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Superficie por donde se extenderá el futuro PAI del Grao; estado que presenta actualmente. José Luis Bort

El futuro PAI del Grao: jardines, pisos y también hoteles y galería comercial

El plan descarta reservar espacio para un centro tipo El Saler o Aqua pero incluye la previsión de galerías con tiendas en los distintos edificios

Jorge Alacid

Valencia

Viernes, 18 de julio 2025, 23:53

«Será el faro de la ciudad, un punto de referencia en altura, sobre una ciudad plana». En estos términos describe el arquitecto José María ... Tomás Llavador la construcción dentro del futuro PAI del Grao cuyo proyecto presentó el Ayuntamiento esta semana, de una espectacular torre de 42 plantas de altura de naturaleza terciaria: es decir, está dispuesta para acoger otras actividades al margen de la residencia que domina en todo el plan del que es autor. Hoteles y oficinas, por ejemplo, que en el caso de ese bloque destinado a ejercer como nuevo icono de la ciudad, podría albergar diseminadas en sus diferentes alturas esas tres clases de funciones.

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No sería, de destinarse finalmente a ese fin, el único hotel con que contará el sector, cuyas obras se prevé iniciar en un par de años. También está previsto que en los bajos de las distintas edificaciones se disponga espacio para locales para tiendas, que pueden adoptar la fisonomía de galería comercial. No está programado por el contrario una superficie dedicada en exclusiva para ese fin, al estilo de los cercanos casos de Aqua o El Saler, en ambas márgenes del tramo final del jardín del Turia, pero Tomás observa que su planteamiento reserva un total de 93.000 metros cuadrados para usos terciarios, «incluyendo los locales comerciales de planta baja».

El arquitecto apunta hacia una tipología de menor tamaño, según un concepto más urbano de pequeñas tiendas agrupadas formando un conjunto de dimensión superior, que encontrarían según su punto de vista una ubicación muy apropiada precisamente en el zócalo situado en las plantas bajas del rascacielos más elevado. Una propuesta que remataría su pretensión de convertir a esa enorme criatura aún nonata en «un vector que nos lleva al corazón de la ciudad». Se refiere con estas palabras a la visión panorámica que domina su discurso. Cree Tomás que la avenida de Francia, una de las vías principales que articula toda la intervención, «es un eje viario , que continúa por la avenida del Antiguo Reino y cuyo origen es la vía del ferrocarril, que en el siglo XIX unía la ciudad y la estación con el puerto». De ese valioso precedente histórico, que ayuda a entender cómo fue creciendo y desarrollándose toda Valencia, nace una reflexión central para su propuesta: «Es una evocación de la conexión al mar que se inició con el ferrocarril». Y añade: «Un recuerdo de cómo la huella urbana se imprime en el recorrido del primer trazado de aquella vía férrea». Para el autor del proyecto, la lectura que se desprende de cómo propone intervenir en la zona tiene que ver con esa perspectiva: «señalizar la nueva centralidad de borde litoral de Valencia».

Un nuevo corazón que palpitará en el frente marítimo, históricamente descuidado, para que compita «con el centro histórico y la ciudad concéntrica que ha sido hasta ahora». «Las visuales del plan están pensadas para hacer del nueva morfología una referencia en el conjunto de las morfologías de Valencia», añade, en alusión al desarrollo del ombligo de la ciudad desde que se forja hasta que se extiende hacia el Ensanche y se disemina por todos los núcleos urbanos anexionados a finales del XIX: esos 35 pequeños municipios que la ciudad hace suyos en el proceso de expansión de planes urbanísticos tan propios de los años 70, de acuerdo con el plan municipal de 1964.

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Su actuación en e Grao se interpreta de acuerdo con esa misma línea: dotar a Valencia de una morfología nueva estructurada en torno a las supermanzanas. Tres de ellas se reparten el espacio principal del sector «que además conecta a Valencia con el mar a través del jardín del Turia», incorporando 16 hectáreas de parque, que cruzarán 3,2 kilómetros de carriles bici y oxigenarán las plantas y arbolado previsto. Con otro atributo adicional. Tomás estima que su propuesta servirá para «acercar el paisaje fluvial a la ciudad, a través del parque de desembocadura», de manera que Valencia reviva la esencia de su pasado, más vinculada en efecto al río antes que al mar. Recuerda que los espacios previstos en el PAI «inclusivos, ajardinados y sostenibles» aspiran a convertirse en «referentes de modernidad e integración urbana» y concluye: «Será una morfología nueva yuxtapuesta al gran mosaico que es Valencia».

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