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Personas bañándose en la piscina. Florencia Goycoolea
Lugares a la fresca

Un día en la piscina municipal de Benicalap

Recorremos uno de los recintos más populares para combatir el calor en Valencia

Florencia Goycoolea

Valencia

Lunes, 21 de julio 2025, 00:17

¿Dónde puede refugiarse una estos días cuando la temperatura supera los 30 grados? En cualquier sitio donde haya sombra y donde sea posible pegarse un chapuzón. A falta de una piscina propia a muchas no nos queda más remedio que buscar una ajena, aunque sea compartida. Y una buena opción es una de la ocho municipales que existen en Valencia. Entre árboles frondosos y zonas verdes se esconde la de Benicalap. Apenas unos metros más allá de la siempre activa avenida de las Cortes Valencianas se encuentra una de las piscinas municipales más queridas de la ciudad. Rodeada por más de 29.000 m2 de vegetación y sombra intermitente, se ha convertido en un pequeño refugio urbano para las familias, amigos, niños y mayores en busca de tranquilidad.

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¿Qué se espera de una escapada a un recinto de estas características? Localizar un pequeño rincón en el que extender la toalla y un mínimo espacio para refrescarse. Y las expectativas en este caso se cumplieron con creces. La piscina está dividida en dos zonas. Para los más pequeños una que presiden Nemo, La Sirenita, Mickey Mouse y otros personajes de Disney. Cuenta con toboganes del tamaño justo para que los niños se sientan valientes sin dejar de estar seguros, y con un barco en lo más alto ideado para lanzar agua y desatar carcajadas y risas infantiles. Es imposible no detenerse a mirar ese espectáculo de alegría espontánea.

La segunda zona, más amplia, está pensada para el público general. También tiene toboganes, pero más grandes. Reconozco que me costó escoger entre ambas, pero al final pensé que esta última era más adecuada para mí. Y no menos divertida. Te topas con una tirolina, una malla y unas argollas para colgarse, como si el agua fuese un escenario más para jugar. Aquí es donde padres e hijos disfrutan de un día relajante en el agua, sin preocupación alguna.

Otras imágenes del parque y la piscina de Benicalap. LP

A la orilla del agua, la vida transcurre a un ritmo distinto. Todo se ve mejor cuando la temperatura desciende. Y más si de fondo se puede escuchar música, mezclada con el canto constante de pájaros que habitan en los árboles del parque de Benicalap, casi como si estuviera dentro de una selva llena de animales a su alrededor. O quizá esto es un poco exagerado y fruto de los estragos del calor. Sea como sea en esta piscina municipal el ambiente es tranquilo. A excepción de algún que otro grito de un niño llamando a su madre o viceversa.

En los alrededores de la piscina, están las zonas de descanso para tomar sol, o sombra. Las tumbonas con sombrillas cuestan 20 euros los días de semana y 25, los fines de semana. Se ubican junto a la cafetería, para no tener que moverse mucho dentro del parque ni toparse desprevenidamente con niños corriendo que podrían derramar un refresco. Quien busque algo más sencillo puede instalar su toalla en el césped. Hay espacio de sobra, aunque haya que pelearse para localizar una sombra.

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A diferencia de muchas otras piscinas municipales, esta cuenta con una cafetería bien equipada, con opciones para todos los gustos, a pesar de que está permitido llevar comida y refrescos personales. En cuanto a comida, se puede encontrar una variedad extensa de platos, desde algo fresco para pasar el calor, hasta algo frito para llenar la barriga, como: ensaladas, pizza, bocatas y pasta por un precio razonable. Los bocadillos van desde los 5 a los 7 euros aproximadamente, y el resto de los platos rodean los 10 euros. Así mismo con las opciones para beber: café, agua, bebidas y granizados son las alternativas dentro del recinto.

Cuando la popularidad pesa

Sin embargo, no todo es color de rosas. La popularidad del lugar, especialmente en pleno verano, ha hecho que lo que fue alguna vez un secreto bien guardado del barrio, se transforme en una de las atracciones más concurridas de la zona. La masificación es evidente, todas las piscinas llenas, las zonas de sombra ocupadas desde temprano durante toda la jornada, largas colas en la cafetería y muy poco espacio para nadar con calma. Lo que trae como consecuencia que muchas veces sea un ejercicio de paciencia estar ahí, en vez de una jornada de desconexión y tranquilidad.

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Pero a pesar de los aspectos negativos, algo tiene la piscina de Benicalap que hace que la gente vuelva, que la sigan eligiendo. Quizás sea la presencia de naturaleza, el sonido del agua escurriendo todo el día, o el aire familiar que se respira en el recinto.

Ubicada en el Parque de Benicalap fue construida en 1983; desde entonces, continúa funcionando a la perfección, siendo un clásico que no envejece. Además, la entrada tiene un precio bastante asequible de 3.35 euros, para pasar todo el día entre chapuzones y risas. Cabe destacar que permanecerá abierta hasta el 7 de septiembre, lo que permitirá disfrutarla todo el verano. En cuanto a los horarios, abre de lunes a viernes de 12:00 a 18:00 horas y fines de semana y festivos de 11:00 a 19:00 horas.

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