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Con dos orejas y una boca

Del talón de Aquiles de Feijóo, el lenguaje verbal, no puede manar munición constante para el rival

Viernes, 24 de febrero 2023

Sócrates decía «habla para que yo te conozca» y hay pocas verdades universales tan ciertas como esta, a pesar de los pensadores que defienden justamente ... lo contrario o que la importancia radica en los hechos y no en las palabras. Sea como fuere, lo bien cierto es que en materia política aquello que un día se dijo puede perseguirte como una maldición para el resto de los días, por más que uno rectifique o se disculpe del patinazo. De ahí la inmensa importancia de pensar antes de hablar o de limitar las ocurrencias y arrebatos léxicos, y más cuando enfrente encuentras bien dispuestos a ridiculizarte, o a tergiversarte lo dicho en propio interés. Que le pregunte sino a Feijoò con la que le ha caído estos días a cuenta de su «gente de bien» -que no estuvo acertado- pero que tampoco ha sido para tanto. A cien días de elecciones, pasan estas cosas.

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Como vengo manteniendo, el gallego -un notable candidato por preparación y experiencia- debería emplearse mucho más en oratoria. De su particular talón de Aquiles, el lenguaje verbal, no puede manar munición gratuita constante para el rival como suele suceder. No ya por sus votantes (que le votaran igual) sino por los que nunca le han votado y pudieran hacerlo en su camino hacia Moncloa. Cuando no es posible conocer personalmente al candidato, son las palabras la base sobre la que levantamos un retrato. Y más hoy, en la era de la prisa. Muy pocos emplean tiempo en documentarse sobre una candidatura. Bastan cuatro pinceladas rápidas para dictar 'sentencia'. Y así nos va.

En política, las frases (y su interpretación más torticera) se adhieren a la memoria como una lapa. Tanto que hasta sobreviven al personaje por muy injustas o inocentes que fueran. Es fácil recordar el «relaxing cup of café con leche» aquel «caloret faller», el «amiguito del alma», «me he equivocado no volverá a pasar», «manda huevos» o «¿por qué no te callas?». De otras, mas en sintonía con la grabación indiscreta de ZP y Gabilondo y ese «nos conviene la tensión» se han nutrido otras como «los escraches son jarabe democrático», «niños, niñas y niñes», «todos, todas, todes» o «fachas con toga». Y por último, las hay hasta incluso más repulsivas que el Tito Berni y sus fiestas corruptas regadas con alcohol, viagras y putas. ¿o ya no recuerdan el «te azotaría hasta hacerte sangrar»? Para que luego digan que una frase no te retrata.

En resumen, que en esto del juego dialectico, menos insultar y amenazar, vale prácticamente todo por muy osado, bajuno o cejijunto que resulte o por mucho que atente contra la la inteligencia y el sentido común. Vale incluso, hasta mentir. ¿Cómo era aquello de «yo no dormiría tranquilo» si pactara con Podemos?. Así que parafraseando al presidente Aznar y aquel indiscreto «¡vaya coñazo que he soltado!» acabo ya con una reflexión final. Si tenemos una sola boca para hablar y dos orejas para escuchar, será por algo.

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