El calor en las residencias: visitas médicas, control de la medicación y lugares frescos
El protocolo determina también el uso de cremas protectoras, comer abundantes ensaladas, frutas y verduras y beber dos litros de agua al día
El calor sigue apretando. Ya en pleno verano no da respiro. En estos episodios muchos colectivos están expuestos directamente al sol y al ... incremento de las temperaturas. Son los que trabajan en la calle: obreros, jardineros, operarios de telefonía, barrenderos, entre otros. Pero no son los únicos colectivos sensibles. Otro de ellos es el de los ancianos que están especialmente expuestos a un golpe de calor o una insolación.
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La Conselleria de Servicios Sociales ha elaborado un protocolo que debe guiar los pasos de los profesionales en la atención a los ancianos en las residencias. Un documento detallado en el que se recogen las instrucciones para las personas que atienden este tipo de instalaciones en un momento en el que estas personas mayores son aún más vulnerables.
El protocolo establece como comportamiento habitual que según sea la alerta meteorológica se fija «un seguimiento personalizado en función del tipo de paciente y del nivel de alerta que presente cada día». Así, en la alerta amarilla se establece la vigilancia por enfermería con un mínimo de contactos por persona de uno al día. En el caso de que la alerta sea naranja, la vigilancia asciende a un mínimo de dos contactos de enfermería por persona y día y si la alerta es roja la vigilancia se establece en un mínimo de dos contactos de enfermería por persona y día.
También hay un dispositivo especial para las noches tórridas, aquellas en las que la temperatura no baja de los 25 grados. En este caso, la vigilancia de las personas residentes, en especial aquellos que sean de riesgo, se adaptará a los ciclos de vigilia y sueño para no interferir en el descanso de las personas residentes.
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Otra de las recomendaciones que aparecen fijadas en el protocolo es definir las zonas más frescas del centro residencial y los procedimientos para el traslado a esta parte de la residencia de lo spacientes según el nivel de alerta por calor. Además, tendrá que «valorarse las condiciones ambientales de las habitaciones en función de la ventilación y de la climatización».
Además, se recomienda protegerse del sol, evitando salir a la calle y hacer esfuerzos físicos en las horas de más calor (entre las 12 y las 17 horas). También se pide que usen cremas protectoras adecuadas, beber agua abundante y consumir frutas y verduras.
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En cuanto a las bebidas, el protocolo establece que se beba unos dos litros diarios por persona. Para protegerse de una deshidratación se recomienda la ingesta regular de agua (siete u ocho vasos diarios) facilitando su disponibilidad mediante jarras o dispensadores en lugares de cómodo acceso.
Otra de las recomendaciones es incrementar la ingesta de alimentos líquidos como sopas, gazpachos, zumos leche, infusiones, gelatinas. También se establece que se aumente el consumo de frutas, especialmente las más acuosas como son el melón o la sandía.
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Por otra parte, hay que distribuir de manera adecuada las macronutrientes e incrementar el consumo de verduras en general priorizando las crudas en ensaladas o sopas frías.
También es bueno evitar las comidas copiosas siendo preferible aumentar el número de tomas diarias disminuyendo la cantidad (desayuno, media mañana, comida, merienda, cena y recena).
Otra de las recomendaciones es la identificación de los residentes de alto riesgo definiendo a través de una valoración médica un censo de estas personas en el que se establezcan las pautas de prevención e hidratación oportunas. Así, se deberá vigilar, incluso en turnos de noche, «cualquier signo de malestar derivado de las altas temperaturas (debilidad, mareos, confusión, alteraciones de la respiración), así mismo, deberá vigilarse el estado de la piel, la orina, etc.
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