El día más emotivo de la Guardia Civil en Utiel: «Aquí empezó el desastre de la dana, con héroes que salieron de un cuartel en ruinas»
El cuerpo celebra el día del Pilar en el primer municipio afectado por la riada y con una corona de flores colocada por María Isabel y sus dos nietos, rescatados del agua por los agentes
Es el día más querido por todos los guardias civiles. La jornada de honrar a la Virgen del Pilar, su patrona, de recordar a los compañeros caídos y de condecorar a quienes han destacado por sus servicios en el último año o en toda una vida dedicada al cuerpo. Pero el de este año era una cita especial: el primer día de la Guardia Civil tras la mortífera dana. Y como no, la Benemérita no podía elegir otro sitio. Utiel, el primer municipio afectado por las salvajes aguas, con seis fallecidos entre sus vecinos, y con un símbolo de entrega, el de su cuartel, desde donde los agentes se echaron a la calle para salvar decenas de vidas atrapadas entre el barro y la barrancada.
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María Isabel Pons, María y Guillermo eran este domingo la viva imagen de la emoción y el agradecimiento. La mujer y sus dos nietos fueron algunos de los que hoy tienen que agradecer la vida a los guardias civiles que protagonizaron rescates aquel día. Ellos fueron los encargados de colocar la corona floral de homenaje a los caídos. Y ellos han escuchado también el sentido discurso del General Jefe de la VI Zona de la Guardia Civil, Arturo Prieto: «Aquí comenzó todo hace casi un año. Aquí comenzó ese desastre que supuso la dana de octubre. Y de este cuartel salieron vuestros guardias civiles, porque son vuestros, porque son los que estaban en el pueblo y con vosotros rescataron a un montón de gente». Con un mensaje hacia el ministerio del Interior. «A pesar de estar en un cuartel que no puede calificarse de otra forma que ruinoso», ha criticado el general jefe.
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Prieto también ha querido tener un agradecimiento especial «por su implicación y cariño» para la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, presente en el acto y quien ha roto a llorar al escuchar estas palabras.
Entre las primeras distinciones con distintivo rojo, los agentes del cuartel de Utiel que el 29-O protagonizaron el rescate de los atrapados por la riada. «Muchos con riesgo para su propia vida. Son un orgullo para esta institución y para este país», ha destacado el general jefe. El homenaje a los caídos también ha incluido, como no, un recuerdo para los fallecidos por la furia de las aguas en el cuartel de la Guardia Civil de Paiporta. Elk mando ha mencionado «con profundo respeto y emoción» a Adolfo Torres Lafuente, guardia civil fallecido en Paiporta; y a Nieves Navas, pareja de otro agente que también perdió la vida.
El general ha hecho un precioso paralelismo. Ha recordado que los dos primeros guardias civiles fallecidos en acto de servicio lo fueron hace 175 años, «cuando rescataron a seis personas que estaban siendo arrastradas en su carruaje por una riada. Luego fueron a salvar a otros y perecieron». Hoy, «los guardias civiles siguen arriesgando su vida por salvar a las personas en riadas como esta».
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Entre los condecorados destaca la medalla al mérito con distintivo rojo concedida al cabo Luis Valcárcel, destinado en el GRS desde el año 2000 y quien junto a otros tres compañeros, también reconocidos en su día, rescató a un hombro atrapado en un coche varado entre dos columnas en el barranco del Poyo en las primeras horas del alba durante la dana.
«Mi compañero y yo nos anclamos con cuerdas al vehículo oficial y nos metimos en el lodo para llegar hasta el hombre, que estaba ya con hipotermia y prácticamente desfallecido», recuerda Valcárcel. Tras utilizar los grilletes a modo de sujeción se lo puso al cuello mientras el compañero lo cogía de la cintura y los otros dos guardias civiles tiraban de los tres para sacarlos hasta la orilla, haciendo frente a la corriente.
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«El agua bajaba con fuerza, arrastraba cañas y pensábamos que no salíamos». De hecho, los otros dos compañeros tuvieron que tirarse también al agua. Una vez a salvo «lo dejamos en un puesto médico y seguimos realizando rescates, no se podía parar», señala. El cabo le dedica la medalla a su familia y su compañero Rubén, uña y carne desde que empezaron juntos en la unidad, quien falleció poco después de la dana. «Para él es esta medalla».
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