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La pareja acusada de intentar matar a navajazos a la hermana de ella en Torrent por una herencia. I. Cabanes

«Yo no acuchillé a mi hermana, solo le pegué cuatro patadas estando en el suelo»

Los acusados de intentar matar a navajazos y con unas tijeras a la hermana de ella en Torrent por una herencia se enfrentan a nueve años y medio de prisión

Ignacio Cabanes

Valencia

Viernes, 3 de octubre 2025, 14:40

El enfrentamiento entre dos hermanas por una herencia y el uso de la vivienda paterna que le estaba dando una de ellas, con amenazas cruzadas y reproches sobre la pareja que había metido en el inmueble, está detrás del intento de homicidio de una mujer de 46 años, vecina de Torrent, herida de gravedad en plena calle tras ser atacada por su propia hermana y el compañero sentimental de esta -en ese momento- armados con dos navajas y unas tijeras, ocurrido el 10 de marzo del pasado año. Todavía hoy en el juicio, celebrado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Valencia, podía respirarse el odio mortal que se tienen ambas hermanas, teniendo que llamar al orden la magistrada a la acusada al enzarzarse con su víctima durante la declaración de la agredida.

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«Para mi hija y para mí, está muerta y enterrada. Desde dentro de la cárcel aún sigue amargándome la vida», asegura la víctima sobre su hermana, con la que recuerda que el día de los hechos se enzarzó, «nos enganchamos de los pelos». En un momento dado de la pelea, «nos caímos al suelo y sentí un escalofrío muy fuerte». Perdió el conocimiento y cuando volvió a abrir los ojos «estaba en la cama de un hospital llena de cables». De ahí que que no pueda aseverar que la cuchillada en el costado derecho se la causó su hermana o la pareja de ella, aunque otros testigos sí han sido más contundentes en este sentido.

El Ministerio Fiscal solicita para cada uno de los acusados penas de nueve años y medio de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa y que indemnicen a la víctima con 41.800 euros por las lesiones y secuelas sufridas.

Se acusan mutuamente

Ambos acusados han negado ser los autores de la cuchillada en el costado, responsabilizándose el uno al otro, aunque ninguno de ellos afirme haber visto al otro apuñalar a la víctima. «Es una mentirosa», remarcaba el acusado sobre la que en ese momento era su pareja. Esa mañana del 10 de marzo de 2024 iban por la calle Camí Real de Torrent hacia el estanco para comprar tabaco cuando se cruzaron con el vehículo en el que iba la hermana de la acusada y su cuñado.

«Nos estaban esperando, estaba todo premeditado», ha alegado la procesada, quien asegura que se bajaron del coche y fueron directamente a por ellos, su cuñado portando «una katana y una vara típica gitana con la punta metálica».

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La acusada reconoce que ella llevaba escondidas dos navajas, que siempre las portaba encima porque estaba amenazada de muerte por su hermana y su cuñado. Hasta cuatro denuncias afirma que interpuso por dichas amenazas. También admite que llegó a esgrimir las navajas en la mano, pero que no hizo uso de ellas.

«Yo no acuchillé a mi hermana», insiste la acusada. Según su versión, durante el forcejeo perdió el conocimiento, y cuando se despertó tenía al coacusado sobre ella lleno de sangre, a modo de escudo, como protegiéndola. Después, «reconozco que le pegué a mi hermana cuatro patadas en el suelo», confiesa, pero añade que no sabía en ese momento que estaba sangrando y que cuando se percató fue ella la que llamó y pidió dos ambulancias, «al fin y al cabo es mi hermana».

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«Siete minutos muerta»

La procesada también ha tratado de incriminar al coacusado asegurando que le intentó meter las tijeras en su bolso estando ya detenidos. Según sostiene, fue ella quien le dijo que lo hiciera para protegerlo, dados los antecedentes de él. «Me tenía intimidada y se aprovechó de mi salud mental en esos momentos», argumenta la acusada, cuyo informe psiquiátrico ha solicitado su defensa para esgrimir algún tipo de atenuante u eximente.

Durante la vista oral han declarado varios testigos, entre ellos los sanitarios que atendieron a la mujer y lograron reanimarla tras permanecer siete minutos en parada cardiorrespiratoria tras sufrir la cuchillada en el costado. Ante las preguntas del letrado de la acusación particular, Alfredo Escudero, la testigo acabó reconociendo que la víctima había estado «siete minutos muerta», y que de no haber sido intervenida quirúrgicamente de forma urgente en el Hospital General de Valencia, habría fallecido.

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