El Consell de Transparencia lamenta la falta de recursos y su dependencia del conseller Manuel Alcaraz

Dentro de una semana, el presidente del Consell de Transparencia, Ricardo García Macho, acudirá a Les Corts para presentar la memoria del órgano consultivo. Será el segundo informe de este tipo. El primero se presentó el 27 de mayo de 2016 y en lo que se refiere a los aspectos más críticos, el documento presenta notables similitudes. La sensación de desamparo, la extrañeza por estar vinculado a las instituciones que deben controlar y la constatación de que sus competencias son inabarcables con los medios a su alcance vuelven a centrar las quejas del Consell ante el Gobierno valenciano.

Los consejeros continúan lamentándose por unas competencias que son tan amplias que se ven obligados a reponder reclamaciones en algún caso «absurda», y que en su conjunto colapsa su actuación, según confirmaron a LAS PROVINCIAS fuentes del órgano, cuyas resoluciones dependen, además, de que las administraciones respondan con cierta celeridad.

Esa rapidez brilla por su ausencia por la carencia de unos mínimos protocolos de actuación. Igualmente, en Les Corts, el grupo Ciudadanos denuncia que en esta segunda memoria del Consell de Transparencia se denuncia la «imposibilildad de cumplir con todas las funciones que se le asignan debido a la falta de recursos materiales y económicos», según explicó la síndica de Cs, Carmen Sánchez. En este sentido, Toni Subiela, también diputado de la formación naranja, constató que la memoria de 2016 del consejo vuelve a denunciar «falta de independencia porque sigue orgánicamente vinculado a una conselleria que deben controlar», en referencia al departamento que dirige Manuel Alcaraz, la Conselleria de Transparencia.

Precisamente, el responsable del departamento que nació con el arranque de la legislatura admitió en el último pleno de Les Corts que el consejo presidido por García Macho «lo está haciendo muy bien incluso cuando nos critican», y adelantó que ya ha comunicado al propio órgano consultivo su intención de reformar el ente.

Hasta que eso ocurra, el Consell de Transparencia va haciendo camino poco a poco. A veces tan poco a poco que algunos de sus dictámenes, con fecha del pasado mes de febrero, fueron recepcionados en marzo del pasado año. Durante el primer trimestre el presente ejercicio, solo en el apartado de resoluciones, el organismo ha emitido una treintena de dictámenes, uno cada tres días, lo cual no es una cantidad escasa teniendo en cuenta que el ente dispone de unos medios materiales muy rudimentarios, una situación muy parecida en cuanto a recursos de personal.

Ya en la memoria presentada hace un año, la institución presidida por García Macho (cuenta con un vocal que representa a cada uno de los partidos con presencia en Les Corts) señaló como una cuestión de sentido común la imposibilidad de que se trabaje desde la independencia total si al fin y a la postre el Consell de Transparencia depende de la conselelria de Alcaraz, a a que en teoría deben controlar. Ese sinsentido es compartido incluso por el propio conseller y de nuevo aparece en la memoria de una institución que, entre su importante paquete de competencias, destaca la resolución de las reclamaciones de cualquier ente jurídico respecto al acceso a la información. Igualmente, desde el Consejo de Transparencia se debe asesorar sobre proyectos relacionados con esta materia, ya sea dependiente de su conselleria o de otras, así como a instar la incoación de expedientes y de impulsar la resolución de los incumplimientos recogidos en la Ley de Transparencia, además, deben vigilar con que sea efectiva la publicidad activa en los portales de 600 municipios.