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El aviso de la EFSA sobre el consumo de patatas con brotes o zonas verdes

Estas tubérculos ampliamente utilizados en la cocina pueden esconder un riesgo potencial para la salud cuando presentan estas características

Clara Alfonso

Valencia

Martes, 15 de agosto 2023, 00:19

En el mundo de la alimentación, la frescura y la calidad de los ingredientes son aspectos esenciales para garantizar la seguridad y el bienestar de quienes los consumen. Sin embargo, a veces, los peligros ocultos en algunos alimentos pueden pasar desapercibidos. Un ejemplo claro de esto se encuentra en un alimento cotidiano y aparentemente inofensivo: las patatas. Estas tubérculos ampliamente utilizados en la cocina pueden esconder un riesgo potencial para la salud cuando presentan brotes o zonas verdes.

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En este contexto, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha hecho público un informe en el que evidencia los peligros relacionados con el consumo de glicoalcaloides, sustancias tóxicas presentes de manera natural en las patatas que, cuando se consumen en cantidades significativas, pueden provocar problemas de salud graves.

La función principal de los glicoalcaloides es actuar como un mecanismo de protección ante agresiones externas que puedan dañar a la planta. Estas agresiones pueden incluir ataques de hongos, insectos u otros factores que podrían poner en peligro la integridad de la planta. En respuesta a estas amenazas, la planta produce glicoalcaloides en las áreas afectadas, generando las características manchas verdes o brotes en la superficie de las hortalizas.

En el caso concreto de las patatas, cuando aparecen brotes o zonas verdes, es un indicador de que la planta está activamente produciendo glicoalcaloides en respuesta a una agresión. Aunque estos compuestos pueden actuar como defensa para las plantas, su ingesta es perjudicial para la salud, causando síntomas gastrointestinales como náuseas, vómitos o diarrea. Tal y como figura en el informe, 1 miligramo por kilo de peso corporal al día es la dosis más baja a la que se manifiestan estos efectos adversos.

No obstante, el riesgo es aún más acentuado en bebés y niños pequeños. Dado que cuentan con un peso corporal considerablemente más bajo que los adultos, la exposición a una concentración tóxica de glicoalcaloides puede ocurrir con mayor facilidad y en cantidades mucho menores. Aunque no es necesario consumir grandes cantidades de patatas para experimentar los efectos adversos de estos compuestos, la sensibilidad de los bebés y niños pequeños los coloca en una situación de mayor vulnerabilidad. Los adultos necesitarían comer grandes cantidades de patatas para llegar a niveles peligrosos.

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¿Por qué se forman la solanina y otros glicoalcaloides?

La presencia de estos compuestos tóxicos en las patatas está influenciada por varios factores, como la variedad de la patata, su grado de madurez y la manera en que se almacenan. A título ilustrativo, es posible encontrar una proporción de glicoalcaloides en la piel que es de tres a diez veces mayor en comparación con el contenido en el interior de la patata. Asimismo, resulta destacable que cuando las patatas se exponen a la oscuridad, se generan aproximadamente cinco veces menos glicoalcaloides en comparación con aquellas que se mantienen bajo la luz.

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