Mislata ultima las obras ante el cierre del Doctor Moliner
«Están trabajando, pero nosotros tenemos a nuestro hermano aquí y ni nos enteramos», afirman familiares de un paciente
Dos mujeres salen de uno de los pabellones de la zona de enfermos crónicos del Hospital de Mislata. Una de ellas fuma, la otra ... mira hacia el infinito. Denotan tristeza, pero también esa entereza del familiar que ya vislumbra el final como una liberación: «Mi hermano se está muriendo, le quedan horas. Pero el personal sanitario aquí, de diez. Están muy pendientes, y el médico entra cada muy poco tiempo para ver si está tranquilo». Lleva tres meses ingresado en una zona ya reformada, con la habitación recién pintada y mobiliario nuevo, con más de un asiento para los acompañantes, dado el diagnóstico del paciente. «Esto ya está todo renovado, ahora están trabajando por allí. Sabemos que están en obras, pero ni nos enteramos», añaden.
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Llega un coche conducido por un hombre con el mismo semblante. Las mujeres se suben al vehículo y se marchan. Los crónicos y sus acompañantes no tienen la misma paz que desprende la Serra Calderona, pero sí una atención similar a la que relataban Alicia e Itziar, familiares de una paciente que recibió el alta el pasado martes en el hospital Doctor Moliner.
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Los últimos días del Doctor Moliner
Los últimos días en Porta Coeli están siendo de despedida y cierre hasta dentro de cinco años. Al mismo tiempo, se viven jornadas frenéticas en el vetusto –pero al mismo tiempo ya remozado– recinto sanitario junto a la V-30. En Serra quedan menos de 20 pacientes y cada vez menos mobiliario. Los enfermos que se marchan reciben el alta y el continente del edificio inaugurado en 1899 está siendo cargado desde hace días en furgonetas para llevarlo al Hospital Militar.
A este jueves 14 de agosto todavía no había llegado ningún paciente procedente del Doctor Moliner. Desde hace días, gran parte de los sanitarios que hasta hace nada trabajaban en Porta Coeli realizan su jornada laboral en Mislata. No hay una fecha concreta para el traslado, más allá de lo que deslizó la Conselleria de Sanitat: entre finales de agosto y principio de septiembre. Pero tanto los familiares de pacientes que siguen en Serra como personas que están en Mislata hablan de este lunes 18 como el momento de iniciar el trasvase.
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Pero lo cierto es que los sanitarios y obreros que trabajan en el pabellón que sustituirá el Doctor Moliner guardan un silencio sepulcral. Fuentes de la Generalitat no dan nuevos detalles y, a título personal, todos los trabajadores se decantan por guardar silencio. Es más, el personal sanitario se parapeta en el escudo de la 'zona en obras', tal y como están declarado los pabellones que se están reformando o construyendo. A través de las puertas de la zona que da al este se puede observar ya mobiliario nuevo: algunos enseres ya colocados en habitaciones y lo que serán salas de espera, pero también otros embalados en grandes paquetes (recién descargados) en el hall principal del Hospital Militar.
El recinto es un mar de contrastes. Esta zona de enfermos crónicos contará con 78 camas como compensación al cierre temporal del Doctor Moliner. Pero Mislata ya está entre el elenco de hospitales para crónicos en la Comunitat, junto a La Magdalena, Dénia, Pare Jofre y Sant Vicent del Raspeig. Por encima de la deteriorada valla que acota el recinto del Hospital Militar, junto a la puerta principal, luce un cartel: este anuncia la reforma y ampliación del centro, con una inversión de casi 31 millones financiada en parte con fondos Feder de la Unión Europea.
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Un recinto de contrastes
Mientras dure la reforma del Doctor Moliner, parte de los enfermos que irían a Serra ahora acabarán en Mislata. Bien en pabellones nuevos, entre los cuales hay una moderna zona de recreo. A pocos metros, agoniza por el desuso una vieja garita de vigilancia junto a la valla, propia de las instalaciones militares. La zona perimetral del Hospital Militar necesita un buen lavado de cara. Que seguro que se actúa una vez vayan acabando las obras importantes, la de puesta en marcha de los pabellones.
Porque por ejemplo ya se ha reasfaltado la zona que hay justo enfrente del hall principal. También contrasta con la valla que separa el recinto hospitalario de la calle, que en algunos puntos hay hasta muros derrumbados. Las antiguas zonas de recreo están llenas de maleza, que las convierte en impracticables. Algunos de los familiares de pacientes ingresados en el Doctor Moliner subrayan el entorno, en plena Serra Calderona, como un valor añadido. A pesar de que el Hospital Militar se halla junto a un núcleo urbano con alta densidad de población y limita con una autovía, lo cierto es que la parcela está bastante bien aislada del ruido. Y seguro que las habitaciones, todavía más. Con el mismo personal y el lavado de cara necesario, la atención debe ser similar a la de Serra.
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