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Ripollés, Montesinos o Cavadas asisten a una fiesta en Las Arenas inspirada en 'Las mil y una noches'
El consulado marroquí organiza una fiesta a la que asiste la sociedad valenciana
El verano tiene un lado feo: antes o después acabas encontrando un rato para cuestionarte tu existencia. Al principio todo es nuevo. El despertador deja ... de sonar a las 7, puedes desayunar con calma, te vas a la playa, duermes la siesta… cuando llevas tres días así, con tanto tiempo libre, tu cabeza empieza a darle vueltas a las cosas. Primero valoras si tu vida es lo que querías y, si no pasas ese examen, apaga y vámonos; mejor llamar al trabajo y exigir la inmediata suspensión de las vacaciones. Si superas la prueba, si crees que pese a todo tu vida no está del todo mal, llega la segunda parte: durante las largas horas de tedio y ocio acabas yendo al espejo más de lo normal; y ahí si que no se escapa ninguna: el tiempo pasa, te guste o no, y este año tienes uno más que el pasado.
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El pilates, la dieta y el fondo de armario apuntalan mal que bien lo que el tiempo se empeña en destruir, y ahí estás tú, una y otra vez mirándote al espejo y preguntándote para qué demonios te has gastado la paga extra en ropa si llevas un mes con bañadores y vestiditos de andar por casa. Las pocas veces que sales a cenar acabas poniéndote cualquier cosa. Total, con el calor que hace, ¿qué más da? Esa crisis suele coincidir con la primera semana de vacaciones. Luego te vas acostumbrando y cuando ya te has aclimatado a no hacer nada, se te acaban las vacaciones y tienes que volver a la rutina. Al menos dejas de preguntarte por el sentido de la vida y vuelves a enfadarte con el compañero que ha subido el aire acondicionado a traición.
Pero no adelantemos acontecimientos que agosto acaba de empezar. Valencia todavía tuvo algo de vida social la semana pasada. La próxima se quedará bajo mínimos. La última fiesta importante fue la del Consulado del Reino de Marruecos. Se celebró el jueves en el Hotel las Arenas, con motivo del 26 aniversario de la entronización del Rey Mohammed VI. El cónsul de Marruecos, Said Drissi El Bouzaidi, anfitrión de la fiesta, fue recibiendo a los invitados: el secretario autonómico Pablo Broseta, el subdelegado de gobierno, José Rodríguez, el portavoz del Ayuntamiento, Juan Carlos Caballero, el presidente de la Cámara de Comercio, José Vicente Morata, y gente de la sociedad civil valenciana como José María Chiquillo, el artista Ripollés, el diseñador Francis Montesinos, el joyero Vicente Gracia y el cirujano Pedro Cavadas, casado con la marroquí Naima el Alaouia; la secretaria de colegio del arte mayor de la Seda, Teresa González, y el empresario Rafael Catalá; el director de la Organización Mundial de Alfabetización (WLO), José Francisco Rojas y su mujer, María Gabriela Villegas, y representantes de la comunidad marroquí en Valencia, ellas espectaculares con sus caftanes de seda bordados en colores vivos.
También estuvo Loles López, del Hotel Westin, con una de las terrazas más bonitas de Valencia y encima con música en directo las tardes de verano. No faltó el compositor Josué Vergara, autor de la banda sonora del documental de Francis Montesinos, con su espectacular pareja, la modelo Egle Krenceviciute. El músico actuará el próximo 16 de agosto en el auditorio de Calpe, en un festival de música de cine, si os pilla por la zona es un plan para salir de la rutina del chiringuito.
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