Betto García, el sombrerero que ha diseñado para Lady Gaga: «Recomiendo ir a terapia a quien sufra de ansiedad como yo»
Nominado a uno de los galardones de la Academia Española de Moda, el sombrerero valenciano ha trabajado con Palomo Spain y ha desfilado en Nueva York, pero sobre todo ha podido vivir de un mundo complicado y ha elegido quedarse en Valencia. «En Madrid hay más oportunidades pero es una ciudad muy hostil»
Betto García disfruta de uno de esos momentos dulces que la vida le va regalando a bocaditos, quizás para que los pueda saborear y darse ... cuenta de lo efímeros que son a veces. Él es consciente, sobre todo porque ha tenido que escalar picos Everest en el mundo de la moda. ¿Quién querría dedicarse a la sombrerería siendo valenciano, una tierra sin apenas tradición de cubrirse las cabezas? Pero Betto es tozudo cuando se trata de sus sueños, y aquí está, una década después, viviendo de su pasión, en su casa, Valencia, con una nominación a los premios de la Academia Española de Moda y con encargos continuos que le han dejado, un año más, sin vacaciones.
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-Parece que actualmente se encuentra en un buen momento de su carrera profesional...
-La verdad es que está siendo un año de mucho trabajo... Empezamos diseñando para Lady Gaga en marzo, que fue 'súper'. Luego se han apuntado otras celebrities potentes como ella que están pendientes de salir. Y también hemos hecho el sombrero para la boda de Gala González, a la que conozco desde hace muchos años y estoy muy feliz de trabajar con ella una vez más.
-¿Hay un antes y un después en su carrera que haya sido fundamental para decir, ahora sí, puedo vivir de ello?
-Cuando en 2016 empiezo a colaborar con Palomo Spain y me voy a Nueva York pensé que sí, que era mi momento. Obviamente, con la pandemia todo se paraliza, pero a partir de 2023 ha sido de nuevo un no parar; las bodas de Marta Lozano y Teresa Andrés nos trajeron muchísimas novias nuevas y nos permitió especializarnos. Además, ahora estamos trabajando con firmas de lujo, con escaparatismos e instalaciones textiles, saliendo de la zona de confort que ha sido para mí el accesorio. De ahí ha derivado en otra línea, la de la dirección artística y el montaje de la decoración de las bodas.
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Betto García sufrió las de Caín en sus inicios en el mundo de la moda. «Mis padres seguro que se acojonaron cuando dije que quería ser sombrerero». El valenciano se plantó en Londres con 400 euros y muchos sueños. Pasó hambre, pasó frío, vivía en una casa «terrorífica» con siete personas más y vendía bandanas que él mismo cosía sobre una manta en Brick Lane. Hasta que apareció de casualidad en su vida, perdido en una calle, su ángel de la guarda, una madrileña de nombre Maite, con la que todavía hoy mantiene contacto, y que le ayudó a través de otra española, Miriam, manager entonces de uno de los mejores estudios de sombrerería en Londres.
-¿Cómo es el Betto García actual y cómo era el que empezó? ¿Ha cambiado mucho?
-Mis sueños siguen siendo los mismos, pero tiendo a no conformarme. Hace diez años, cuando empezaba, haber llegado hasta aquí ya hubiera sido la meta, pero soy muy ambicioso, me gusta mi trabajo e invierto muchas horas. Yo siempre digo que es como una forma de vida. Ahora mismo tengo además una madurez creativa que no tenía pero la realidad es que ha sido una carrera de fondo. Ahora sí, me gusta mucho tener siempre los pies en la tierra, que todas las piezas pasen por mí y nunca se me caen los anillos por ir a hacer recados.
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-¿Siente que la gente empieza a reconocerle como una persona a tener en cuenta en el mundo de la moda?
-Es verdad que a veces en Valencia no, donde siento que no se me tiene en cuenta cuando se organizan eventos de moda, a pesar de que en esta ciudad somos pocos quienes estamos en activo y hemos elegido quedarnos. Fuera estoy trabajando para muchos clientes de París o Londres. Además, en Madrid me siento muy bien acogido y en general creo que la gente, cuando piensa en un sombrero, ya piensa en Betto García.
-¿Cree que quedarse en Valencia le está restando oportunidades?
-Rara vez paso más de tres o cuatro días seguidos en Valencia, y siempre estoy a caballo entre una ciudad y otra. Tampoco pienso que me pierda nada por estar en Valencia, donde tengo una calidad de vida que Madrid no me puede ofrecer. Es una ciudad mucho más hostil, más dura y más compleja, y yo creo que me quemaría. Ahora tengo un equipo al que quiero muchísimo y estoy muy a gusto con ellos. Y a nivel logístico no me importa viajar.
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-¿Qué le diría a aquel chico adolescente que tenía tantos sueños? ¿Hay mucha gente que le ha ayudado en el camino?
-Sí, y yo soy una persona súper agradecida. A diario hago mi meditación interna y agradezco lo afortunado que soy de poder vivir de un mundo tan difícil como es el de la moda y tener una estabilidad. Hay muchas personas que han estado a mi lado, un montón de amigos y mi familia, que siempre me ha apoyado. Entre las personas más conocidas que han confiado en mí, la actriz Miriam Giovanelli, Palomo Spain, Juan Vidal o Marta Lozano y Teresa Andrés, con quienes he establecido además vínculos de amistad. Es imposible conseguirlo solo.
-¿Hubo gente que le dijo que no lo iba a conseguir?
-Yo creo que una de las cosas de las que me puedo sentir orgulloso es que la gente cercana me ha apoyado y, sobre todo, yo mismo he confiado en mí, que quizás es lo más importante.
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-¿Se permite decir que no a proyectos que no le interesan tanto? ¿Se puede elegir?
-Soy una persona a la que le cuesta mucho decir que no, pero sobre todo por lo que le decía de la incertidumbre de esta profesión. Yo soy de la teoría de que hay que trabajar al máximo, porque nunca se sabe cuándo va a llegar una época de parón. Sí que es verdad que este último año estoy aprendiendo a decir que no, sobre todo porque hay cosas que luego me generan mucha ansiedad y no me reportan. Lo estoy trabajando en terapia.
-¿Es necesaria para usted la terapia?
-Para mí sí. Yo lo recomiendo a todo el mundo que sufra de ansiedad como yo, en una profesión en la que emocionalmente hay que gestionar los buenos y los malos momentos. Y aprender también a desconectar y gestionar tu vida personal, porque cuando entra un encargo importante sabes que tus fines de semana desaparecen y tienes que tener también contento a tu entorno.
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-Es difícil el equilibrio...
-Estoy en un buen momento, donde empiezo a notar la madurez y una cierta estabilidad. Y aprender a que, si tengo una época tranquila, no comerme la cabeza, sino aprovechar para crear cosas nuevas.
-¿Dónde lo encontraría si no está trabajando?
-Con mi familia. Valoro mucho el tiempo que paso con mi tía, mi abuela o mi hermana. E intento recurrir a mi círculo de amigos más cercano para desconectar un poco.
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