Luis Bodes, junto a Alberto de Mónaco y Kerry Kennedy, hija de Bob Kennedy. CEDIDA LUIS BODES

De los Kennedy a Clooney, la fascinante historia del perfume que el empresario valenciano Luis Bodes ha rescatado

Empresario de éxito en el mundo de la moda, ha sabido conectar con las demandas de los clientes que buscan exclusividad. Con su último proyecto, un perfume que usó John Fitzgerald Kennedy, ha conseguido seducir a personalidades de medio mundo

Sábado, 26 de julio 2025, 23:50

Se ríe Luis Bodes cuando cuenta sus inicios como empresario. De cómo cumplió a rajatabla el manual de lo que no se debe hacer con ... aquella camisería en la que tuvieron que cerrar temporalmente a los quince días porque no dieron ni una con las medidas. «Éramos jóvenes emprendedores y no teníamos ni idea del sector», recuerda Luis. Siempre le tiró la moda a este asturiano de Oviedo que cambió por amor el Cantábrico por el Mediterráneo hace ya muchos años y aquí se quedó, conocedor como nadie de la psicología humana y con un alma emprendedora que ha conseguido que todo proyecto en el que se embarque se convierta en éxito, pese a que Valencia no haya sido tradicionalmente cuna de empresas de lujo, donde Luis se mueve como pez en el agua. Su proyecto más emblemático, la firma de perfumes Eight & Bob, es un fascinante relato que conecta con figuras como John F. Kennedy.

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-Desde el principio, mi prioridad fue la atención al cliente. Pero no una atención forzada o aduladora, como en 'Pretty Woman', sino algo más auténtico. Buscaba crear un entorno cercano donde quien viniera a visitarnos se sintiera como en casa. Atendido por profesionales muy cualificados capaces de explicar el arte con el que se ha confeccionado cada prenda. Un espacio donde se ofrecen las mejores prendas de las marcas más exclusivas. En definitiva, vivir una experiencia de compra memorable y única.

Luis habla así del origen de Hannover 1998, una tienda que nació hace casi 30 años en el centro de Valencia, que ahora ocupa una superficie de 800 metros cuadrados donde el cliente, si lo desea, puede dejar el vehículo en un parking propio, disfrutar de una copa de champán francés sentado en un cómodo sofá junto a una chimenea mientras los empleados, que saben perfectamente cuáles son sus gustos, le atienden de manera exquisita.

-Hay clientes con una gran sensibilidad hacia la moda y otros que, por su posición profesional, necesitan proyectar una determinada imagen y están encantados de contar con nuestros consejos. Durante estos años hemos construido relaciones basadas en la sinceridad y la autenticidad.

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Luis Bodes, en su tienda Hannover 1998. JESÚS SIGNES

-En 30 años ha cambiado mucho el mundo de la moda, el retail. Ha vivido todo ese proceso y sigue, incluso ha ampliado instalaciones. ¿Cuáles son las claves para tener éxito y cómo se ha ido adaptando?

-La clave es evolucionar, observar, viajar constantemente a Londres, París, Nueva York… Estar en contacto permanente con todos los agentes que operan en un sector tan dinámico como la moda. Tenemos muy claro el valor de la fidelidad hacia las marcas con las que hemos ido creciendo pero siempre enriqueciendo nuestra propuesta descubriendo firmas emergentes. Queremos que el cliente perciba dinamismo, que siempre haya algo nuevo que descubrir.

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-¿Cuáles cree que han sido los cambios más importantes que ha habido en estos años?

-Fundamentalmente la llegada de los e-commerce. Nosotros hicimos varios intentos, pero es muy difícil competir con las propias marcas por lo que nos hemos asociado a diferentes plataformas que operan a nivel global. En cualquier caso, creo que la calidad de las prendas que ofrecemos en Hannover 1998 requieren una atención muy personalizada, nuestro punto fuerte. Y eso sólo se consigue en la tienda física.

-Si volvemos atrás, ¿cómo recuerda sus inicios?

-Siempre he tenido esa inquietud por emprender, incluso cuando estudiaba en la universidad. Y no sé por qué, pero el tema de la moda me tiraba mucho. Me fui a Madrid y estuve trabajando en el grupo Recoletos, hasta que junto con un amigo vimos que empezaba a ponerse de moda entre los jóvenes la camisería a medida con precios más ajustados. En Madrid empezaba apenas y decidimos montar una en Oviedo partiendo de cero y, sinceramente, sin tener ni idea.

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-Es lo que tiene ser joven.

-Sin experiencia previa, comprábamos tejidos en ferias sin tener conocimiento alguno, contratamos a chicas recién salidas de un curso de corte y confección y enviábamos las medidas por fax a un taller cada noche. Fue un desastre absoluto -recuerda con humor-. A pesar del caos inicial, supimos reaccionar, cerrar temporalmente, corregir errores y reconducir el proyecto, que acabaría siendo un éxito. De ahí aprendimos muchísimo. Después vinieron otros proyectos: la primera fábrica en España de pizzas frescas para vender en supermercados, las tiendas de El Caballo, algún restaurante… hasta llegar a Hannover 1998.

El nombre de la tienda tiene que ver con el año en que se inauguró y con aquel destino que escuchaba en el aeropuerto cada vez que viajaba a Palma de Mallorca, donde también tenía tiendas. «Me sonaba bien», ríe. Después llegó Hannover en Sotogrande, en Madrid y Wolf, la boutique especializada en ropa de mujer. Y hace diez años, apareció en su vida uno de los proyectos que le ha dado mayores alegrías, la marca de perfume nicho Eight & Bob.

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-¿Qué había aprendido del lujo para atreverse con un proyecto así?

-Me ha ayudado mucho la experiencia vendiendo marcas de lujo. Conocerlas por dentro, ver las estrategias que han seguido, los errores y los aciertos que han cometido, y que llevan a una marca a estar en la cúspide y en cinco años desaparecer. O al contrario. Lo importante en una marca de lujo es hacer las cosas bien. No importa el coste de las materias primas, tampoco los tiempos. Esto es como la cocina. Los buenos platos se hacen a fuego lento y con mucho mimo y cariño.

-Dicen que personalidades como George Clooney o Benicio del Toro usan Eight & Bob.

-Tenemos muchas anécdotas con personas reconocidas que comunican que usan Eight & Bob, algunas incluso presumen de ello en público, como Benicio del Toro en un programa de televisión en USA.

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La historia que rodea el perfume Eight & Bob es fascinante, y tiene que ver con Albert Fouquet, un aristócrata perfumista francés que en el verano de 1937 conoció de vacaciones por la Costa Azul con un jovencísimo John Fitzgerald Kennedy, y cautivado por su personalidad, le dejó en el hotel donde se alojaba una muestra de su ese perfume que se había negado a comercializar con una nota: «En este frasco encontrarás la pizca de glamur francés que le falta a tu personalidad norteamericana». Cuenta la historia que le gustó tanto que le pidió ocho muestras más y una para Bob (su hermano) y así nació el nombre del perfume, que dos años después, tras la muerte de Fouquet, dejó de fabricarse.

-Ha conseguido, desde Valencia, crear una firma de lujo presente en las más exclusivas tiendas...

-Actualmente estamos presentes en 700 boutiques y perfumerías especializadas en 65 países. También tenemos una línea de 'amenites' para hoteles de lujo que se llama The Essentiels. Estamos muy orgullosos de construir una marca de lujo desde Valencia, a pesar de las carencias que encuentras en un país que no cuenta con una cultura ni una industria del lujo como Italia o Francia.

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-¿Le quedan proyectos en mente?

-Hay empresarios que a los noventa años siguen al pie del cañón. Sinceramente, entro en una etapa de mi vida que me ilusiona más colaborar con proyectos que tengan un impacto social.

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