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Livermore presenta las actividades del Palau de les Arts. :: irene marsilla

El año sin sobresaltos de Livermore

El intendente, que ha logrado el respaldo de Cultura, deberá ahora revalidar su mandato sin la herencia artística de Helga Schmidt

CARMEN VELASCO

Martes, 19 de enero 2016, 21:12

«No soy María Estuardo, a quien le vayan a cortar la cabeza. Voy a dirigir el Palau de les Arts, que es uno de los teatros más grandes del mundo». Con estas palabras se presentó Davide Livermore el 27 de enero de 2015 ante los medios de comunicación. Apenas siete días después de que la policía nacional tomara el coliseo, del registro de las oficinas del auditorio y de la detención de Helga Schmidt, Cultura encontró el repuesto para la intendencia de Les Arts en el artista turinés.

Con la referencia a María Estuardo, Livermore quiso quitar dramatismo a su nombramiento pero hubo algo de trágico en todo lo que acaeció esos días en Les Arts, no por la designación de Livermore (siempre fue considerado «de la casa»), sino por la salida de su predecesora. Schmidt, la hacedora del milagro operístico en Valencia, terminó sus días en la ciudad imputada por los delitos de prevaricación, malversación y falsedad. La causa judicial está en manos de la Audiencia Provincial de Valencia.

Cultura rescindió el contrato de Helga Schmidt el 23 de enero de 2015, el mismo día que nombró oficialmente a Davide Livermore como director artístico. El trámite se rubricó en una comisión ejecutiva del Palau de les Arts. Ha pasado un año desde que el artista italiano accedió al trono del auditorio, doce meses en el que ha tomado decisiones determinantes para el futuro del coliseo y ha lidiado con el pasado.

De la historia del coliseo nunca ha renegado Livermore, quien siempre ha defendido la gestión artística de Schmidt. Fue ella quien le fichó para pilotar el Centro de Perfeccionamiento Plácido Domingo y fue ella quien le abrió las puertas de Les Arts. Él ha heredado un coliseo al que se rindieron la crítica y el público, dos legados poderosos que mantener en los próximos años.

La primera duda que generó Livermore es si su agenda sería capaz de atraer a las figuras de la lírica internacional y grandes batutas. ¿Lo ha conseguido? Con Zubin Mehta, no. El director indio aseguró el 28 de enero de 2015, hace un año, que no regresará a Les Arts hasta que no se haga «justicia» con Helga Schmidt. Para el exdirector del Festival del Mediterráneo, Schmidt fue destituida «sin la más mínima prueba de cualquier actuación incorrecta».

La presencia de Plácido Domingo durante 2015 corresponde a la herencia de Schmidt. Sin embargo, no estaba prevista la dirección de 'Samson et Dalila' a cargo de Domingo el próximo 20 de enero con el que el artista celebrará en Valencia su 75 aniversario. Además, Domingo, que siempre llena el patio de butacas, participará en la temporada 2016-2017 del coliseo.

Livermore tiene buena relación con el tenor Gregory Kunde, quien continuará trabajando en Les Arts. «Actuaré con dos óperas al año en las dos próximas temporadas. Me he comprometido con Davide para que así sea. Pero no puedo avanzar el título de los montajes porque no está cerrado», avanzó en una entrevista con LAS PROVINCIAS.

La próxima programación servirá para medir las fuerzas de Livermore, ya sin el peso de su predecesora y con un presupuesto ligeramente superior (22 millones de euros) al de los últimos años. A partir de ahora el intendente juega sin red.

Livermore ha de buscarse aliados dentro de la ópera pero también en los despachos. Apenas llevaba cinco meses en el cargo cuando las urnas despojaron al PP de las instituciones y, como consecuencia, cambió el equipo de la Conselleria de Cultura que le nombró. El departamento que dirige Vicent Marzà optó por mantenerlo. Cultura tiene planes para Les Arts y Livermore se muestra receptivo a las sugerencias del Consell. Ambos tienen en sus manos el timón del barco.

El intendente, desde el día en que tomó posesión, ha defendido el «teatro público» y la necesidad de que Les Arts no sea sólo un reducto de la élite cultural de la ciudad o emblema turístico. Esta concepción de abrir el coliseo a la ciudad encaja bien con la filosofía de los nuevos gestores, tanto de la Generalitat como del Ayuntamiento.

«El Palau de Les Arts es como una astronave en medio de Valencia, depende de la Generalitat, pero la ciudad necesita hablar con ella, necesita hacerlo suyo, que se convierta en un punto de encuentro», dijo Livermore tras reunirse con el alcalde Joan Ribó el pasado octubre.

En esa apertura hacia la ciudad, Les Arts ha entablado relaciones con dos instituciones: el IVAM y el Palau de la Música. Con la segunda institución el coliseo ha enterrado la rivalidad y los responsables de ambos auditorios tienen voluntad de entendimiento, de no contraprogramarse y se ser aliados. Con el IVAM, se ha inaugurado una línea de colaboración: el museo expone obras de arte en el Reina Sofía y Les Arts realiza recitales y otro tipo de espectáculos breves en la pinacoteca.

ADN musical

Les Arts, por el bien de la ópera, debe mantener buenas relaciones con los gobernantes, pero sobre todo no debe descuidar su ADN: la orquesta y la calidad de los espectáculos. Livermore asumió una transición tranquila, pero sus decisiones marcan caminos nuevos. Para el lanzamiento de Les Arts, Schmidt se decantó por Lorin Maazel y Zubin Mehta. Para la segunda vida del teatro valenciano, Livermore apuesta por Roberto Abbado y Fabio Biondi, que tutelarán el futuro de la Orquesta de la Comunitat. El intendente, que durante estos meses se ha ganado el favor de los trabajadores de la casa, sumó un tercer nombre a la dirección musical de auditorio al fichar como primer director invitado a Ramón Tebar, «el músico valenciano más internacional», a su juicio. Es un guiño al talento artístico de la Comunitat, un gesto hacia el lugar de influencia del teatro y una señal inequívoca de que Les Arts no da la espalda a los músicos de la región.

En la bicéfala dirección musical, Livermore ha repartido el repertorio en función de los maestros. Biondi domina el siglo XVII y XVIII mientras que Abbado profundizará en las piezas del siglo XIX y del XX. Livermore defiende que esta bipolaridad artística es «más barata» porque a «los maestros se les paga su caché», pero se involucran más (clases magistrales, conferencias, etcétera). «Aquí no sólo se habla de dinero. Se habla de proyecto, de identidad, de alma y de belleza. Esta es la revolución», dijo entonces.

El intendente es partidario de abrir el repertorio del Reina Sofía y, como ha remarcado durante estos meses, crear nuevo público. De ahí su gran apuesta del pasado año: la pretemporada a precios populares, de 7 a 40 euros. Funcionó. En algunas piezas, como 'La Bohème', la ocupación fue del 98%.

La orquesta no juzga los nombramientos. Los músicos agradecen que ahora el coliseo se rija con una mayor coordinación y programación. Se respira disciplina y cierta tranquilidad. Pasaron los tiempos convulsos de los ERE y de los capítulos ajenos a lo artístico. En septiembre se incorporaron a la Orquesta de la Comunitat trece integrantes, muchos de ellos trabajan puntualmente con la formación titular. El espectáculo debe continuar.

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