Cuartel de la Guardia Civil de Llíria. Efe-Raquel Segura

«Tuve un ataque de ansiedad. Mi salud mental va a peor. No puedo con esto»

La mujer que denunció a un guardia civil por una presunta agresión sexual recibe una foto suya con insultos en el colegio en que trabaja: «Me lo tomo como un aviso»

Manuel García

Valencia

Lunes, 22 de septiembre 2025, 12:37

«Voy hacia abajo en cuestión de deterioro mental. No soy capaz de asimilar todas estas cosas y como cada vez van saliendo cosas nuevas para mí esto está siendo un problema muy grave. De sentarse y plantearse cosas, porque no puedo con esto».

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Quien se manifiesta de esta manera es una mujer. Esta vecina de un municipio de la comarca del Camp de Túria, que prefiere mantenerse en el anonimato, ya fue noticia el pasado mes de junio cuando la titular del juzgado 2 de Llíria decretó, para un agente de la Guardia Civil, una orden de alejamiento de 300 metros de distancia y la prohibición de comunicarse con ella.

En concreto, esta mujer denunció ante el cuartel de la Guardia Civil de Llíria que el pasado 17 de junio sufrió un episodio de «abusos sexuales, acoso y vejaciones» por parte de un agente de la Benemérita cuando acudió al acuartelamiento de Bétera para efectuar una denuncia por un conflicto vecinal. La titular del juzgado abrió una causa por un presunto delito de «agresión sexual», la actual denominación para este tipo de acciones.

Ahora, pocos meses después, afirma que sigue con problemas, a la espera del juicio, por otra situación que ha tenido que vivir. Esta mujer explicó que el pasado 16 de septiembre un miembro del centro educativo en que trabaja, en una localidad de l'Horta, encontró en el suelo, bajo la persiana de acceso, una fotografía tamaño A4 con su imagen en la que, además, estaban escritas las palabras 'zorra' y 'puta', hechos que denunció ante el cuartel de la Guardia Civil de Llíria.

Esta vecina recordó que después del problema que tuvo con el guardia civil, pensaba que «la cosa se iba a calmar. Y de repente encontrarme que voy a la escuela y me encuentro esta foto en la que salgo yo y se me está insultando, eso quiere decir que la guerra está continuando». Así, ha pedido que testifique como testigo el trabajador del centro que encontró la foto y que se investiguen las cámaras que hay en las cercanías del centro educativo por si se puede averiguar quién dejó esta imagen con los insultos.

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«No sé bien quién es esa persona que ha empezado la guerra otra vez», añadió. Y quiso dejar claro que no quiere acusar a nadie porque no tiene ninguna prueba, «pero quiero pensar que la familia de mi expareja, que al ver la noticia anterior, se han enfadado y han actuado de esta manera. Lo que sí que me produce es mucho miedo porque nadie sabía que yo estaba trabajando en esa escuela. Es decir, alguien me ha seguido hasta ahí. Si me ha seguido y sabe que trabajo ahí, puede volver en cualquier momento, sea quien sea, hacerme lo que me tenga que hacer. Esto lo yo lo tomo como un aviso», continúa explicando.

De hecho, después de lo sucedido, este pasado viernes «yo tenía un programa de radio que presento y no pude ir. Me dio un ataque de ansiedad, me tuve que ir al hospital, no pude estar en el programa y el programa tuvieron que salvarlo otras personas que conozco, porque mi estado de ansiedad era tan grande y saber que la persona que había venido a la escuela a hacerme esto me estaba viendo y no sabía por dónde iba a salir, si iba a venir en directo a hacerme algo o a decirme algo, si iba a aparecer con una llamada en directo, me iba a escribir, no sabía lo que iba a pasar».

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Asegura que, desde ese momento, «cada vez que voy por la calle me fijo a ver quién me sigue, quién no... Yo salgo muy pronto de casa y por unos caminos que nunca hay nadie. Ahora ya me da miedo ir porque pienso ¿y si aparecen de repente?, sea quien sea, ya no quiero decir que sea la familia de mi ex o sea el guardia civil. ¿Y si aparecen y si pasa algo?».

Agrega que se siente «muy desprotegida y con muchísimo miedo. Esto va a seguir y mi estado de ansiedad va a continuar también. Yo creía que iba a estar un poco mejor. Pero el palo que tuve en junio con el agente de la Guardia Civil y ahora esto no me está dejando muy bien en temas de salud».

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Otra cuestión que le preocupa es la de su expareja, actualmente en prisión, de quien asegura haber recibido amenazas: «Me decía que enviaría a un sicario a matarme». Además, también está preocupada por la seguridad de sus hijos.

Esta mujer ha añadido que ha escrito una autobiografía, que finalizó en octubre del pasado año. en la que cuenta todo lo que le está pasando. Así, asegura que las personas con las que tiene un problema «también saben de la existencia de este libro, quizás se lo habrán leído».

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Asegura que cuando publica una noticia y ofrece información, se siente desacreditada, motivo por el cual decidió publicar el libro «para contar la realidad, la verdad, la de verdad con pruebas, con sentencias, no la verdad que ellos inventan. Eso les molesta, pero yo no puedo estar todo el día callada».

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