Los abalistas, desaparecidos ante el escándalo que salpica al exministro
La corriente encabezada por Ábalos ya cayó en desgracia con su relevo en Fomento. Sólo unos pocos de los que fueron sus coroneles han logrado mantenerse en la primera línea política
Las elecciones autonómicas de 1995 pusieron punto y final a tres legislaturas consecutivas de gobiernos socialistas en la Comunitat presididos por Joan Lerma. La derrota frente al PP de Eduardo Zaplana abrió una crisis en el socialismo valenciano, abocado ese mismo verano a la celebración de un congreso para renovar su ejecutiva. Aquel fue el llamado 'congreso de la Politécnica', porque fue en las instalaciones de esa universidad donde se celebró aquel cónclave con dos aspirantes a liderar el partido: Antonio Moreno, el aspirante oficialista apoyado por el aparato lermista. Y Joan Romero, la opción renovadora que, finalmente, se alzó con la victoria.
El triunfo de Romero fue por un margen mínimo de votos. Y en esa victoria jugó un papel clave la denominada entonces 'minoría mayoritaria' del PSPV de la ciudad de Valencia, el sector que lideraba el partido en el cap i casal y que por aquel entonces dirigía un tal José Luis Ábalos. La imagen del entonces secretario general del partido en Valencia, acompañado de Rafa Rubio y del añorado Pepe Camarasa, recorriendo la distancia que separaba los cuarteles generales de uno y otro aspirante a liderar el partido a la espera de la mejor oferta para decidir a quién apoyar en aquella cita, es una de las que dejó grabadas aquel congreso que, por otra parte, no resolvió gran cosa para el socialismo valenciano.
Rafa Rubio, Pepe Camarasa, Chelo Orias, Pilar Calabuig, José Vicente Berlanga, Matías Alonso o Ricardo Olmos. Son los primeros nombres asociados al 'abalismo' la corriente interna del socialismo valenciano a la que ha dado nombre el exministro valenciano, ahora señalado por la justicia por el supuesto cobro de comisiones en adjudicaciones públicas y por el informe de la UCO sobre Santos Cerdán que ha puesto en jaque al PSOE.
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La historia del abalismo y de quienes han sido sus principales coroneles en el socialismo valenciano viene marcada por el auge y la caída del exdirigente socialista, aupado por Pedro Sánchez al número 3 del PSOE y al ministerio de Fomento en 2018, convertido durante tres años en el todopoderoso referente sanchista. Y caído en desgracia en el verano de 2021, sin que se haya aclarado nunca si Sánchez le apartó al tener conocimiento de supuestas prácticas corruptas. Hasta ese año, Ábalos y el abalismo crecieron como referencias de poder orgánico. Desde su destitución como ministro y secretario de Organizaciòn, el PSOE comenzó un proceso de ajusticiamiento contra quienes habían sido sus seguidores, que en la práctica derivó en la desaparición del abalismo como corriente. Con el estallido del caso Koldo, algunos de los que fueron sus lugartenientes poco menos que no recuerdan haber hablado nunca con él.
Ábalos (Torrent, 1959) es ahora un «apestado» del PSOE –el término lo acuñó él mismo-. En el socialismo valenciano, a partir de construir un sector en el partido con un peso significativo en la ciudad de Valencia, llegó a ser líder provincial. Los nombres de cargos del PSPV que le han acompañado a lo largo de su trayectoria fueron creciendo a partir de la consolidación de su influencia orgánica. Nombres como los de Juan Carlos Fulgencio, Gloria Calero, Toni González, Rafa García, Fernando Pascual, Ramón Marí, Pilar Sarrión, Pilar Molina, Ramiro Rivera, Isabel García, Maite Girau, Mercedes Caballero o Aarón Cano son los más significados de lo que en su día fue el abalismo. Algunos de ellos, como Rubio o Isabel García, que se han visto salpicados también en algunos procesos judiciales.
De todos ellos, apenas dos o tres han logrado sobrevivir en la primera línea política. Mercedes Caballero es diputada autonómica en Les Corts y una de las parlamentarias más cercanas al síndic José Muñoz. Bien considerada por la ministra y líder socialista Diana Morant, la personalidad de Caballero le ha permitido definir un perfil propio en el seno del grupo parlamentario, quizá el más beligerante con la gestión de Carlos Mazón. Caballero llegó a estar considerada como la más fiel colaboradora de Ábalos, y precisamente por ello su perfil feminista se indigna especialmente al escuchar los audios sobre prostitutas. «Con la tristeza y decepción personal que me provoca, quiero destacar que desde el respeto a la presunción de inocencia, los socialistas siempre actuamos firmemente ante cualquier sospecha de irregularidades en cualquier ámbito», señala.
El alcalde de Burjassot Rafa García es otro de los históricos abalistas que sigue en la primera línea. Ahora diputado provincial, García fue el candidato impulsado por Ábalos en 2017 para tratar de desbancar a Ximo Puig de la secretaría general del PSPV. A partir de la salida del ministerio de Fomento, el alcalde de Burjassot marcó distancias con el abalismo, hasta el punto de dejar de apoyar a Caballero en el congreso provincial del PSPV de Valencia, igual que hicieron otros muchos, para abrazar la opción de Carlos Fernández Bielsa, convertido en aquel cónclave en nuevo secretario general de la provincia de Valencia. García representa una pieza orgánica clave en el PSPV de la provincia de Valencia, apoyado en el control, vía Pepe Ruíz y Pepa Andrés, de una de las agrupaciones locales con mayor peso específico en el PSPV provincial.
El alcalde de Burjassot Rafa García fue candidato 'abalista' a liderar el PSPV en 2017. Ahora apoya a Bielsa
Junto a García, Toni González, el alcalde de Almussafes, representa otro de los referentes del abalismo que mantiene cierto protagonismo político, tanto por liderar una de las agrupaciones socialistas con más músculo de la provincia de Valencia como por su alianza con Bielsa, determinante para que éste retuviera hace pocos meses el liderazgo provincial. Elisa Valía, concejal en el Ayuntamiento de Valencia, es otro de los nombres que llegaron a la primera línea política de la mano del exministro valenciano y que gracias a su labor logró mantenerse como edil en las municipales de 2023.
No ha corrido la misma suerte Aarón Cano, concejal socialista en el Ayuntamiento de Valencia la pasada legislatura y quizá una de las víctimas más evidentes de la cacería emprendida con el abalismo desde la caída del ministro en 2021. Cano, funcionario de la Diputación de Valencia y amigo personal de Ábalos, es de los que no se acaba de creer todo lo que se está conociendo ahora sobre el exdirigente socialista.
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