Los cítricos, la primera base económica sólida de Vila-real
La industria villarrealense despegó en los 60 con la metalurgia, la producción de maquinaria, el azulejo y otros materiales de construcción
E. PALOMARES
Sábado, 28 de marzo 2015, 00:16
Vila-real ha demostrado ser un municipio que ha sabido adaptarse a los cambios de la coyuntura económica a lo largo de su historia, desde la concesión de la Carta Puebla por parte del rey de Aragón Jaume I el 20 de febrero de 1274, fecha de la fundación de Vila-real por segregación territorial de Burriana.
«El municipio consiguió la reactivación económica con el desarrollo de los cítricos que se complementó con la intensificación de los cultivos tradicionales», según destacan desde su Archivo Municipal. En 1856 hay datos de un ciudadano de Vila-real que aplicaba adobos orgánicos en huertos de naranja y mandarina cuya explotación ya se realizaba de manera sistemática desde la década anterior.
Los cambios y desarrollo en el sector agrario en Vila-real incentivaron, además, otras actividades colaterales como la construcción de carros para el transporte, la edificación de almacenes de manipulación de la fruta, serrerías y talleres de carpintería por la demanda de recipientes.
Mientras la ciudad seguía con su desarrollo económico llegaron los grandes avances higiénicos, tras el derribo de las murallas en la segunda mitad del XIX. Esto permitió acometer mejoras urbanas e higiénicas junto con la entrada definitiva en el periodo contemporáneo del uso del agua.
Hacia 1898 se excavaron los primeros pozos. Se abrió un imparable proceso que convirtió en terrenos de regadío todo el término municipal. Al año siguiente se inició la red de distribución del agua potable en los domicilios.
Las buenas expectativas con que se inauguró el nuevo siglo, con la visita del rey Alfonso XIII (1905), precedida por la concesión en 1904 del título honorífico de ciudad, parecían frustrarse por la crisis económica que se extendió por Europa. Pero, «a partir de los años 20, se asentaron las bases de un funcionamiento capitalista a través del asociacionismo de los agricultores y el empujón de un amplio colectivo de comerciantes», señalan desde el Archivo Municipal. La población recibió también la primera gran oleada de trabajadores inmigrantes, llegados sobre todo de tierras aragonesas.
Al terrible impacto de la Guerra Civil de 1936, con la pérdida de vidas humanas y destrucción del patrimonio artístico se sumaron, en la oscura etapa de posguerra, los estragos de la tuberculosis y otras enfermedades entre los habitantes más jóvenes y, en los años 1946 y 1956, unas intensas nevadas que destruyeron todas las cosechas e incluso los mismos árboles frutales.
Nuevos sectores económicos
Ante estas adversas circunstancias, y buscando una vez más las alternativas económicas, la ciudad reaccionó con decisión. Sin olvidar la agricultura de cítricos, se produjo, a partir de los 60 una fuerte industrialización gracias a las iniciativas del empresariado y una nueva llegada de obreros, esta vez mayoritariamente desde el sur de la península. Metalurgia, material de construcción, maquinaria agrícola y, sobre todo, una creciente y variada producción del azulejo asentaron las bases del futuro económico.
La envergadura del crecimiento desde 1960 creó un conjunto de economías de escala y de concentración que atrajeron hacia la ciudad sucursales de empresas nacionales y extranjeras. Mientras, el tejido socioeconómico de la ciudad, que gravita alrededor del subsector del azulejo y en menor medida relacionado con la agricultura y el sector servicios, se hizo más complejo y sobre todo muy dinámico. Los pavimentos y revestimientos configuraron un ciclo productivo, cerrado e integrado en la ciudad, que la convirtieron en el centro azulejero más importante de España y en uno de los más notables de Europa.
Todo este importante proceso de crecimiento económico tiene su reflejo en la vida ciudadana. Con 50.600 habitantes, Vila-real es la segunda ciudad de la provincia de Castellón y una de las más grandes de la Comunitat. Su envergadura, desarrollo y dinamismo la convierten por méritos propios en centro comarcal de servicios, con el Hospital de la Plana, la Agencia Tributaria, el Palacio de Justicia, la comisaría de Policía Nacional y la UNED. Además, dispone de un potente sector terciario comercial y un sector turístico en crecimiento.
La crisis económica y financiera de principios del siglo XXI ha afectado notablemente a la estructura económica de la ciudad. Aun cuando la actividad industrial y azulejera sigue siendo motor económico y referencia en el sector cerámico en ámbitos supramunicipales, Vila-real busca de nuevo, como hizo a mediados del siglo XX, una diversificación económica. En esta línea, ha reforzado su posicionamiento como ciudad prestadora de servicios de referencia comarcal y avanzado en una nueva línea estratégica de desarrollo económico sobre el eje de la innovación y el conocimiento que le ha permitido obtener, en noviembre de 2011, la distinción de Ciudad de la Ciencia y la Innovación otorgada por el Ministerio de Economía y entrar a formar parte de la red 'Innpulso' de ciudades innovadoras.
Vila-real ha conseguido destacar en el ámbito de la celebración de congresos y jornadas profesionales de tamaño medio; la celebración de festivales y eventos del ámbito cultural, con la principal referencia del Festival Internacional de Teatre al Carrer; el impulso del sector vinculado a la salud y la actividad deportiva como fuente generadora de riqueza y calidad de vida, a través de infraestructuras como el Centro de Tecnificación Deportiva; y la implantación de proyectos relacionados con el conocimiento, como la creación de la Cátedra de Innovación Cerámica Ciutat de Vila-real, la sede de la UJI o la futura sede de la UOC son otros de los ejes estratégicos de desarrollo.