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Paz Asensi, vecina de Alfafar. LP

Zona cero: vidas rotas ocho meses después de la dana

El tiempo pasa, las ayudas no: vecinos y pequeños empresarios siguen atrapados en la burocracia tras la dana

Nacho Roca

Catarroja

Lunes, 30 de junio 2025, 12:48

La dana del 29 de octubre de 2024 convirtió a Alfafar, Sedaví y Catarroja en una zona cero de pérdidas materiales, emocionales y económicas. Ocho meses después, muchas de las personas afectadas siguen esperando respuestas y ayudas eficaces. Paz, Juan y Javier denuncian la lentitud burocrática, la falta de implicación institucional y el coste emocional y económico de una reconstrucción que sigue estancada.

Catarroja, Sedaví y Alfafar siguen arrastrando las heridas de la DANA que, el 29 de octubre de 2023, lo cambió todo. Ocho meses después, muchos de los vecinos de la zona cero aún no han podido volver a la normalidad. Ámbitos como la vivienda, el comercio y la empresa coinciden en la misma denuncia, «la gestión administrativa ha sido lenta, fría e ineficaz».

Paz Asensi, vecina de Alfafar, lo perdió todo. Su casa, una planta baja, quedó completamente inhabitable. «La pérdida fue del 100%», explica. A pesar de tener un seguro, la compensación llega siete meses después y con una cantidad muy por debajo de la pactada. Mientras espera comenzar las obras, vive con su madre en una vivienda sin espacio suficiente para convivir con su hijo. La situación la ha dejado emocionalmente agotada: «Volver a casa y no poder entrar te desestabiliza. No tienes privacidad, no tienes vida».

A esto se suma la pérdida del coche, también dañado por la riada. El seguro pagó directamente a la financiera del vehículo, y ella tuvo que pelear para que no le cobraran intereses injustos. «He tenido que luchar por cada paso. Mi vida está en pausa», reconoce Paz.

En Sedaví, Juan Benajas, al frente de una empresa de control de plagas, aún lucha por levantarse. Su negocio, con más de dos décadas de trayectoria, fue devastado por completo. El agua alcanzó casi dos metros en el interior del local, destruyendo vehículos, maquinaria y materiales únicos diseñados por su propio equipo. «Solo hemos podido seguir gracias a nuestros clientes y proveedores. Lo que no ha llegado es la ayuda institucional».

El Consorcio de Compensación de Seguros apenas le ha ingresado 8.143 euros de los 65.000 solicitados. Mientras tanto, ha tenido que endeudarse para continuar. Lo más grave, denuncia, es que el expediente fue gestionado desde una oficina en Sevilla, sin que nadie visitara Sedaví. «Lo más duro no ha sido solo perderlo todo, sino la sensación de indiferencia por parte de la administración. Lo único que nos ha sostenido ha sido la solidaridad».

En Catarroja, Javier Bort, tercera generación de una tienda de pinturas emblemática, vivió la devastación en carne propia. La riada inundó su local con 2,40 metros de agua, destruyendo estanterías, maquinaria, escaparates y vehículos. Sin embargo, no se detuvo. El 10 de noviembre ya estaba repartiendo pedidos de noche con una furgoneta prestada y limpiando durante el día. «No podía fallar a mis clientes. Esta tienda es mi vida». El Consorcio ha cubierto parte del siniestro, pero tras mucha insistencia. El coche sigue desaparecido y le han denegado la ayuda para uno nuevo por presentar un documento fuera de plazo. La falta de atención institucional contrasta con el apoyo recibido por parte de proveedores, clientes y voluntarios. «Un día, al volver, me encontré el local completamente limpio gracias a 20 personas que se presentaron sin que yo lo pidiera. Esa solidaridad te da fuerza para seguir».

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