Siguiendo los pasos de los bandoleros en Altea
La ruta por el Cañón del Mascarat permite disfrutar del bello accidente natural así como de las vistas de tres impresionantes puentes
Un sendero atípico, en una ciudad de ensueño. La ruta del Cañón del Mascarat, también conocido como Barranc Salat, nos lleva hasta Altea. El ... paso del agua dio lugar a un a un desfiladero que ahora se aprovecha como una bella ruta. Breve y apta para todo el mundo aunque de esto hablaremos un poco después, recorreremos la frontera de las Marinas que forman nuestra querida Serra de Bernia y el Monte Toix.
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Dejaremos el vehículo en la playa Mascarat. Desde aquí partiremos a la calle Freu a su paso por el Barranc Salat. Encontraremos una señal que indica: sender ecològic- Estret del Mascarat.
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Daremos nuestros primeros pasos por un frondoso bosque, si decide guardarte esta ruta para hacerla en primavera, podrás disfrutar, todavía más de las vistas ya que las flores en esa época se encuentran en su máximo esplendor. Al cruzar la arboleda, a la izquierda de un puente se divisa la entrada al cañón que casi se mimetiza con la pinada.
Veremos tres puentes. El primero es el de más antigüedad. En pie desde 1885, impone su gran altura. Según cuenta la historia el cañón debe su nombre a lo que ocurría en este mismo lugar donde los bandoleros enmascarados (mascarats en valenciano) aprovechaban la dificultad del terreno para atacar en la zona. En 1925 se terminó de construir con hormigón el segundo que fue precisamente el primero en estar en desuso. El tercero, levantado en 1915, es de metal, y más fino, actualmente, y tras unas obras en 2024, es el lugar por donde pasa el tranvía.
En total son 4 kilómetros de recorrido en el que trabajaremos nuestras piernas pero también nuestras manos. En algunos tramos las rocas están sueltas y deberemos ir con mucho cuidado.
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Es importante, pese a que estemos en verano, tener en cuenta que esta ruta no debe hacerse después de días de lluvias o tormentas ya que las piedras podrían estar más resbaladizas de lo normal y provocar algún accidente. Las personas que tengan claustrofobia deben tener en cuenta que andamos entre rocas que llegan a los cien metros de altura por lo que la sensación de sentirse minúsculo o demasiado encerrado.
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