Fachada del IES José María Parra en Alzira. LP

El calor deja colegios a más de 30 grados y desmayos entre alumnos y profesores

Padres de centros de Alzira y el Puig denuncian la mala climatización y Educación niega la relación pero anuncia un plan de mejora

Rosana Ferrando y Alicia

Valencia

Viernes, 19 de septiembre 2025, 19:11

Las altas temperaturas en las aulas de distintos centros educativos de Alzira y el Puig han desatado la alarma entre las familias, que denuncian desmayos de alumnos y profesores, mareos y situaciones de riesgo para los más vulnerables. Mientras los padres reclaman medidas urgentes y algunos AMPAs se plantean incluso movilizaciones, desde Conselleria de Educación desvinculan estos episodios del calor en el caso del Puig. No obstante, han anunciado un plan para paliar y mejorar las temperaturas en los colegios de la Comunitat Valenciana.

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Lidia, presidenta del AMPA del CEE Carmen Picó, un colegio de educación especial de Alzira, explica que la situación en las aulas es insostenible. A las once de la mañana la temperatura alcanzaba ayer los 36,5 grados. Una monitora, una trabajadora de la limpieza y tres profesores han llegado desmayarse en los últimos días. «Los niños salen del cole sudorosos y llegan a casa fatal», lamenta. En el caso de los alumnos con enfermedades, los episodios de nerviosismo y bajadas de azúcar se agravan con el calor. Algunas familias, temerosas de que sus hijos sufran un golpe de calor, han optado por no llevarlos a clase en los días más sofocantes, especialmente en el caso de los niños en silla de ruedas, con medicación continua o patologías múltiples.

El AMPA ya ha remitido escritos a la Conselleria y al Ayuntamiento para pedir medidas urgentes, aunque por ahora la única solución inmediata será que la propia asociación costee la compra de algunos aparatos de aire acondicionado. «No podemos permitirnos todos», admite Lidia, quien denuncia además la falta de una enfermera durante toda la jornada. «Si pasa algo cuando no está, se hacen cargo los profesores», apunta. Tanto el profesorado como las familias se muestran preocupados y aseguran que las clases no pueden impartirse con normalidad. La directora del centro ya remitió una carta a la Conselleria el curso pasado alertando de esta misma situación.

En el IES José M. Parra, también en Alzira, la problemática es similar. Rubén Navarro, representante del AMPA, relata que a las nueve de la mañana los termómetros en las plantas altas ya marcan 30 grados y la situación empeora con el paso de las horas. «La normativa establece que a partir de los 27 grados se puede suspender la actividad laboral, y aquí estamos dando clase con más de 30», recuerda. En lo que va de curso se han registrado dos casos de desmayos y varias indisposiciones por mareos. Una alumna incluso tuvo que regresar a casa tras sentirse mal. «No se puede desarrollar un proceso educativo normal cuando los alumnos y profesores están más pendientes del calor que de la clase», añade.

Los ventiladores son el único recurso disponible en el instituto, que arrastra desde el año pasado episodios similares. La Conselleria justifica la falta de climatización porque el edificio está pendiente de una reforma integral, aunque esta solo se ejecutará después de que se termine la del IES Rei en Jaume, paralizada desde hace meses. Ante este panorama, el AMPA estudia medidas de presión, como una huelga de asistencia, si no se aportan soluciones. Mientras tanto, profesores han animado al alumnado a recoger firmas para una queja colectiva que desembocará en una manifestación el próximo 24 de septiembre en la plaza del centro de la ciudad. Paralelamente, la asociación de padres financiará un estudio eléctrico para analizar si es viable instalar aires acondicionados de forma inmediata, ya que la Conselleria insiste en que haría falta aumentar el amperaje.

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En el IES Rei en Jaume, que se encuentra en la misma localidad, la situación tampoco mejora. Las aulas alcanzan los 30 grados, lo que complica el desarrollo de las clases y ha provocado mareos en varios estudiantes. En algunos casos, el profesorado ha tenido que llamar a las familias para que acudieran a recoger a los menores. La dirección del instituto ha informado de esta situación a la Conselleria de Educación para que evalúe los riesgos, pero el departamento autonómico los ha remitido al Invassat, el instituto encargado de analizar las condiciones laborales.

A unos 66 km, en El Puig, las jornadas escolares también transcurren espesas y con las gotas de sudor corriendo por la frente de los trabajadores y niños. Los termómetros marcan más de 27 grados en los edificios prefabricados del IES El Puig, por lo que las quejas y las reclamaciones también se escuchan desde allí. Sus paredes no generan aislamiento ni para el calor ni para el frío por lo que la temperatura es un drama anual que se reanuda cada septiembre.

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Desde la asociación mayoritaria de padres y madres de alumnos de la Comunitat Valenciana, la Confederación de AMPAs Gonzalo Anaya retratan una problemática similar a nivel autonómico. Desde la entidad han denunciado la falta de soluciones estructurales frente al bochorno en las aulas. Reclaman un plan integral de bioclimatización para colegios e institutos y advierten de que las temperaturas extremas vulneran los derechos básicos del profesorado y alumnado. La confederación critica que la Conselleria de Educación solo ofrezca soluciones provisionales y subraya que el acondicionamiento térmico debe considerarse una necesidad esencial para garantizar el derecho a la educación.

Los docentes también se han unido a esta queja generalizada mediante la campaña que el Sindicato SPTEPV, el mayoritario entre la profesión, ha puesto en marcha. Reivindican un plan integral para reducir el malestar por las condiciones climáticas dentro de los centros, así como la radiación solar en los centros educativos.

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Por su parte, desde Educación aseguran que ya trabajan en la elaboración de un Pla de Confort Térmico para los centros educativos de la Comunitat Valenciana. El director general de Infraestructuras Educativas, José María Larena, explicó que el actual Consell sostiene la voluntad de dar una solución real, adaptada a las características constructivas y a la ubicación de cada centro. Para ello, prevé una estrategia de diagnóstico que permita aplicar medidas específicas en cada caso.

Larena recordó que la normativa europea obliga a que a partir de 2030 los edificios de nueva construcción sean climáticamente neutros y defendió que la Generalitat ya avanza en esa dirección con el programa ZERO, que ha dotado de paneles fotovoltaicos a varios institutos y que se extenderá a otros 115 centros. No obstante, subrayó que será imprescindible contar con fondos del Ministerio de Educación, solicitados en junio de este año, para poder hacer frente de manera efectiva al problema.

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