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El salvaje músico británico en el concierto que ofreció en 2001 en Río de Janeiro, luciendo la cruz de hierro en el cuello.
Indómita leyenda del rock

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El cáncer fulmina a Ian 'Lemmy' Kilmister, fundador, líder, alma y voz de Motörhead

MIGUEL LORENCI

Miércoles, 30 de diciembre 2015, 00:45

Implacable y fulminante. Así fue el cáncer de garganta que segó la vida de Ian 'Lemmy' Kilmister, fundador, líder, voz y alma durante cuatro décadas de Motörhead, la atronadora banda de heavy metal británica. A los 70 años se apagaba una vida plena de excesos, sexo, drogas y tanto rock como alcohol. Kilmister falleció dos días después de que le diagnosticaran la enfermedad y cuatro de la celebración de su septuagésimo aniversario, según anunció el grupo. El músico falleció en su casa de Los Ángeles «sentado frente a su videojuego favorito y en compañía de su familia», precisó el grupo que expresó su «conmoción y tristeza».

Fundador, cantante y bajo de Motörhead, respetado dinosaurio del rock, 'Lemmy' disfrutaba de una acreditada fama de empedernido juerguista que le llevó a cabalgar sin complejos por el lado salvaje de la vida. «Más rápido y más alto» era, no en vano, el lema de este músico fiero y duro. Aunque se le consideraba un pionero del heavy metal, él insistía en que Motörhead era un grupo de rock and roll. Con su estilo infernal y ensordecedor, la banda experimentó constantes cambios en casi cuatro décadas de actividad, pero siempre con 'Lemmy' al frente desde su fundación.

El cantante y bajista atribuía su longevidad al hecho de no haber consumido jamás heroína. Vivía en Los Ángeles, donde era un habitual del Rainbow Bar and Grill, en Sunset Strip. Se privó de la heroína, pero no de otras drogas, y él mismo explicó cómo logró mantenerse despierto durante dos semanas a base de anfetaminas. Fumador empedernido de Marlboro, consumía alcohol sin freno, al menos una botella diaria de bourbon Jack Daniel's, aunque en los últimos tiempos había optado por el vodka con naranja debido a la diabetes.

«No podría hacer mi trabajo si no fumase ni bebiese», dijo sabiendo que no era un modelo. «¿A quién le importa? No voy a promocionarlo como un estilo de vida, no quiero que chavales mueran por mi culpa, porque si cuentas que bebo como un pez desde hace 35 años, alguno pensará que también puede hacerlo», dijo en su día. Sostenía que el tabaco le convenía a su voz y que si dejaba de fumar se resentiría. «Si piensas que eres demasiado viejo para el rock, es que lo eres» había escrito en 'White Line Fever' la autobiografía que publicó en 2002

De apariencia inconfundible, Kilmister lucía un poblado bigote enlazado con aparatosas patillas que apenas cubrían dos grandes lunares. Aparecía siempre tocado con un sombrero tan negro como sus botas, pantalones y camisa. También eran aparatosos los tatuajes de sus antebrazos y la cruz de hierro que colgaba de su cuello. Un emblema nazi que le trajo abundantes problemas. El mismo anagrama aparecía en la bandolera de su bajo y el músico no ocultaba su oprobiosa colección de objetos nazis y militares. Se defendía de las acusaciones de filonazi recordando que era anarquista y que había tenido «ocho novias negras».

Se jactaba Kilmister de haber hecho el amor con más de mil mujeres y sostenía que nunca se casó porque la vida en familia era incompatible con la del roquero itinerante. Tenia muy clara la elección entre la pareja y el escenario. «El sexo dura 30 minutos y un concierto hora y media», decía Kilimister que era, no obstante, padre de un varón llamado Paul.

No menos característica que su vestimenta era su actitud sobre el escenario. En sus atronadores conciertos bramaba tras un micrófono inusualmente alto, herencia de sus primeras actuaciones. Ironizaba diciendo que era para no darse cuenta de la poca gente que acudía a verlos.

Camello de Hendrix

Ian Fraser Kilmister había nacido el 24 de diciembre de 1945 en Stoke-on-Trent, en el centro de Inglaterra. Su padre, un capellán castrense, abandonó la familia al poco de su nacimiento y 'Lemmy' creció al cuidado de su madre en la isla de Anglesey, en el noroeste de Gales. Admirador en su adolescencia de Buddy Holly, Little Richard y los Beatles, trabajó como miembro del equipo técnico y 'camello' del legendario guitarrista estadounidense Jimi Hendrix, en sus giras por el Reino Unido en los sesenta.

Fundó Motörhead en 1975, tras ser expulsado de Hawkwind, un grupo de rock espacial, psicodélico y progresivo, al ser detenido en Canadá por posesión de drogas. Junto al guitarrista Eddie Clarke y el batería Phil Taylor haría de Motörhead «una banda rápida y viciosa como MC5» un referente del hard rock. Debutaron en 1977 y se catapultaron con discos como 'Overkill' y 'Bomber' (1979) o 'Ace of Spades' (1980), título de uno de sus principales éxitos. En 1981 llegaron al número uno con su el poderoso directo 'No Sleep 'til Hammersmith'. El grupo publicó 22 álbumes que les otorgaron una enorme popularidad en el planeta del rock más duro, ruidoso y vertiginoso.

La muerte de Kilmister llega apenas un mes después de la del exbatería del grupo Phil 'Philthy Animal' Taylor, fallecido con 61 años. A pesar de la delicada salud del cantante y bajista, Motörhead seguía tocando, aunque suspendió algunos conciertos.

El grupo, que en agosto presentó 'Bad Magic', álbum número 22 de su discografía, tenía previsto volver a la carretera a partir del 23 de enero, con una gira por Mánchester, Glasgow, Londres, París, Barcelona y Madrid -4 y 6 de febrero- o Ginebra. El último concierto de Motörhead en España fue el 17 de julio de 2015 en el Resurrection Fest en la villa lucense de Viveiro.

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