La vuelta al cole de un cincuentón en Valencia
Regreso a mi colegio casi medio siglo después para descubrir los cambios en cuatro décadas junto a dos de mis 'profes': «Hay más cercanía con los alumnos, ratios más bajas e igualdad, pero nos estamos formando para detectar sus trampas con la IA»
Tengo 50 años y ha pasado casi medio siglo desde aquel día de septiembre de 1981 en que cambió mi vida entre carteras, balones con ... redecilla y estuches de Pelikan. Lo mismo sucederá a miles de niños y niñas el próximo lunes. Yo también vuelvo al cole, a Agustinos (Santo Tomás de Villanueva). Camino por la calle Albacete de Valencia para charlar con dos de mis exprofesores que siguen allí y analizar juntos cómo ha cambiado la educación en general.
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Ni ellos me parecen mucho mayores ni me ven a mi viejo. ¡Buen comienzo! La alegría del reencuentro se combina con la impresión por los cambios. Ya no hay pista de hockey, ya no está el bar del señor Ramón que cocinaba bocadillos de patatas bravas y vendía golosinas. Mi clase de 1ºB ha desaparecido de su lugar original. La capilla se ha trasladado y hoy son aulas. Los crucifijos siguen en clase junto a pizarras electrónicas, portátiles, paneles y una significativa ausencia de los estrados de 30 centímetros de alto que daban al 'profe' un halo de autoridad divina.
Julián González me dio Latín. Hombre enamorado de la cultura griega y romana. Sano, deportista, gran lector y entusiasta de lo suyo. Hoy tiene 60 años y llegó al cole con 24. Enseña la misma asignatura, Lengua Española y Cultura Clásica. Su pasión contagiaba. «Te recuerdo inquieto y a la vez tranquilo», me analiza con precisión asombrosa pese al paso de los años.
Santi Boix es de ciencias. Me dio Matemáticas, lenguaje Basic en la extraescolar de Informática y me plantó algún merecido suspenso. Tiene 70 años y no se jubila porque ama la docencia más que a su asignatura. «Las 'mates' no me fascinan especialmente, sólo me dan de comer y odio los sudokus». Santi siempre fue algo bromista, ingenioso y adaptado a lo tecnológico «porque no puedo dar la espalda a mi presente».
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Basta de presentaciones. Julián escribe en la pizarra: «Finis origine pendet». El fin depende del principio. Todos al pupitre. Abran el libro (o la tableta, o lo que sea) por el...
TEMA 1. EGB vs Primaria. El descenso de alumnos
Cuando entré había EGB, BUP, COU y se acabó. Hoy es Primaria, Secundaria, Bachillerato... «Bueno, salvo el cambio de nombres y que la obligatoriedad escolar es hasta los 16 años, es más una cuestión de nomenclatura», coinciden. Las clases siguen siendo A, B y C. Pero en ellas hay menos jaleo. Donde en los ochenta Santi recuerda «hasta 46 alumnos por clase» hoy no hay más de 35 por descenso de la natalidad. Y eso «ha sido muy beneficioso». Hay, dicen, un mejor control, cercanía al alumno y posibilidad de atención más individualizada. «También practican más el lenguaje. Todos se expresan más», anota Julián.
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TEMA 2. Igualdad entre chicos y chicas
Cuando llegué a 1ºB no tenía compañeras y así fue durante ocho años. Las chicas llegaron de golpe, de la noche a la mañana, en 1º de BUP. Eran pocas pero yo no dormí de semejante emoción. «Os pasabais como una semana absolutamente revolucionados», recuerda el profesor de Latín. La igualdad de sexos desde el inicio «era algo deseable y necesario para naturalizar las relaciones personales desde el principio», razona Santi. «Cuando algo es mixto, todo es más sano».
TEMA 3. Precocidad sexual
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Los primeros 'novietes' de mi etapa escolar surgieron cuando llegaron las chicas en BUP. «Hoy las relaciones se anticipan», opina Julián. «Sin embargo, en el cole no ves idilios. Antes se iban a un rinconcillo y ya sabías que había novios nuevos» en Agustinos. El amor escolar parece quedarse ahora más en el exterior o en los mensajes de los móviles.
TEMA 4. Carácter del alumno: evolución hacia la «sensibilidad»
Se ha hablado mucho del tránsito de alumnos más duros y curtidos en el siglo pasado al concepto de niño 'blandito'. Ambos docentes coinciden en que en los ochenta «todos iban más a su bola», tanto en el recreo, como en unas relaciones con el profesor más asimétricas. Uno mandaba, el otro obedecía. Tanto Santi como Julián consideran a los actuales alumnos «más empáticos, más sensibles y menos herméticos con sus problemas». Han ganado confianza con los profesores «hasta el punto de preguntarte si te pasa algo si un día te ven con gesto más triste o cansado», destaca Julián. Se ha igualado la relación profesor-alumno y eso ayuda a sacar a la luz conflictos y dificultades que antes se callaban.
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TEMA 5. Bullying y disputas
Había crueldad en EGB. Recuerdo como al empollón se le despreciaba. Igual que al torpe para el fútbol se le arrinconaba. «Todo eso se ataja de inicio. Vemos menos peleas que antes en el patio y más sensibilidad de los chavales con las opciones sexuales o las discapacidades o trastornos», coinciden. En mi época, el 'profe' daba su materia y se largaba. Excepcionalmente, alguien comentaba algún problema o se sellaban algunos mamporros con un apretón de mano teatralizado en el estrado. Ahora hay una tutoría semanal que es «como una hora más de una asignatura en la que los alumnos abordan cuestiones de convivencia, problemas...». Se incide en concienciación y valores.
TEMA 6. Digitalización, móviles y tableta
Toda mi digitalización escolar fue tener un ZX Spectrum para jugar a 'Head over Heels' o 'Camelot Warriors'. Pero a finales de los noventa internet lo puso todo patas arriba. Los niños quisieron móvil bien prontito y muchos padres se los dieron sin rechistar, el porno pasó de la revista Interviu a sólo un clic, Google se tornó en 'padre' y 'profesor' de todas las curiosidades y, por si fuera poco, llegó la IA. Ahí queda eso...
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Julián: «Lo bueno es un acceso más fácil a la información, un ahorro de viajes a la biblioteca. Lo malo es que hay tanta información que un alumno de 14 años a veces no sabe cómo estructurar el contenido digital». Santi: «A la tecnología no se le puede dar la espalda. Se trata de enseñar bien a usarla bien. Casi todo se explica mejor digitalmente y existen recursos muy interesantes. Además, brinda al alumno la posibilidad de ser más creativo, de confeccionar cosas». Sin embargo, coinciden en que la calidad caligráfica «se está perdiendo» y la ortografía «también hay que trabajarla para mejorar».
Antes, coinciden, cuidábamos más la buena letra, las cosas manuales en general. Dedicábamos más tiempo libre a dibujar. También «se lee menos a partir de la adolescencia», cuando las tentaciones digitales llegan en forma de 'Fortnite', 'Brawl Stars', 'Tik Tok', redes sociales programadas para crear adicción... «Mi hijo leía mucho hasta llegar a 6º de Primaria», les cuentan algunos padres. Antes no sucedía. Los adolescentes y jóvenes encontraban héroes, inspiración y respuestas en libros y películas (sólo a la carta si ibas al videoclub y no estaba pillada).
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En Agustinos, por ejemplo, las normas esenciales son tableta individual a partir de 5º y en combinación con libros. Móviles apagados y en la mochila hasta salir del colegio. Si se pilla el aparato en acción, confiscado y aviso a padres.
TEMA 7. La pillería del vago: de la chuleta a la IA
Me hice chuletas. Lo confieso. Y no me pillaron. Algunos de mis amigos fueron más allá: saltaban la verja del cole de noche a lo 'Comando' para hurtar el examen de Física de Don Tomás, fotocopiarlo el día antes y llevarlo a una academia porque, ni aún teniéndolo delante, eran capaces de resolverlo libro en mano. Todo gracias a un misterioso juego de llaves que pasó de mano en mano. De generación en generación, sin que Don Tomás se percatara.
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Los veteranos 'profes' conocían esa historia. Siempre han sabido más de lo que los alumnos creíamos que sabían. «Las chuletas siguen y alguna cazamos, pero menos. Luego llegó el reloj digital y dio también problemas. Ahora se queda desconectado en la mochila». Pero de repente la IA se coló en los trabajos y ejercicios. A Julián le entristece: «Siempre me ha gustado sorprenderme con los más creativos y ahora he perdido confianza. A veces no sé si fiarme si alguno brilla, y es un trabajo añadido para el profesor hacer de 'detective' para saber si realmente ha trabajado o ha tirado de Chat GPT». Los profesores «hemos tenido que formarnos en las herramientas que existen para detectar y actuar ante las trampas de algunos estudiantes», anota Santi.
Curiosamente, parece que se ha perdido la picaresca más simple. Al docente filólogo le sorprende que, a veces, «cuando hay pruebas similares separadas por unas horas, ni siquiera se preguntan entre ellos aquello de '¿qué preguntas ha puesto en el examen?'».
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TEMA 8. Un patio más controlado.
Recuerdo mi patio como la jungla. Carreras salvajes a por el bocadillo de bravas, selección de equipos por los propios niños, monopolio de fútbol y basket, partidos caóticos de hasta cinco porteros... (risas). «Ha cambiado mucho», aseguran. Para empezar, cubierta en el patio verde para proteger de solanas o lluvias. Me habría venido muy bien cuando me resbalé un día lluvioso y me partí diente y lengua. Además, hay columnas acolchadas para evitar disgustos por impacto. «Los turnos de uso están mejor organizados, las niñas entran en equipos mixtos y hay un día a la semana sin fútbol para actividades diferentes», me cuentan.
TEMA 9. Gimnasia más segura y diversa
Gimnasia tenía un puntito militar. Pisaba con fuerza el trampolín, salía disparado con mayor o menor suerte, apoyaba las manos en un potro gigante para seguir de frente o voltear... Si muñecas, cabeza, espalda o genitales se salvaban de la maniobra, aterrizaba en una ajada colchoneta. Otras veces había que ascender 10 metros por una cuerda anclada al techo de la columnata del patio. A lo bombero o marine.
«Todo eso ya no está. No podía ser», tranquilizan los antiguos profesores. Hay mucha más seguridad en elementos físicos para evitar lesiones y se ha diversificado mucho la Educación Física, incorporando, por ejemplo baile, yoga, relajación o bádminton.
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TEMA 10. El 'boom' de las extraescolares
Futbito, baloncesto y programación informática. Estas eran las únicas extraescolares que recuerdo. Hoy, tanto en Agustinos como en otros muchos centros, hay un continuo florecer de actividades que enlaza con la idea de adaptarse a la individualidad del alumno o explorar vocaciones. «En Agustinos hay más de dos decenas de opciones», destacan los docentes. Había una asignatura 'maría' que se llamaba Pretecnología. Hacíamos cestas de madera con serretas finísimas que se partían cada dos por tres, un espejo de estaño de acabado muy cutre o un amago de vidriera con plásticos de colores y papel de plata. Hoy ha volado el prefijo «pre» y se llama sólo Tecnología. «Se sigue serrando y se suma la Robótica», me comentan. Circuitos, cables, aparatos...
TEMA 11. Respeto al profesor y sanciones
Si me portaba mal, me expulsaban. O copiaba cien veces una frase en la libreta. Pasó alguna vez. Ya en el pasillo, el rebelde desterrado de clase aguantaba su pena con un temor: que apareciera el itinerante padre Alonso, te clavara su mirada afilada tras sus gafas cuadradas y te interpelara: «¿Qué ha hecho usted para estar aquí?». Alguno se refugiaba en los lavabos para eludir la sola sombra del rectísimo jefe de estudios, del que luego aprendí Filosofía. También que tras una apariencia sombría puede haber un gran corazón, franqueza y hasta buen humor.
«Ya no se actúa así. No se expulsa ni se apela tanto al miedo», aseguran mis interlocutores. «Las sanciones son para aprender y se reflexionan con un encuentro con las personas en conflicto». Hablamos de respeto y apodos. Tanto Julián cómo Santi saben que fueron 'El Lupas' y 'Calígula'. Pero el de Latín siente que sus alumnos hoy son «más cariñosos y sensibles conmigo que antes». Según Santi, «apodos quedan, pero es algo que se ha perdido bastante. En tu época eran más comunes».
TEMA 12. Maneras de enseñar
De los ochenta, sólo recuerdo libros, ejercicios, dictados, charlas, preguntas al alumno y exámenes. ¿Cómo ha cambiado la manera de enseñar de Julián y Santi? «A lo clásico de vuestra época he sumado vídeos, juegos con Kahoot para declinaciones o proyección de pelis como 'Troya' o 'El regreso de Ulises'», apunta el primero. «Me siento obligado a la tecnología y todos los años cambio cosas, contenidos y formas, sugiriendo a mis alumnos herramientas útiles de internet».
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TEMA 13. Resultados académicos «parecidos».
Al final, llegaban las notas: mis alegrías tras notables y sobres en Lenguaje, Inglés o Dibujo y las penas por los «muy deficientes» de Mate o Valenciano. Los 'pronoms febles' se nos indigestaban bastante en una época en la que el plurilingüismo no estaba implantado desde el inicio. ¿Sacan ahora mejores notas y suspenden menos?
Para Santi, «el nivel de exigencia hoy es más condescendiente y se ayuda más a las necesidades, pero al final en número de suspensos es parecido». Y Julián coincide: «Hay mayor diversidad porque se atiende más a la inclusión, según la situación de cada alumno». De nuevo, una mayor atención a la individualidad y capacidades de cada cual.
TEMA 14. La felicidad de ser 'profes'
Todos queremos ser felices. Vivir en paz. Y me pregunto si Santi y Julián lo son, más o menos, que antes. Si vaciábamos sus energías más en los ochenta o ahora. «Por la relación con mis alumnos te diría que soy más feliz ahora, eso sí el profesor tiene más carga burocrática, muchas más cosas que hacer más allá de enseñar», destaca Julián. Santi se siente cada curso más contento: «Cada año esto es más divertido. Si tengo 70 y sigo es porque disfruto».
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TEMA 15. Redacción libre y despedida
Santi: «Tiene que aumentar el respeto social al profesor, tanto por algunos padres como por parte de la sociedad». Hablan de los grupos de What'sapp de progenitores como una herramienta que «como todas, puede usarse muy bien, pero también muy mal». Se refiere a que los problemas o desacuerdos, «mejor tratarlos en persona, ni por correo electrónico ni siquiera por teléfono».
El director del cole, Vicente Rodríguez: «En lo bueno, se ha progresado en la inclusión, individualidad del alumno y una mayor colaboración entre docentes, padres y alumnos». En lo negativo, «tanto niños como padres son a veces más influenciables por opiniones ajenas a los profesionales. Hay quien habla o decide sin conocimiento».
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