El juicio se celebró este pasado jueves en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia. LP

La acusada de consentir las violaciones a su hija alega que no recuerda nada por el consumo de drogas

El padrastro de la menor se enfrenta a 14 años y medio por las agresiones sexuales continuadas a la niña desde que tenía nueve años

Ignacio Cabanes

Valencia

Sábado, 6 de septiembre 2025, 10:16

Una pareja de un municipio de la comarca del Camp del Túria fue juzgada este pasado jueves en la Audiencia Provincial de Valencia por las agresiones sexuales continuadas a la hija de ella, desde que la menor tenía solo nueve años. Él como presunto autor de las violaciones y la madre por ser conocedora de ello y consentirlo. La acusada, para tratar de eludir su responsabilidad, alegó que no recordaba nada porque en aquellos años era consumidora habitual de drogas y no era consciente de lo que ocurría en su domicilio.

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La Fiscalía solicita para el presunto violador una pena de catorce años y medio de cárcel por un delito continuado de agresión sexual a persona menor de 16 años y a la madre de la niña 13 años y medio por «ser perfectamente conocedora de los hechos tras habérselo comunicado su hija y no hacer nunca nada por impedirlo».

Los abusos sexuales comenzaron en 2017 cuando la niña tenía nueve años y la pareja residía en la ciudad de Valencia. En el inmueble convivían los dos acusados, la víctima y su hermana mayor -que apoya a su padrastro- y los hijos del presunto violador de otra relación anterior.

Según relató la menor en la cámara Gesell y posteriormente en el juicio -ahora tiene 17 años-, su padrastro la sometía a tocamientos mientras dormía, aprovechando que su madre se iba a trabajar por las noches. En una de las ocasiones en las que se despertó la niña, se percató que le había quitado las bragas y que había atado la puerta del pasillo con la de la habitación con una cuerda para que no pudiera abrir.

«No sirves ni para follar»

Con doce años los abusos y agresiones fueron aumentando en intensidad y frecuencia, según sostiene el Ministerio Fiscal. De hecho, los tocamientos dieron paso a agresiones sexuales con penetración y a un sometimiento continuo a la menor. «Si no lo haces te vas a enterar», «cariño, no ves como no es tan difícil», «ves como se hace a una puta», «no sirves ni para follar», le recriminaba en ocasiones.

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La menor, que presenta una gran afectación psicológica y emocional por estas agresiones, accedía a las pretensiones sexuales de su padrastro por el temor y dominio físico al que estaba sometida, y no tener la ayuda de su madre, quien presuntamente consentía dichos abusos por parte de su pareja.

Asimismo, el acusado le enviaba a su víctima fotografías y vídeos de alto contenido sexual. Sobre esta circunstancia, perfectamente acreditada por las investigaciones del equipo de policía judicial de la Guardia Civil de Riba-roja, el procesado alegó que su móvil lo usaba toda la familia y niega ser el autor de los mensajes de contenido sexual con su hijastra ya que, según él, solo sabe usar el teléfono móvil para llamar.

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Por su parte, las psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Valencia que exploraron a la menor consideran que su relato es creíble y sin fabulaciones, está perfectamente contextualizado con detalles que solo podría aportar de ser ciertos y apreciaron una afectación importante al relatar lo ocurrido.

El juicio, celebrado en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia, ha quedado visto para sentencia. Además de las penas de prisión, la Fiscalía solicita para el presunto violador nueve años de libertad vigilada y doce años de prohibición de comunicarse y aproximarse a su víctima. La madre, en caso de ser condenada, tampoco podría acercarse a su hija por haber consentido que su pareja abusara y la violara durante años.

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