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El levantinista Javier y la valencianista Ivanna bromean en el salón de su casa. IRENE MARSILLA
Valencia CF - Levante UD

La ciudad recupera el pulso

Tres años y 205 días después, Valencia vuelve a disfrutar de su derbi. Hogares como el de Ivanna y Javier afrontan una velada de emociones fuertes

Viernes, 21 de noviembre 2025, 00:00

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Ivanna abre la puerta de su casa ataviada con una camiseta del Valencia. Porta el dorsal 8 y el nombre de una leyenda: Baraja. Una prenda de la temporada 2005-06, cuando el equipo era un asiduo a la Champions League. «Voy a avisar a Javi para que salga. Está teletrabajando», dice ella mientras se prepara para un 'combate' deportivo con su pareja. Minutos después, aparece él. Lleva una sudadera granate de la que se despoja enseguida. Debajo, la elástica del Levante correspondiente a la campaña 2015-16. Aquel curso, que acabó con el descenso de los azulgrana a Segunda División, Javier se enamoró de la entidad de Orriols. Ahora, con el conjunto azulgrana nuevamente entre los más grandes del fútbol español, la capital del Turia vuelve a respirar una rivalidad añorada. Han tenido que transcurrir tres años y 205 días. El derbi llega con el fantasma del descenso amenazando a ambos conjuntos, por lo que ninguno debería permitirse el lujo de fallar. Antes de que el balón eche a rodar en Mestalla, Ivanna se acomoda en una esquina de la mesa del salón. Javier se coloca enfrente. Apoyan los codos y arranca el pulso. Fuerzas equilibradas y emociones fuertes.

Todo queda en casa. Ivanna Pinedo y Javier Franco 'pelean' con las bufandas antes de sentarse a medir sus fuerzas. Sus apuestas, como era de esperar, difieren. «2-1», dice ella sin titubear: «Vamos a ganar. El momento del Valencia no es bueno. Estamos sufriendo mucho, pero contra el Levante yo creo que los jugadores van a tener un extra de motivación por ser el derbi y en casa». Javier escucha a su pareja y frunce el ceño. «El partido va a acabar 2-3». Está convencido de que, por primera vez en la historia, los granotas van a asaltar Mestalla: «En el estado actual, les podemos ganar. Y creo que lo necesitamos más nosotros. Ahora es el momento».

«Estamos sufriendo mucho, pero contra el Levante los jugadores van a tener un extra de motivación»

Ivanna Pinedo

Aficionada del Valencia

Un cúmulo de despropósitos sufrido en Orriols durante la temporada 2021-22 dejó a la ciudad sin una cita cada vez más atractiva y apasionante. Este viernes, Mestalla abrirá sus puertas para albergar un derbi al que ambos conjuntos llegan necesitados. El Valencia arrastra siete jornadas sin conocer la victoria. El Levante encadena cuatro. Precisamente, en caso de que blanquinegros y azulgrana firmen las tablas, el fin de semana puede terminar con los dos equipos en puestos de descenso a Segunda si el Girona gana su partido frente al Betis.

Ivanna admite que, actualmente y «por desgracia», su Valencia y el Levante se presentan como rivales directos. Así, la seguidora blanquinegra teme que, después de tanto jugar con fuego, en algún momento se produzca la caída a Segunda: «Tengo pánico. Parecía que no iba a pasar lo mismo que el año pasado y de repente te ves otra vez en puestos de descenso. Nos hemos deshinchado enseguida. Pero tenemos fuerza toda la afición y todos los chavales, que poseen agallas y ganas de salir de ahí. El año pasado lo demostraron. Espero que sea algo momentáneo estar en esos puestos».

Las urgencias, en esta ocasión, son compartidas. Sin embargo, Javier puntualiza: «Para mí, siempre lo necesita más el Levante. Yo creo que a nosotros nos va a costar mucho más sacar puntos si tenemos en cuenta que, en las últimas temporadas, el Valencia luego ha cogido una racha muy buena. El Valencia tiene jugadores con más calidad».

«En el estado actual, les podemos ganar. Y creo que lo necesitamos más nosotros. Ahora es el momento»

Javier Franco

Aficionado del Levante

Carlos Corberán, técnico blanquinegro, aspira a hacer del derbi un punto de inflexión. El de Cheste mantiene a Ugrinic y Foulquier entre algodones, mientras que Diakhaby y Ramazani están descartados porque continúan ejercitándose al margen del grupo.

En el Levante, Julián Calero debe gestionar las ausencias de Espí y Pablo Martínez. Eso sí, el preparador madrileño confía en que dos piezas fijas como Ryan y Arriaga se encuentren en plenas condiciones para competir después de haber regresado de sus compromisos internacionales casi sin margen para respirar.

«Me gusta Calero porque ha sabido contagiar las ganas a los jugadores. Confío en él. Casi siempre hace los cambios adecuados y saca a los futbolistas muy motivados», comenta Javier, quien se muestra optimista: «Me está gustando mucho el juego a pesar de las pérdidas de puntos en los últimos minutos. Creo que, aunque sea justitos, nos quedaremos en Primera».

Ivanna y Javier intercambian pullas. Ella se encomienda a la historia del Valencia. Él, a la magia de Orriols. Ambos se miran con gesto tan desafiante como socarrón. «Nunca hemos discutido de verdad por el fútbol. Nunca llega la sangre al río. Siempre es de broma», advierte la valencianista. Asiente el hincha granota: «Tendemos a respetarnos mucho cuando nuestros equipos juegan contra otros. Pero cuando se va acercando el derbi, ella es más picajosa».

Sin resentimientos. «Tengo muchos amigos dentro del estadio del Levante. Y cuando he ido, hay dos cosas que me han emocionado: la traca por megafonía con la que empiezan y el hecho de despedir a la afición visitante con un mensaje de 'feliz viaje' en el videomarcador. Creo que es un equipo muy humano y eso me gusta. Y es de mi ciudad», subraya.

A Javier le toca volver a conectarse con el teletrabajo. Pero antes de regresar al despacho de casa, explica el sentido que guarda para él la camiseta que luce. Nació en Cataluña y llegó a Valencia hace 22 años. En alguna ocasión, le invitaron a Mestalla. «Pero en 2016, un compañero me dejó sus pases del Levante porque estaba a punto de ser padre y tenía que quedarse con su mujer en casa. Entonces fui a los tres últimos partidos de Liga antes del descenso. Esto es como una droga. Una vez te sientas en Orriols, te entra algo», recuerda.

Le embargó un sentimiento. Así, la temporada siguiente, Javier y su hija, Paula, adquirieron el abono: «El club anunció que, si ibas a todos los partidos y el equipo subía, el pase de Primera era gratis. Vivimos un año mágico en que se ganó casi todo y se subió muy pronto. Saltamos al campo y fuimos a la fuente a celebrarlo». Se refiere a la temporada con López Muñiz en el banquillo.

Aquel ascenso de 2017 es su mejor recuerdo como granota. El hito del año pasado lo vivió desde la distancia: «Yo estaba haciendo el Camino de Santiago. Habíamos llegado al final de etapa en un pueblo de Galicia y, mientras mis compañeros descansaban, yo estaba viendo el partido por el móvil. Lloré con el gol de Carlos Álvarez. Por la emoción, invité a todos a una copa».

Ivanna, en cambio, siente nostalgia. Se estrenó como abonada en 1989. «Cuando tenía 11 años, mi padre nos llevó a mi hermano y a mí a Mestalla. Era la primera vez que iba a un estadio. Jugaban España-Honduras del Mundial del 82. Entré por el vomitorio y vi ese césped, esas luces y esa barbaridad y me quedé alucinada. Me encantó. A partir de ahí, me hice futbolera y del Valencia», cuenta la aficionada blanquinegra, quien acompañó al equipo en sus dos finales de Champions: «Los viajes a París y Milán es lo más grande que he vivido con el Valencia».

Siente «mucha pena» por la gestión de Peter Lim como máximo accionista del Valencia: «No tiene el sentimiento que conlleva un club como el nuestro. Es todo muy frío. Se puede cargar el club», avisa. Y piensa en las nuevas generaciones: «Espero que ganemos pronto más cosas porque tengo a mis sobrinos Santi, Sofía y María, de 15, 14 y 11 años, emocionados con nuestro equipo y todavía no han vivido ninguna alegría del Valencia. Estoy deseando que resurjamos. Yo he llorado de tristeza con nuestro equipo, pero sobre todo de alegría. Al recordar ese 'sí, sí, sí, nos vamos a París', todavía se me pone la piel de gallina». Tras unos instantes de morriña, Ivanna vuelve al presente. Y al futuro: «Yo creo que se van a salvar los dos equipos». Más allá de la rivalidad del derbi, en su casa impera el 'fair play'.

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