El temple de los empresarios fallecidos en la dana: llamada de despedida «con el agua al cuello»

En los tomos que han salido ahora a la luz se recogen muchos testimonios en los que los familiares buscaban a los desaparecidos, o declaraciones en las que hijos o padres narran esos últimos momentos, bien por llamada telefónica o por mensaje de guasap.

Maite Marín, hija del empresario José Luis Marín, desveló en una entrevista en LAS PROVINCIAS que su padre hizo una última llamada para despedirse porque sabía que no iba a poder salir de aquel torrente de agua: «Cuando mi padre estaba ya dentro del barranco del Poyo llamó a mi madre y se despidió». Un dato que se confirma en el sumario que instruye la magistrada Ruiz Tobarra.

Aquel 29 de octubre, José Luis Marín había quedado con sus amigos y también empresarios Vicente Tarancón, Antonio Noblejas y Miguel Burdeos. Los cuatro, como hacían con cierta asiduidad, quedaron a comer en el restaurante La Orza de Chiva, donde su propietario, Ángel Espejo, se despidió de ellos después de comer y les pidió que condujeran con cuidado que estaba lloviendo mucho. Ahí se dieron el último abrazo, con el hostelero que siempre tenía un sitio reservado para ellos.

En el sumario se recoge la entereza de Vicente Tarancón, fundador de Luanvi, y de José Luis Marín, de Colegios Mas Camarena, que en los últimos momentos de su vida se sobrepusieron al pánico para decir adiós a sus seres más queridos, en esa última llamada de despedida.

Así lo relata uno de los hijos de Vicente Tarancón en su declaración ante la jueza. Vicente Tarancón Gómez puso una denuncia por la desaparición de su padre el 30 de octubre, un día después de la riada. En su declaración confirma que su padre había quedado con tres amigos empresarios en Cheste y que de ahí irían a comer -como así hicieron en el restaurante de Chiva-.

Sobre las cinco de la tarde, el hijo de Vicente Tarancón llamó a su padre, pero el teléfono estaba apagado y no supo nada más de él. El fundador de la empresa Luanvi, unos minutos antes, había llamado a su esposa, pero la llamada no se pudo atender.

En cambio, y según relató el hijo de Tarancón, otro de los empresarios que fue a comer con su padre, que no era otro que José Luis Marín, sí que pudo llamar a su familia para comunicarles que estaban en la rambla de Poyo, que tenían el agua al cuello y que no iban a sobrevivir. Una llamada de despedida para su familia, la misma que hizo Vicente Tarancón con los suyos, en un momento en que ambos, en un ejercicio de templanza, se sobrepusieron a la escena para poder despedirse de los suyos.

La última localización de Marín fue en un punto de la carretera entre Cheste y Loriguilla, según declaró el hijo ante la Guardia Civil el 31 de octubre, dos días después de la dana. Tarancón, Marín y Noblejas salieron juntos desde Mas Camarena para recoger a su amigo Miguel Burdeos, propietario de SPB, en el polígono industrial de Cheste y en dos coches -un Bentley y un Volvo- se desplazaron a Chiva para comer.

El hijo de José Luis Marín señaló que el último contacto con su padre fue a las 18 horas del 29 de octubre y que a partir de ese momento, su móvil ya no dio señales, al igual que tampoco funcionó el de sus compañeros de comida.

Los cuerpos de los cuatros fallecidos fueron encontrados por los servicios de emergencias días después en la zona de la rambla del Poyo, lugar donde también desapareció Elisabeth y su madre, vecinas de Cheste y empleadas en el hostal La Carreta, que fueron arrastradas por el agua casi en el mismo punto donde se le perdió la pista a los empresarios valencianos.