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Una yunta de toros de arrastre durante la exhibición de ayer en la feria de ganado dolorense.

Arrastre sin peso para acallar protestas

Los organizadores optaron por no cargar el carro del que tiran los toros y evitar quejas de animalistas

Joaquín Andreu Esteban

Lunes, 3 de agosto 2015, 00:34

La última de las jornadas de la tradicional feria de ganado que la localidad celebra todos los años con la llegada de agosto discurrió sin incidentes ni protestas por parte de los colectivos animalistas como sí ocurrió el fin de semana anterior en la vecina Almoradí. Estos organizaron una en contra de una carrera de burros que al final el Ayuntamiento sacó del programa de fiestas y se hizo en una finca privada pero en el caso de la localidad dolorense se pudieron celebrar dos de los actos más arraigados en Fegado como es la exhibición de arrastre vacuno y equino así como una carrera de burros y asnos.

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Pese a contar con todos los permisos por parte del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, del propio Ayuntamiento y de la Conselleria de Agricultura, Pesca y ganadería, los organizadores tomaron las precauciones necesarias para evitar cualquier atisbo de queja. Así se desarrolló en la jornada matinal la exhibición de arrastre habitual en todas las ediciones pero con modificaciones.

Una de las decisiones fue que se optó por no cargar el carro del que tiran una yunta de poderosos toros con los miles de kilos de otras ediciones y sus gañanes, los mozos de labranza que guían sus evoluciones, se cuidaron mucho de emplear la fusta para conducirlos por un terreno seco. Los animales en la exhibición deben recorrer una pista de tierra que se ara para emular las condiciones en los que estos animales desarrollaban sus tareas en el campo tirando de un carro repleto de sacos terreros. Esta fue otra de las notas destacadas porque, como recordó alguno de los ganaderos presentes en el recinto, «antes se araba y luego se regaba hasta dejar un barrizal para que las reses demostraran la fuerza que son capaces de desarrollar incluso en un suelo por el que no es fácil ni caminar».

Con esa condición dos parejas de yuntas de toros, porque caballos no hubo en esta ocasión, se dedicaron a mostrar a las decenas de aficionados a los animales su desenvoltura como lo hacían en los campos cuando la mecanización no había llegado. Sin peso más allá que los doscientos kilos del carro del que tiraban sin esfuerzo pudieron hacer la exhibición, más descafeinada que en años precedentes «porque estos animales son capaces de arrastrar hasta el doble de su peso», explicó uno de los organizadores, Juan Navarro. Este dijo que cada una de las reses pesa de media unos ochocientos hilos como en el caso de las hembras, dos ejemplares de vacas murcianas de arrastre que el ganadero ilicitano Manuel Agulló guió sin complicaciones. Su dueño recordó que los animales «ahora se usan en exhibiciones» y que incluso participan en el traslado de La Asunción desde Santa Pola a Elche «pero ahora se quedan para ferias y que la gente conozca que animales de este tipo eran habituales en el campo». Tras sus vacas llegó el turno a los toros de Rafael Andreu, también ganadero y máximo responsable de Fegado, que cedió sus ejemplares de 1.500 kilos de peso cada uno para que llevasen en volandas el carruaje. Andreu indicó que en la feria se sigue de forma exhaustiva todo lo que marca la legislación y todos los animales, desde el ganado vacuno u ovino a los caballos cuentan con toda la documentación en regla «porque para eso somos una de las ferias más importantes de la Comunidad Valenciana». El presidente recordó que dos veterinarios se encargan de que las reses «estén en perfectas condiciones tanto cuando entran en las corraletas como cuando las dejan» y calificó de éxito la edición de este año por las transacciones entre los empresarios del sector, llegados de puntos de la provincia, Murcia e incluso Cuenca.

La tarde se dedicó a la carrera de burros y asnos y no hubo protesta porque todo transcurrió en un ambiente festivo aunque la Guardia Civil y la Policía Local incrementaron el número de efectivos presentes en el recinto. Desde poco antes de las siete los veterinarios se dedicaron a comprobar el estado de los animales y si los dueños de estos tenían en regla todos los documentos, lo que así fue. Con el visto bueno de los expertos más de una docena de equinos y sus jinetes realizaron las tandas eliminatorias con carreras a trote corto y algún que otro susto al caer de sus monturas pero no hubo que lamentar daños personales. Así los dolorenses cumplieron con una de las tradiciones de una feria de ganado que de nuevo superó sus expectativas.

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