«La música me conecta con el universo»

«Siempre fui un apasionado», confiesa Josep Vicent (Altea, 1970), director de orquesta y responsable artístico del Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) desde hace apenas dos meses: «Estoy convencido de que la conexión con el sonido me aporta salud, equilibrio mental, armonía con todo lo que me rodea. Me ayuda -asegura- a sentir con más fuerza el amor y el deseo». «La música -añade el director- me conecta con el universo».

Vicent será el encargado de cerrar mañana -20.00 horas- junto a la Orquesta Sinfónica de la Región (OSRM) el ciclo 'Grandes conciertos' del Auditorio Víctor Villegas de Murcia. Será la primera vez que se ponga al frente de la formación murciana, con la que lleva ensayando desde el pasado lunes. Titular de la Sinfónica de las Islas Baleares entre 2012 y 2014, y director de The World Ochestra desde 2004, con la que ha viajado por todo el mundo arropado por músicos de 60 nacionalidades, Vicent ha trabajado junto a La Fura dels Baus y el Circo del Sol. También ha dirigido, entre otras, a la London Symphony, la Liverpool Royal Philharmonic Orchestra y la Orquesta Sinfónica de Chile.

-¿Qué propone para el concierto de mañana?

-Presentamos un programa muy ambicioso y muy moderno. Viaja desde las músicas con influencia folk de principios del siglo XX al ballet 'Petrushka' de Stravinsky. Es un programa de enorme ambición con mucha carga rítmica y mucha energía. Un programa de mucho color; joven.

-Usted empezó como solista, ¿qué le llevó a la dirección?

-Fue un proceso muy gradual. Entonces la dirección de orquesta era para mí una segunda actividad pero poco a poco fue ocupando todo mi tiempo. Nunca fue una decisión de hoy para mañana.

-¿Se dejó llevar?

-Siempre fui un apasionado. Dirigir una orquesta te permite estar en contacto con lo más esencial. Para mí el sonido es la experiencia más increíble de un individuo, más incluso que escribir. De algún modo la música me conecta con el universo. Es un acto absolutamente sublime.

-¿Qué le aporta?

-Salud, equilibrio mental, armonía con lo que me rodea. Me ayuda a sentir con más fuerza el amor, el deseo; cualquier sensación que pueda tener el ser humano a lo largo de su vida. Y eso es lo más importante, más que el hecho intelectual.

-Usted apuesta por renovar la música clásica, ¿por qué?

-No es una apuesta. Me considero un hombre de mi tiempo, con las inquietudes y los problemas de un hombre de mi tiempo. Vivo la realidad de hoy, y vivo la música en directo como un hecho creativo, no como un hecho museístico. No es tanto renovar el lenguaje para hacerlo más moderno, más 'light' o más pop; es afrontar el hecho creativo con la realidad actual.

-¿De qué se ha dado cuenta a medida que ha ido creciendo como director?

-De lo pequeñísimos que somos. Y de lo agradecido que uno está. Pero ocurre con todo en general, con el paso del tiempo, o con la pérdida de seres queridos. Te das cuenta de lo que significa querer, de lo que significa vivir, y de lo que significa, que es ya la guinda del pastel, poder estar rodeado de belleza.

-¿Qué tiene con Falla? [Es uno de los compositores con cuyas obras más ha trabajado]

-La primera vez que toqué en una orquesta interpretamos una obra suya, 'El sombrero de tres picos'. Me quedé absolutamente enamorado. Siempre he tenido la sensación de que en este país somos incapaces de recibir a un vecino o a un artista cercano con la misma generosidad que si fuera un señor de muy lejos. En Falla yo encontré un camino.

-¿Qué ambiciona?

-Uno va adaptando sus deseos a la realidad. Lo que quiero es tener la salud suficiente para seguir dándolo todo cada día en lo que hago.

-Y en el Auditorio, ¿qué espera encontrar?

-Me gustaría que hubiera una catarsis sonora. Mi intención es que todos salgamos de ahí con un poco más de inspiración y espero que se dé toda la comunión posible.