El deportista olímpico que viajó 16.000 kilómetros dentro de una caja
Reg Spiers no tenía dinero para un billete que le llevara de Londres a Australia, su país, por lo que decidió construir una caja y enviarse por correo aéreo
LAS PROVINCIAS
Martes, 10 de marzo 2015, 21:59
Reg Spiers es protagonista de una de esas historias insólitas, que demuestran hasta dónde es capaz de llegar el amor de un padre. Aunque para él, no fue nada admirable ni complicado. Este lanzador de jabalina se encontraba en Londres recuperándose de una lesión para participar en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964. Sin embargo, él quería regresar a su hogar en Australia y llegar a tiempo al cumpleaños de su hija. No tenía dinero para un billete, así que decidió enviarse por correo aéreo. Sí, se metió en una caja y viajó 16.000 kilómetros.
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«Conseguí una caja y ya. ¿A qué debía tener miedo? No me asusta la oscuridad, así que simplemente me senté dentro», publica la BBC. El deportista simplifica los hechos y los narra como si no tuvieran ningún componente de dificultad o desafío: «Fue como un viaje al otro lado del océano. Tienes el asiento. Te sientas y vas». El lanzador se lanzó a contar la experiencia 50 años después.
A pesar de alzarse como una promesa en la jabalina, una lesión truncó las aspiraciones de Spiers de participar en los siguientes juegos. Por ello, tomó la decisión de reunir todo el dinero que pudiera para volver a Australia. Y lo hizo trabajando en el aeropuerto. Pero un desafortunado incidente cambió sus planes: le robaron la cartera con todos sus ahorros.
«Como había trabajado en la sección de carga de exportación (del aeropuerto) sabía del envío de mercancías. Había visto a animales viajar así todo el tiempo, así que pensé que si ellos podían hacerlo, yo también podía», cuenta Spiers. Por ello, con ayuda de un amigo, contruyó una caja de 1,5 metros de largo, 0,9 de alto y 0,75 de ancho, las dimensiones máximas permitidas. Se cercioró de las medidas necesarias para que los operarios no le descubrieran: se ató con cuerdas para no moverse dentro de la caja y puso en la etiqueta que era material de pintura para una fábrica de calzado ficticia.
El precio de enviar una carga de este calibre era más alto que un billete, pero existía la posibilidad de pagarlo una vez llegara al supuesto destinatario. Para el largo viaje, Spiers se metió en la caja con latas de comida, una linterna, una manta, una almohada y dos botellas (una para agua y la otra para la orina).
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En un momento del viaje, Spiers salió a estirar las piernas y respirar aire del exterior. Aprovechó para orinar pero en cuanto oyó ruido se volvió a meter precipitadamente en el habitáculo, dejando fuera la lata que usó como orinal.
En la escala en Bombay, pasó varias horas expuesto al sol. El insoportable claro le hizo tomar la decisión de quitarse toda la ropa. Y así, fue desnudo hasta llegar a su ansiado destino. «Me dejaron en la pista antes de meterme en otro avión. Estaba atado pero tenía los pies en el aire, y estaba sudando como un cerdo. Pero no me di por vencido. Finalmente vinieron y me pusieron en otro avión».
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El atleta cuenta cómo supo que ya llegó a Australia gracias al acento de los operarios: «Estaba en tierra. Increíble. Maravilloso. Lo había conseguido».
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