Urgente Los WhatsApp de Pradas muestran que Presidencia conoció que había un fallecido por la dana a las 16.28 horas
Alquería de propiedad municipal en La Torre. DAMIÁN TORRES

La Torre: la última barraca frente a Sociópolis

La familia Olmos y el alcalde pedáneo encabezan la lucha por devolver el nombre original a una alquería de propiedad municipal

Pablo Alcaraz

Martes, 15 de agosto 2023, 00:44

El viejo torreón de la pedanía de La Torre de Valencia se estira para aparentar ser más alto que las modernas edificaciones de Sociópolis que ... aparecen a su espalda. En tiempos pasados, este bastión era, con sobrada diferencia, la construcción más alta de la pedanía con permiso de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de Gracia. El juego de perspectivas es caprichoso. Vista de cerca, la torre impone todo su poderío, pero esto no es más que un vago espejismo. Vista desde la lejanía, el edificio residencial parece dispuesto a aplastarla sin miramientos. Aunque el paso del tiempo haga mella de manera inevitable en la estructura, los vecinos siguen con su plena admiración hacia este baluarte medieval del siglo XIV. Este emblemático monumento descansa en una de las esquinas de la avenida Real de Madrid, en pleno centro neurálgico de La Torre.

Publicidad

En la acera de enfrente de la antigua vía Augusta, dos fachadas del primer tercio del siglo pasado destacan sobre el resto. Los tiempos dorados del casino y del molino arrocero de La Torre son agua pasada y, como dice el refranero, esta ya no mueve molinos. Ambos locales han sido reconvertidos, el primero en una vivienda particular y el segundo en un centro para personas con discapacidad funcional gestionado por la Generalitat. Rafael Arnal es el actual alcalde pedáneo desde hace apenas tres semanas. La responsabilidad parece no pesarle, se nota que no es un debutante en el cargo. Rafael ya lo ha ostentado durante 20 años. Todo el mundo lo reconoce y le comenta qué cosas están mal en la pedanía mientras pasea por la calle.

Aquí la vida es distinta a la de Valencia porque, según el alcalde, en La Torre son una familia: «Es lo bueno de las pedanías». Rafael ha sido panadero durante toda su vida en un horno familiar que hoy en día sigue abierto y que, con su hijo al mando, vive su tercera generación. El negocio nació a finales del siglo XX cuando el padre de Rafael se mudó a la pedanía. Este establecimiento ha obtenido cuatro reconocimientos por la elaboración de su pan, dos de ellos en 2010 y 2014. Con el paso de los años, el horno se ha convertido en cafetería y en uno de los mayores puntos de socialización de La Torre tras el cierre del casino. «El único espacio que tenemos y en el que se reúne la gente sería el centro social para los jubilados», comenta.

Los tiempos han cambiado y Rafael mira con la mirada perdida el final de la avenida en dirección a la vecina localidad de Benetússer. Parece haber viajado al pasado, su semblante muestra cierta melancolía. «Añoro los sopars a la fresca, eran muy bonitos», recuerda mientras señala los lugares donde los vecinos situaban las sillas y las mesas de la calle para cenar en las noches de verano. El ruido de un autobús de la EMT en dirección a Sedaví y un Metrobus con destino Valencia parece despertarlo del breve recuerdo.

Publicidad

El alcalde inicia su paseo matutino por la pedanía. Tres señores se resguardan del calor sentados a la sombra de los árboles en una placeta presidida por el campanario de la iglesia. Muchos vecinos de avanzada edad conocen a Rafael porque, cuando era pequeño y apenas tenía 12 años, este se dedicaba a repartir el pan fabricado en su horno familiar por la huerta y sus alquerías. Conocer al edil te permite expresar las críticas de manera más cercana. Uno de los hombres le pide que reabra una sucursal de banco cerrada recientemente, el segundo le exige que los servicios de limpieza se esmeren más en alguna de las calles y el tercero le reclama que ponga más bancos en la acera de la entrada. A pesar de sus tres semanas en el cargo, a Rafael le toca sacar el capote desde el minuto uno. Como suele decirse, esto se da hasta en las mejores casas.

Un nombre en disputa

Uno de los problemas más enquistados entre La Torre y el Ayuntamiento viene a cuento del patrimonio cultural de la huerta. El Consistorio tiene en propiedad una alquería que descansa en un rincón escondido bajo la pasarela ciclopeatonal que une San Marcelino con l'Horta Sud. Los vecinos de La Torre, encabezados por su alcalde y la familia Olmos, luchan por cambiar el nombre actual de La Barraca del Tío 'Cotofio' por el de su legítimo dueño: Mariano 'El Panso'. Los vecinos de la pedanía han presentado una serie de pruebas documentales ante el departamento de Patrimonio municipal y, según ellos, desde las estancias del Ayuntamiento se les ha reconocido que su demanda es correcta. A pesar de las promesas, todavía no se ha cambiado la denominación oficial que reza un cartel en la puerta del recinto.

Publicidad

Otras grandes demandas de la pedanía son un auditorio y un polideportivo. «No puede ser que la banda musical y el coro ensayen en el centro social o que no tengamos ni piscina ni gimnasio», comenta Rafael. Esta falta de equipamientos propicia que la juventud prefiera irse a otras poblaciones de alrededor y no quedarse en La Torre donde sus habitantes están cada vez más envejecidos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete a Las Provincias al mejor precio

Publicidad