En todos los planes sobre el futuro y la modernización de la agricultura, en todas las intervenciones técnicas y políticas sobre la evolución del sector, ... en cualquier instancia que se precie de preocuparse por estas cuestiones, hay una serie de asuntos que siempre se citan, como la competitividad, la digitalización, la concentración de esfuerzos, la adecuación a las nuevas exigencias medioambientales... Y por encima de todo ello, una constante: el problema del relevo generacional. Porque sin agricultores no habrá agricultura, y los datos muestran una decadencia preocupante: cada vez hay menos jóvenes que se quedan, los que se arriesgan a seguir o introducirse de nuevo son pocos y no siempre se consolidan, y la edad media de quienes están al frente del tinglado sube sin parar. El panorama inquieta a todos los niveles.
Publicidad
Por ello se multiplican los teóricos esfuerzos para atraer a los jóvenes y hacerles más llevadera la tarea. Aumentan las ayudas para nuevas incorporaciones y las subvenciones para planes de mejora, les rebajan impuestos, se fomentan cursos de formación profesional...
Sin embargo no se invierte la tendencia. Sigue aumentando la edad media de los agricultores en activo y en ganadería todavía se nota mucho más la deserción. Buena parte del sector se mantiene aún en marcha por los jubilados que no acaban de retirarse y ayudan en todo lo que pueden, lo que añade mayor inquietud ante el porvenir. Con tan escaso relevo, ¿qué pasará cuando vayan desapareciendo los mayores que a trancas y barrancas siguen apoyando muchas estructuras productivas? ¿Se desmadejará a marchas forzadas lo que vaya quedando, al ir fallando más eslabones esenciales?
Se confía demasiado en las ayudas y subvenciones para atraer a los jóvenes, que por lo que se ve no acaban picando ante tal atracción, o o sucumben cuando se apaga la ilusión primera. Lo que más pesa sobre todo es la incertidumbre general. Incertidumbre en los precios, y por tanto en la rentabilidad. Incertidumbre en los mercados, sometidos a las importaciones baratas de fuera. Incertidumbre a quedarse a oscuras en cualquier momento. Y ahí no se ven iniciativas que aporten lo contrario: certidumbre. Así que mejor ir a lo seguro y hacer oposiciones. Todos funcionarios.
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión