco que desarrolla una encomiable mezcla de innovación en la aplicación de la IA, la investigación y la capacidad de escuchar a sus lectores. «Su estrategia le ha convertido en líder en Suecia: 4,5 millones de usuarios en la web y más de 300.000 suscriptores confían a diario en Aftonbladet, en un país de diez millones de habitantes». Con un apunte adicional: «En los países nórdicos existe un maravilloso espíritu de colaboración entre los medios, lo cual les hace aprender más rápido y ser más fuertes». «Esto en España es impensable», alerta.
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