Primeros estudios sobre las pinturas. LP

Santos Juanes, las diez heridas curadas

La restauración de los frescos de la bóveda del monumental templo barroco «es un homenaje a Palomino» I El mal estado en el que se encontraban las pinturas ha obligado a aplicar numerosas técnicas para recuperar el color y corregir todos los males

Laura Garcés

Valencia

Jueves, 20 de noviembre 2025, 00:31

En poco más de una semana -el 28 de noviembre- la emblemática iglesia de los Santos Juanes abrirá sus puertas al público. Valencia se encontrará ... con el resultado del viaje desde la destrucción a la gloria. Un proyecto de restauración de cuatro años y una inversión de seis millones de euros sufragados por la Fundación Hortensia Herrero han hecho posible lo que la directora del proyecto, la catedrática de Restauración de la Universitat Politècnica de València Pilar Roig, ha definido como «un homenaje a Palomino», el autor de más de 1.200 metros cuadrados de los frescos que recorren el monumental templo. La brillante restauración devuelve la imagen, que como muestra una portada de LAS PROVINCIAS, que la iglesia tenía antes de que fuera saqueada y quemada por los milicianos en 1936. La intervención ha exigido sanar una decena de heridas. De cada una habla Pilar Roig.

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1. Pérdida de color

El incendio y saqueo que sufrió la iglesia de los Santos Juanes el 19 de julio de 1936 destrozó los frescos de Palomino. El color fue arrasado por el fuego que dejó zonas completamente quemadas». Para sanar esa herida, el remedio llegó de los medios tecnológicos actuales que han permitido que haya revivido acabando con el oscuro aspecto que ofrecía la bóveda.

2. Pinturas desaparecidas

Los frescos del ábside no han aparecido. La única medicina era reproducir la realidad pictórica que una fotografía en blanco y negro anterior al fuego. Los expertos también aquí han contado la tecnología del siglo XXI para extraer los colores y «diseñar un vídeomapping» que las proyectará sobre el ábside.

Portada de LAS PROVINCIAS que muestra las pinturas antes del incendio de 1936. LP

3. Las tablas de madera

La desafortunada restauración que en 1968 realizaron los hermanos Gudiol arrancó las pinturas y las colocó sobre tablas de madera que con los años se fueron pudriendo y transmitiendo los males a la piel artística. Se ha desprendido la pintura de las tablas y trasladado a una superficie de fibra de carbono.

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4. Búsqueda de la curvatura de la bóveda

Las piezas de contrachapado no sólo transmitieron sus miserias orgánicas. El hecho de que las pinturas se pegaran a superficies planas tampoco ayudó a un buen tratamiento de la obra de arte. En la restauración, la preparación de la superficie de fibra de carbono para transferir la piel de la pintura se ha diseñado imitando la curvatura de la bóveda.

5. Repintes y sobrepintados

Otro mal que dejaron las intervenciones fueron los repintes sobre los frescos que alteraron la realidad artística de Palomino. Y los sobrepintados, como sucedía con la cara de San Vicente Ferrer y el dedo índice del predicador. Estos elementos se cubrieron con una capa de pintura marrón ahora retirada mediante geles específicos.

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6. Los brochazos

Sobre los frescos se observaron brochazos. Eran respuesta a uno más de los desaciertos que se cebaron con los Santos Juanes: la intervención con la que se trató de arreglar lo que el fuego arrasó.

7. Añadidos inadecuados

En la zona de la bóveda inmediata al ábside se encuentran las figuras de San Pedro de Alzira y la de San Lorenzo. Ésta lleva incorporada una parrilla, atributo que identifica al patrón de Huesca y que fue un añadido al trabajo original que se ha retirado.

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8. Los residuos de cola

La cola que utilizaron los Gudiol para adherir la piel pictórica arrancada a las tablas causó daños severos. Para acabar con ellos se ha echado mano de las bacterias cultivadas al efecto y entrenadas para que acabaran con la materia de engomar que hirió profundamente el trabajo del artista.

9. Una mano como «una manopla»

Las laceraciones no sólo se localizaron en la pintura, también en las esculturas. Alguna de ellas en lugar de mano tenía «una especie de manopla». Se han reconstruido de forma adecuada.

10. Costras de suciedad y sales

La limpieza aplicada ha requerido actuaciones variadas. En algunos tramos no han bastado los geles ni las bacterias. La concentración de suciedad, humedad y sustancias salinas llegaron a cristalizar generando una especie «de costra» que para acabar con ella se ha recurrido al láser.

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